El pasado viernes, 3 de marzo, varios centenares de pacientes y profesionales de la sanidad pública, junto a familiares y vecinos de Ibiza, se concentraron frente a la puerta principal del Hospital Can Misses para denunciar las intolerables listas de espera para visitar al especialista –que el plan de choque no logra reducir–, por la falta acuciante de médicos y, en general, el deterioro de la atención a determinados enfermos, especialmente a los pacientes de cáncer.
La protesta, con el explícito lema ‘Hoy por mí, mañana por ti’, vino precedida de otras acciones de protesta –no tan multitudinarias– en días anteriores que, lamentablemente, pasaron bastante desapercibidas. Quizás por eso no se ha conseguido otra cosa que el desprecio y la negación del problema por parte de la Conselleria de Salud y Consumo del Govern.
De nada ha servido la recogida de firmas y las denuncias públicas de las asociaciones de enfermos oncológicos. Han topado con el muro de la indolencia gubernamental, tan atenta a las mareas blancas que se celebran en Madrid e ignorando las que concentran a 400 personas en Ibiza. La indignación ciudadana va por un lado y la respuesta del Govern balear va por otro, cada día más distantes.
Los políticos con irresponsabilidad en la materia llegaron al punto de tratar de boicotear la protesta, convocando tres horas y media antes a las entidades de pacientes oncológicos convocantes a una reunión por videoconferencia. Sólo este extremo, por lo demás lamentable y malévolo, da idea del poco interés en solucionar el motivo de fondo, que no es otro que el poco interés de los médicos especialistas en venir a trabajar a Ibiza, debido a la carestía de la vivienda y al enorme problema de acceso a la vivienda de alquiler digna a un precio razonable.
Ante el éxito de la convocatoria, sus promotores advirtieron de que, si no hay soluciones al grave problema de la falta de especialistas, habrá más manifestaciones. Y bien que harán en no aflojar hasta que la situación no mejore.
¿Cuál ha sido la respuesta del Govern? El Ejecutivo autonómico, que presume de dialogante y de escuchar a la ciudadanía, ha optado por ponerse a la defensiva y negar la evidencia. Este lunes pasado, tras la reunión del Consell de Govern, Juan Pedro Yllanes (Unidas Podemos) aseguró que la situación sanitaria “es buena” en Baleares. “Más allá de las manifestaciones de la gente, que respetamos, hay una atención de calidad en la isla”, sostuvo el vicepresidente del Govern.
El conseller de Movilidad y Vivienda del Govern, y líder de los socialistas ibicencos, Josep Marí ‘Agustinet’, reconoció que “hay sensación de que hacen falta médicos”, pero insistió en que “la cobertura médica es la adecuada” y que “hay una atención sanitaria de calidad en el archipiélago”. “¿De dónde vienes? Manzanas traigo”, como reza el viejo refrán castellano.
La irresponsable de la sanidad pública balear, la consellera Patricia Gómez, durante meses ha venido negando el problema y acusa a la oposición de generar alarmismo. En sus deplorables intervenciones en el Parlament, interpelada por la diputada ibicenca Tania Marí (PP), sostiene que Ibiza ha demostrado ser “tremendamente atractiva” para los sanitarios, algo que desmienten los sindicatos. Su postura de minusvalorar la problemática, diciendo que hay dificultades “como existen en toda España”, ha logrado indignar aún más a los pacientes que sufren este palpable deterioro en la atención médica.
A fecha de diciembre de 2022, últimos datos de los que informa la Conselleria de Salud en su web, había 11.154 pacientes en lista de espera para el especialista, con una demora media de 76,74 días, más de la mitad esperando más de 60 días. Y para una intervención quirúrgica, hay 2.553 pacientes en lista de espera, con una demora media de 141,18 días. Se trata de las cifras más altas de toda Baleares.
Si al Govern les parece que, pese a esto, la atención médica es adecuada, –y se lo parece porque así lo manifiesta y porque desde la protesta, no ha habido ninguna reacción al margen de negar el problema–, la cosa no mejorará. Y habrá más motivos para que los pacientes y sus familiares sigan movilizados.
Si desisten de sus protestas, las cosas irán a peor, aunque cueste creerlo. Por eso, hacen muy bien en manifestarse cada quince días, como acaban de anunciar. Recuerdan al Moviment Pitiús Pro Padioterapia y todos sabemos el éxito que tuvieron en sus justas exigencias.