Hay que felicitarse ante el reciente acuerdo alcanzado entre la Conselleria de Salut i Consum del Govern balear y los sindicatos del sector sanitario, que previsiblemente supondrá una notable mejora en las condiciones laborales de los trabajadores de tan relevante servicio público.
El Govern implementará una jornada laboral de 35 horas para todo el personal desde el 1º de enero de 2023, se crearán bolsas únicas de trabajo, se aumentará el precio de la hora de guardia de los médicos y habrá un incremento a partir de la quinta guardia mensual.
Además, se estructurarán las agendas de los médicos de Atención Primaria para adecuar las cargas de trabajo y se crearán 127 plazas estructurales de medicina de familia para reducir las cuotas de cada médico. También se creará la figura del responsable de gestión de los procesos clínico-administrativos y una unidad jurídica de desburocratización.
Por lo que respecta a las Pitiusas, los médicos y enfermeras recibirán un complemento anual por trabajar en un lugar considerado “de difícil cobertura”, al igual que en Menorca.
Todas estas medidas venían siendo reclamadas por los sindicatos desde hace tiempo y uno se pregunta por qué razón no han sido atendidas estas peticiones tan lógicas y razonables, tiempo atrás, sin esperar a que la situación de la sanidad pública alcanzara el deterioro que presenta en la actualidad y que ha llevado a la movilización de los usuarios.
La explicación más plausible es que el Govern no ha querido alargar más el conflicto laboral ante la cercanía de las elecciones, lo cual es lamentable. Las mejoras laborales requieren tiempo para ser implementadas y para que tengan efecto en cuanto a hacer más atractivo un destino laboral en Ibiza y Formentera. Pero la paciencia de los pacientes y usuarios parece haber llegado al límite y se pone a prueba cada vez que desde el Ejecutivo Armengol se niega la realidad y se afirma que la sanidad pública pitiusa está perfectamente bien, que es un destino atractivo para los profesionales y que es motivo de orgullo. No se puede estar más desconectado de la realidad.
Los pacientes se movilizan y las medidas consensuadas con los sindicatos van a tardar en hacer efecto. Por tanto, no hay razón para dejar las protestas porque los problemas, por más que los niegue el Govern, siguen ahí. Llegan tarde.