¿Recuerdan cuando en el siglo pasado los líderes políticos aparecían en actos populares, y su presencia se hacía fotografiar para la memoria colectiva …?, pues eso es algo que hoy día -aunque parezca mentira- aún tenemos que soportar.
Para mi gusto, dentro de la sociedad, los políticos solo deberían estar presentes en los actos de índole nacional pertinentes, como festejos y fechas patrias, o cuando tenemos visitas oficiales.
En todo caso, este tipo de percances lo elije el propio ciudadano en las urnas: algunos están encantados con estas presencias, en cambio otros las creen inadecuadas.
Por un lado, la social-democracia que se plantea en las urnas (sea esta de izquierdas o sea esta de derechas) está estrechamente vinculada a desorbitadas actividades socio-económicas, dejando sobre la sociedad su innato -e inmenso- intervencionismo estatal.
Actualmente -para su promoción y propaganda-, es común ver fotos de políticos social-demócratas en actos, en centros sanitarios, en centros educativos, o junto a las asociaciones vecinales.
Opino que con sus presencias en sitios apolíticos, politizan la vida civil extralimitándose en sus deberes, ya que no es lo mismo ser elegido para administrar un gobierno, que para crearse una imagen pública.
Por otro lado, el libertarismo que se plantea en las urnas, es ideológicamente diferente en cuanto al vínculo del gobierno con la sociedad. Para explicarlo claramente extraeré parte del “Compromiso ético” del Partido Libertario de Formentera -sin representación aún en el gobierno-, donde se establece lo siguiente:
Art. 1º-. Trabajar siempre por la Libertad y por la reducción del Estado, de su coste fiscal, de su endeudamiento, y de su injerencia en las vidas de los ciudadanos.
Por lo visto, ambas ideologías no son iguales ante la sociedad; una le es ilimitadamente intervencionista, y la otra es respetuosa con ella. Así de claro.