La palabra mágica ha sido pronunciada. El prestidigitador de las temporadas ha dicho closing! e Ibiza (pronúnciese en guiri, eye-bee-tha) ha desaparecido. Para buena parte de los habitantes del planeta Tierra, la isla no volverá a existir hasta que otra palabra mágica, opening, la haga reaparecer en mayo de 2023.
Pero Eivissa sigue aquí, no ha desaparecido.
“No es lo mismo ser de Ibiza que ser de Eivissa”, escribe mi amigo Germán Street en su muro de Facebook y me hace reflexionar sobre esta dicotomía algo loca en la que vivimos temporada tras temporada, cada vez más extrema. Esas dos islas-gueto que a veces se cruzan por los caminos pero que parecen condenadas a desentenderse y a vivir cada una por su lado.
El problema es que el gueto de Eivissa, el mundo Eivissa, se está haciendo cada vez más raquítico. El lujo se lo come todo, la ostentación nos excluye. ¿A cuántos restaurantes te puedes permitir ir de un tiempo a esta parte? Cada vez son menos. ¿Se te ha quedado helada la sonrisa cuando te han pedido 25 euros por una copa o 15 euros por un botellín de agua en un local donde desfilan las botellas de Dom Pérignon servidas en cama de bengalas a gente que no sabe ni el dinero que tiene en el banco?
Es imposible visitar esos lugares y sentirse realmente parte de algo. Solo nos falta ponernos un salacot y sacar los prismáticos para observar a este safari de ricos a los que les hemos puesto la alfombra roja. Bestias del lujo con sus relojes de alta gama que centellean en las odiosas zonas VIP, con su ropa de ultra marca bien visible y, discúlpenme, con sus putas, que es lo que vieron mis ojos en mi última incursión en un beach club.
Mientras ellos se adueñan de Ibiza y reducen Eivissa a una reserva india, tantas y tantas personas que amamos esta isla, que adoramos a Eivissa por encima de la Ibiza de cartón piedra, vivimos en el filo. A pesar de que la mayoría tratamos de aportar cosas buenas a esta isla, sentimos que eso no se valora en absoluto y que, más bien al contrario y salvo excepciones, sobramos; que nos obligan a mirar al futuro con enorme incertidumbre, sin saber si podremos seguir pagando el alquiler, la compra o el ocio por muchos más años.
Esta semana cierra Ibiza y abre Eivissa, nuestra pequeña isla con un futuro incierto.
Maravilloso mensaje a una sociedad dormida ,comparto tus palabras al ciento por ciento,»Ibiza luxury destination» fagocita la Eivissa que no hace mucho tuvimos la suerte de vivir.No sé si todavía estamos a tiempo de revertir esta locura,me temo que no.
Gracias por tus sentido escrito.
Un abrazo
Jorge A.
Tans vingueren que de casa ens tragueren.
Es muy triste la evolución que está teniendo la isla, se nos ha ido de las manos de tal manera que nos hace sentir extranjeros dentro de nuestra propia tierra.
Amén!
Entonces, utilizamos dinero público para cerrar hoteles de menos de 2 estrellas o no?