Vicent Marí, presidente del Consell d’Eivissa, ha anunciado la creación del Consejo de Diálogo Social de Ibiza, una mesa de carácter consultivo en la que participarán patronales y sindicatos. Cuesta creer que un instrumento así no existiera antes, porque no cabe duda de que el diálogo social entre Administración, empresarios y trabajadores es el modo más eficaz de resolver muchos problemas que padece la sociedad ibicenca.
Es a través del diálogo y la negociación entre todos los colectivos implicados como las sociedades democráticas resuelven sus problemas, lejos de la imposición, el enfrentamiento y el conflicto social.
Y llama mucho la atención que dicho Consejo de Diálogo Social nazca por el impulso del Partido Popular y no de los partidos de izquierdas, que tuvieron cuatro años para ponerlo en marcha, durante la legislatura 2015-2019, en que bajo la presidencia del socialista Vicent Torres, PSOE y Podem-Guanyem ostentaron el poder en la máxima institución insular.
El presidente Vicent Marí y la patronal CAEB coinciden en que la temporada turística que hemos dejado atrás ha sido buena en ocupación y rentabilidad empresarial. Ya nos hemos recuperado completamente de la pandemia por la Covid-19, pero ante una gran afluencia de visitantes, se constata el grave problema de acceso a la vivienda que sufre la población ibicenca, lo que genera graves dificultades a las empresas para encontrar personal cualificado, en condiciones de ofrecer el servicio que el público demanda.
Como se ve, una vez más nuestros líderes políticos y sociales hacen un diagnóstico de lo más acertado y correcto. Sus conclusiones son impecables y hay que felicitarles por decirnos, una vez más, lo que ya sabemos.
También los sindicatos ofrecen una afinadísima reflexión al denunciar que en Ibiza los trabajadores padecen mucha precariedad laborar y baja cualificación profesional. Y para luchar contra estos elementos característicos de nuestro mercado de trabajo, proponen “reflexionar” sobre el modelo turístico, amén de reclamar una subida salarial.
Como se ve, todo en orden. Un año más nuestros gobernantes y los agentes sociales identifican nuestras fortalezas y debilidades, nos las arrojan a la cara y se citan para posteriores encuentros en un nuevo Consejo que, de nuevo, diagnosticará la dolencia sin ofrecer un remedio eficaz. Un año más. ¿No les da vergüenza?