Bruno Fortea Miras / La propuesta de limitar la compra de viviendas por parte de los no residentes, planteada en España por el Gobierno de Baleares para controlar los precios en las islas, es una medida «absolutamente errónea», según el secretario general del Centro Internacional de Derecho Registral (CINDER), Alfonso Candau.
En una entrevista, Candau, que representa a cuerpos de Registradores de la propiedad de todo el mundo, advierte de «las distorsiones en el mercado tremendas» que, a su juicio, provoca una medida de este estilo, que el Govern Balear estudia en un grupo de trabajo creado el año pasado.
«Eso se sumerge, porque el señor que tiene un montón de dinero en Londres y quiere una casa en Marbella, se la acaba comprando. Pero en lugar de comprarla y ponerla a su nombre, utiliza testaferros, evade impuestos…», critica el secretario general del CINDER, de visita en Bruselas para celebrar el 50 aniversario de la organización.
Canadá restringe desde este 1 de enero la compra de viviendas por parte de extranjeros, en la misma línea que otros países como Nueva Zelanda, un lugar donde, según Candau, «son muy reticentes a cualquier inversión extranjera» sobre todo, dice, por «el temor de que los millonarios chinos empiecen a comprar el país». Aun así, al secretario general de CINDER le «sorprende» que Baleares se plantee una medida de estas características y recuerda que España es un país donde hay «muchísima propiedad extranjera» y de nacionalidades «muy diferentes».
En el último trimestre de 2022, la demanda de vivienda por parte de extranjeros volvió a batir un máximo histórico en España, con un 15,9 % del total de compraventas registradas, según los últimos datos disponibles del cuerpo de Registradores de España. Y en Baleares este fenómeno convive con el elevado esfuerzo económico que deben hacer los compradores para pagar sus viviendas: según los últimos datos de la compañía Sociedad de Tasación, en las islas, un ciudadano necesita 16,4 años de salario íntegro para pagar su casa, frente a los 7,6 años de media en el resto de España.
Además, Candau avisa de que los jóvenes están desapareciendo de los registros de propietarios por culpa de la «imposibilidad de acceder a la vivienda», un hecho que él vincula a «los ingresos salariales ridículos» que, a su juicio, perciben hoy en día y que hace que haya «un montón de gente compartiendo piso». Y es que, en tan solo una década, el porcentaje de jóvenes menores de 35 años con viviendas en propiedad ha bajado casi la mitad, pasando del 69,3 % en 2010 a un 36,1 % en 2020, según una encuesta financiera publicada por el Banco de España el pasado verano.
Tope a los alquileres
Aun así, Candau rechaza la implementación de medidas como el tope de los alquileres para fomentar el acceso a una vivienda asequible, ya que, en su opinión, estas intervenciones «machacan» al mercado inmobiliario, aunque se hagan de forma «bien intencionada».
«Es un mercado muy sensible en el que las medidas de intervención que se toman deben ser muy cuidadosas, porque sino se contrae la oferta, que es lo que está pasando en España», expone. Según el secretario general de CINDER, «el miedo a una intervención muy directa retrae a la gente a alquilar pisos», en un momento actual marcado por el debate de la Ley de Vivienda, que el año pasado se estancó por las diferencias sobre los topes al alquiler, y que el Gobierno aspira a sacar adelante este 2023.
«La manera de hacer más accesible el alquiler es haciendo más oferta, ya sea pública o privada. Si hay más pisos en alquiler, ya se preocuparan los propietarios de bajarlo porque sino se les va la gente», apunta. Candau también admite que otra de las razones por las que se contrae la oferta del alquiler es la «falta de seguridad jurídica», porque, según dice, en general se trata de «un mercado informal, chapucero y en negro».
«El alquiler de personas individuales en España accede muy poco al registro (de la propiedad) porque es un mundo muy de economía sumergida», sentencia. Candau constata que, tras la pandemia de la covid-19, hubo un repunte en el ritmo de compras de viviendas, aunque, según matiza, se trató de un fenómeno «en cierta manera ficticio», «fue un espejismo, donde se hizo en seis meses lo que no pudo hacerse en dos años», asevera. De cara al futuro, Candau evita hacer predicciones sobre la evolución del mercado inmobiliario, ya que, en su opinión «todos los augurios que se hacen se equivocan».