Luciana Aversa / Ibiza, 3 sept (EFE).- La cocaína rosa o 2CB es una droga detectada principalmente en grandes festivales de música electrónica o en zonas importantes de ocio y turismo.
Es una droga «selecta», que se encarga «bajo pedido» para este tipo de ocasiones, y que se sintetiza en laboratorios móviles o se introduce en España desde Holanda, según explica a EFE el brigada responsable de prensa de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
También conocida como Nexus, Pantera Rosa o «tusi», una abreviatura de la tusibí, adaptación de su nombre científico en inglés 2CB (Two CB: 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina ) es llamada erróneamente cocaína rosa a pesar de que se trata de una droga sintética, como el MDMA, entre otras.
«Por la textura y la forma de presentación que tiene, con un color rosáceo y en polvo, se le puso ese nombre, pero no tiene nada que ver con cocaína, es una sustancia psicoactiva», explica el portavoz de la UCO.
También denominada la droga de los ricos porque el gramo tiene un precio de 100 euros o superior, mientras que la misma cantidad de cocaína suele venderse por unos 50 o 60 euros, el 2CB se sintetizó por primera vez en Estados Unidos en los años 70 y se empezó a utilizar para uso psiquiátrico, campo en el que no prosperó, trasladándose a principios de los 80 a los clubes nocturnos como potenciador sexual.
En España se detectó por primera vez en 2006, tras aparecer primero en Holanda. A nivel policial está dentro de las denominadas Nuevas Sustancias Psicoactivas NPS (New Psychoactive Substances, por sus siglas en inglés). «Es una droga relativamente nueva», añade el portavoz de UCO.
El hallazgo de cocaína rosa no es exclusivo de Baleares y la Guardia Civil no descarta que pueda haber algún laboratorio itinerante por la isla de Ibiza, igual que en la zona del Levante y en Andalucía.
Para sintetizar la droga, los químicos o cocineros, como se les conoce en la jerga policial, se desplazan a un laboratorio que se monta y desmonta con rapidez en un piso de zonas de afluencia turística como puede ser Ibiza o Valencia.
De hecho, la UCO ha detenido este año a un ciudadano holandés que se desplazaba a España solo para sintetizar cocaína rosa y se volvía a marchar. «Venía limpio y se iba limpio, y hacía aquí el proceso», apunta el responsable de prensa.
Aunque en Ibiza se ha hallado este verano el mayor alijo hasta el momento, la Guardia Civil se incautó el año pasado en Valencia de una cantidad similar, 11 kilos de cocaína rosa, en la conocida como operación Erxinio.
Además de para consumo, se ha detectado que esta droga se utiliza también como adulterante: «Lo que implica que mucha gente está tomando 2CB o Pantera Rosa sin saberlo en las típicas pastillas de éxtasis o de MDMA», señala.
En la vertiente sanitaria, la atención a pacientes intoxicados no difiere del resto de anfetaminas. Desde el Área de Salud de Ibiza y Formentera explican que desde hace años se aplica el Principio de Oslo, el protocolo por intoxicaciones por drogas, mediante el cual no se trata al paciente según la droga que haya consumido sino por los síntomas que tiene y por los efectos que le produce la droga.
En Ibiza no se ha registrado en los últimos años, los dos de pandemia y este de regreso a la normalidad, una atención por abuso por este tipo de sustancia, aunque las fuentes sanitarias no pueden asegurarlo al 100 % porque los análisis darían como tóxico la metanfetamina y no 2CB, explican.
Por su parte, Emergency Staff, una empresa de ámbito sanitario nacida en Ibiza en 2007, y que realiza atención sanitaria en diferentes entornos, como el ocio nocturno, sí reconoce haberse encontrado a día de hoy con el polvo rosa en la isla.
Desde la empresa remiten a su libro Intoxicaciones por drogas. Gestión Integral Sanitaria en entornos de ocio para explicar los efectos del 2CB en los consumidores
De esta forma, señalan que el 2CB se encuentra entre la experiencia del LSD y el MDMA, pero sin ser un híbrido entre ambas drogas.
Según detallan, los consumidores experimentan «dilatación de las pupilas, patrones visuales con ojos abiertos y cerrados, estimulación mental, nuevas formas de ver las cosas, sensación de perspicacia, cambios emocionales (buen humor o introspección), ansiedad y confusión».
Asimismo, sus principales efectos secundarios son «náuseas, agitación, ansiedad, efectos visuales que provocan confusión y, en general, los habituales que pueden provocar los alucinógenos».
También sufren «taquicardia, aumento de la temperatura y tensión arterial», sin olvidar los riesgos asociados a personas con «predisposición patológica previa» o riesgos traumáticos asociados al consumo, como caídas y accidentes, entre otros, indican desde la empresa sanitaria. EFE