LOS MÁS GRANDES
@L.F./ Cuando el 20 de enero de 1958 Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) publicó a una sola página la primera historieta de Mortadelo y Filemón, Agencia de Información en el semanario Pulgarcito numº 1394 según palabras textuales suyas: “…porque alguna historieta anterior desapareció y quedaba muy feo publicar una revista con una página en blanco” no podía imaginar la que se le venía encima con semejante invento.
Poco a poco los personajes se ganan la simpatía de los lectores, y en marzo del 62 pasan a publicarse también en el tebeo Tío Vivo. El 23 de noviembre es otra fecha destacada para el dúo de investigadores, que tras el incremento de 20 a 36 páginas de Pulgarcito en su numº 1751 pasan a ocupar la doble página central del semanario. El espaldarazo definitivo llegaría el 27 de enero de 1969 cuando en Gran Pulgarcito numº 1 se publica la primera parte de El sulfato atómico, primera de las aventuras largas que con posterioridad pasarían a ser recopiladas en formato álbum. Es en ese preciso instante cuando Ibáñez da con la fórmula mágica que habría de repetirse una y otra vez hasta la actualidad. Los detectives Mortadelo y Filemón, genio del disfraz el primero y propietario del único par de pelos que suman entre los dos el segundo, se dirigen raudos a la sede de la T.I.A para ser recibidos por personajes de nueva creación como la secretaria Ofelia, prestos a escuchar las precisas instrucciones del Superintendente Vicente y recoger toda suerte de cachivaches de última tecnología ideados por el Doctor Bacterio para el correcto desarrollo y cumplimiento de la importantísima misión de turno.
Este esquema clásico ha sobrevivido hasta nuestros días gracias a la pericia del autor a la hora de reinventarse una y otra vez con la inclusión de situaciones o personajes reales de plena actualidad (antológicas son sus series deportivas dedicadas a mundiales de fútbol y Olimpiadas), nuevos juegos de palabras, pequeños gags adjuntos, giros sorprendentes e incluso surrealistas que desembocan en la sorprendida y estrepitosa carcajada del lector que nunca ve venir de que modo se resolverá el fenomenal embrollo de la trama. El trabajo gráfico y al guión de Ibáñez es el exponente máximo de la denominada escuela Bruguera que abarcó la práctica totalidad de la edad de oro del tebeo español.
Gran Pulgarcito es cancelado en el numº 84 para ser relevado por Super Pulgarcito, donde se publicarán historietas autoconclusivas de 8 páginas, y por Mortadelo, que recogerá las aventuras de 44 a 48 páginas por partes. La popularidad de la pareja obliga a editar más material en nuevas propuestas como Super Mortadelo (1972), Mortadelo Gigante (1974) y Mortadelo Especial (1975) último bastión de Bruguera hasta su desaparición en el 86. Tras un breve paso por la revista Yo y Yo de la editorial Grijalbo, nuestros personajes recalan en Ediciones B, encargadas de su publicación hasta la fecha.
De Mortadelo y Filemón se ha dicho que son el equivalente patrio a creaciones como el Astroboy de Tezuka en Japón, el Tintín belga de Hergè o el Asterix y Obelix galo de Uderzo y Goscinny, una afirmación con la que estoy completamente de acuerdo, aunque el trato dado en este país al genial Ibáñez, todo un currante de las viñetas que ha conseguido sobrevivir de su arte únicamente gracias a su encomiable y descomunal capacidad de trabajo, dista mucho del reconocimiento otorgado por los países mencionados a sus propios autores.
Uno de los motivos de esta reseña es la destacar un hecho irrefutable del trabajo de Ibáñez: en este país ha aprendido a leer muchísima más gente con Mortadelo y Filemón que con el Quijote (como es el caso de la escritora y periodista de esta misma casa Rebecca Beltrán, quién lo asevera sin ningún rubor) y eso no es nada malo, al contrario, dice mucho del talento del autor y de su capacidad para llegar a todo tipo de público. Creo recordar que incluso el primer ganador de la edición nacional de ¿Quién quiere ser millonario? contestó correctamente a la última pregunta de “¿Quiénes eran los hotentotes?” porque lo había visto en un tebeo de Mortadelo (¡!) Personalmente, creo que esa capacidad, ese talento y esa magnífica aportación a la Literatura (así, en mayúsculas) española bien merece ser reconocida tal y como es debido, con todo un Premio Cervantes, si fuera menester.
Mortadelo y Filemón han sido traducidos a infinidad de idiomas, adaptados a videojuegos, series animadas para televisión, un musical y un par de películas con actores reales de las que merece la pena destacar la primera de ellas (La gran aventura de…) mientras esperamos la próxima en formato 3D anunciada por Javier Fesser para este mismo 2013.
Máximo exponente de la historieta nacional y únicos supervivientes de la época dorada del tebeo español, esta singular pareja de investigadores siguen gozando de muy buena salud y aceptación, algo que dice mucho y de bueno sobre Francisco Ibáñez y sobre nosotros mismos, generaciones enteras de seguidores que aprendimos a leer con sus aventuras.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada recientemente en El Hondero (2013), y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)
Qué buenas historias! No sé en vuestro caso pero Mortadelo y Filemón, junto a Zipi y Zape fueron el germen de una afición que todavía perdura. Comics forever!
Grande Escobar. También se dejará caer por aquí, por supuesto, aunque probablemente el primero en caer sea Carpanta antes que Zipi y Zape, ya veremos…¡tebeos para siempre, yeah!
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