La mujer que está a tu lado ha dejado de comer y no te has dado cuenta. Tú ves que come, pero en verdad no lo está haciendo. Puede que maree el contenido del plato o puede que sí, que parezca que ha engullido esa hamburguesa descomunal que acaba de postear en Instagram. Pero no lo ha hecho.
Sigue en redes sociales al hueso de la cadera de Kendall, sigue al hueso de la cadera de Bella, sigue al hueso de la cadera de Gigi como nosotras, las chicas de los 90, seguíamos a la clavícula de Claudia, a la de Kate y a la de Christy en las revistas de moda.
Te digo esto para que la mires, para que la observes. Porque ella no te lo va a poner fácil. Es demasiado lista como para que te des cuenta. No seas tan naif como para pensar que tendrá laceraciones en los nudillos por provocarse el vómito. Hace meses que aprendió a hacerlo sin introducirse nada en la boca. No seas tan ingenuo como para pensar que la verás no comer. Hace meses que es experta en fingirlo todo, actriz de su propia vida.
Puede ser tu hija, puede ser tu hermana, puede ser tu novia, puede ser tu madre. Nadie está más solo que una mujer que vomita la comida, que no come la comida, que mide su vida sobre una báscula todos los días, enganchada a los digitales que no siempre bajan sino algunas veces suben y la hunden.
Antes queríamos ser una Audrey: tal vez una Audrey Hepburn, tal vez una Audrey Tautou. Ahora ya no. Delgada pero con culo, que es lo que se lleva. Hace 300 sentadillas, se marea, toma agua, mucha agua. Sobrepasada, al punto del desmayo. Pero siente algo que cree que es felicidad y no lo es. El éxito de estar más cerca de Angelina, de Letizia, de Alessandra, de las que pasean por alfombras rojas, pasarelas, photocalls. Las mujeres a las que el mundo pone en el objetivo.
La mujer que está a tu lado tiene los dientes erosionados porque el ácido estomacal los corroe cada vez que visita el baño. A la mujer que está a tu lado tal vez se le cae el cabello o tiene las uñas tan quebradizas que no puede abrir ni una lata de refresco con ellas. A la mujer que está a tu lado le cuesta concentrarse pero toma mucho café y lo disimula. No es fácil olvidarse del hambre, pero para cada problema el sistema ha creado una solución: un dealer al otro lado del Whatsapp; un click en el ordenador. Algo fabricado en India. ¿Alguna anfetamina? Siempre hay algo.
La mujer que está a tu lado prefiere quedarse en casa antes que cenar fuera y tener que apañárselas, una vez más, para que no se note que esa hamburguesa ha acabado brotando como un géiser en el baño. Pasta de dientes o chicles, perfume en el baño y en el cuello, un grifo corriendo para amortiguar el sonido del vómito.
La mujer que está a tu lado tal vez te deje y no porque no te quiera sino porque no se quiere a sí misma y está desbordada. Solo quiere estar sola para poder controlar qué pasa con su cuerpo.
A la mujer que está a tu lado tal vez las has reñido por estar cada vez más delgada, provocando con esa afirmación un torrente de dopamina en su cerebro.
Tal vez le has dicho, incluso, lo guapa que está ahora que ha perdido unos kilos.