Los habitantes de la Isla francesa de Yeu, una pequeña localidad de 23 kilómetros cuadrados y menos de 5.000 habitantes situada cerca de la costa atlántica gala, tienen claro a quién no se quieren parecer: a los ibicencos. Y es que las molestias generadas por el turismo, o «externalidades negativas», como las calificó recientemente la presidenta Francina Armengol, se repiten en casi cualquier parte del mundo y con la misma música: la llegada masiva de foráneos acaba por entorpecer el día a día de los locales, quienes se ven forzados a pedir regulación. En este caso, los habitantes de esta isla francesa empiezan a temer no poder comprarse una casa en la que vivir en su tierra: «No estamos tan lejos de convertirnos en Ibiza. Está llegando gente y comprando casas por 1 millón de euros que sólo usan 3 semanas al año para fiestas, ocio y descanso», comenta un isleño al medio británico de The Times, que junto al francés Le Figaro se han hecho eco esta semana de los problemas «ibicencos» de la isla francesa. Y es que las dificultades de la población ibicenca para acceder a un techo bajo el que vivir se han convertido ya en un paradigma en el mundo.
Un grupo de isleños, hartos de la situación, se han organizado en un movimiento ciudadano llamado «Les Enfants de la Tempête», que a la manera de un Prou!, GEN o Amics de la Terra, están pidiendo poner coto a la compra de segundas viviendas en la isla. Un puerto deportivo de la isla también ha centrado sus críticas este verano. Su actividad, sobre todo comunicativa, parece poner al menos el problema sobre la mesa en los asuntos de Francia. Su presencia en los medios nacionales del país vecino empieza a ser constante denunciando las precarias situaciones en las que van a tener que vivir los isleños por el incremento de las segundas residencias. Este verano, al inicio de la temporada han repartido carteles como el que ilustran estas palabras entre comercios de la localidad, en los que denuncian que el auge del mercado inmobiliario estaba destruyendo la isla.
«En la isla de Yeu el 60% de las casas son segundas residencias, casi no quedan tierras libres y el coste de la construcción es prohibitivo» señalaba este agosto un miembro de Les Enfants en una acción reivindicativa. En el mes de mayo, en una cadena de ámbito nacional, los activistas denunciaban que el precio medio de las compraventas en la isla habían superado ya los 600.000 euros. Tan sólo dicen tener garantizado un trozo de tierra en su isla, la del cementerio de Port Joinville. Allí, puede que para el enfado de algunos, tendrán que pasar la eternidad junto a la tumba más célebre del lugar, la del general Philippe Pétain, el presidente francés que colaboró con los nazis en la Segunda Guerra Mundial para vergüenza de muchos compatriotas.
Por poner en perspectiva pitiusa el problema de la isla de Yeu sólo hay que compararla con Formentera: la primera tiene una población residente de menos de 5.000 habitantes y recibe 25.000 turistas en verano, que se reparten en sus 23 kilómetros cuadrados. Por su parte, la pequeña de las Pitiusas cuenta con una población empadronada de 12.000 personas para sus 83 kilómetros cuadrados; en este espacio, sólo en el mes de agosto de 2017, nos «apretujamos» 40.625 personas según el Ibestat.
La isla de Yeu e Ibiza y Formentera y habrá bastantes Islas más, este problema no se puede eliminar, cada año tocará a más y más. Una gran parte de la población mundial la vida les va muy muy bien, hablando económicamente, demasiado bien. La otra parte sufre escasez de todo tipo, no tienen vivienda, ni trabajos dignos, ni suficiente alimentos y encima tienen que vivir bajo dictaduras. Los países capitalistas llegarán algún día a la conclusión de que con este capitalismo brutal destruyen el bienestar de todos, lo que lograron durante tantos años. Como es possible que algunos ganan miles de millones y otros mueren de hambre? Solución a este problema? Difícil, es que se trata de seres humanos que son una especie animal muy animal. Sin guerras y / o más dictaduras que no son otra cosa que capitalismo brutal, miramos dónde miramos, hay suficientes ejemplos; rusia, china, corea del norte, la midad de los países africanos y latino americanos. Solo hay que mirar como vive la cúpula de estos dictadores y sus amistades, más desperramadores que cualquier capitalista, y por esto los llamo derrochadores secretos. Por fín, da igual a quien votas, siempre prometen y casi nunca cumplen. Otro problema, pienso que es casi imposible gobernar una multitud de casi 8 mil millones de seres humanos cada persona con sus ideas, deseos , culturas diferentes, idiomas, antecedentes, costumbres y posibilidades. Pienso que es normal que el mundo está como está, en fin, un desastre.