Si las empresas no disponen de trabajadores cualificados y adecuadamente formados, no podrán producir los bienes que sus clientes necesitan, ni podrán ofrecer de manera óptima el servicio para el que son contratadas. Muchas veces, ni tan siquiera de forma aceptable. Los recursos humanos de una empresa son su capital esencial, el más importante. Si eso falla, irremediablemente falla todo lo demás.
En Ibiza, las instituciones apostaron por crear una Escuela de Hostelería en Sa Coma, financiada entre el Govern balear y el Consell d’Eivissa, con capacidad para formar a unos 450 alumnos cada año. Las obras debían estar terminadas en el último trimestre de 2022 para ser recepcionadas por el Govern balear en el primer semestre de 2023. Se dijo que en enero se podrían iniciar los cursos para desocupados y ya vemos que andamos con retraso, como suele ser habitual. Pero la presidenta del Govern, Francina Armengol, no renunciará a inaugurar el centro antes de las elecciones del 28 de mayo, eso lo podemos dar por seguro.
Todo esto habría de solucionar el mal endémico de la falta de profesionales cualificados para el sector de hostelería y restauración pero, dadas las circunstancias, no parece que la Escuela de Hostelería vaya a resolver el problema. Radio Ibiza SER informa: “Los sindicatos alertan de un goteo continuo de excedencias de trabajadores de hostelería en Ibiza”. Van a seguir faltando trabajadores porque el acceso a la vivienda está imposible y los empleados que antaño se desplazaban a trabajar durante la temporada estival a Ibiza, ya no lo hacen porque ni encuentran piso donde vivir, ni les sale a cuenta en caso de encontrarlo.
La sociedad pitiusa se ha esforzado mucho en traer turistas, pero muy poco –o nada– en atraer profesionales que atiendan a esos visitantes. Y ese es un desequilibrio que habremos de pagar muy caro. De hecho, ya lo estamos haciendo.
Este año, además, las empresas subirán precios para hacer frente al incremento de costes por la inflación, pero el servicio que se ofrecerá a los clientes no estará en consonancia con lo que ellos van a pagar. Se trata de una auténtica bomba de relojería para la competitividad de nuestra industria turística.
Se nos da muy bien atraer turistas, ganamos mucho dinero haciéndolo y eso que no somos baratos; pero se nos da fatal atraer y fidelizar todo tipo de mano de obra en Ibiza. En estas circunstancias, ¿hay futuro en la isla? No hay ni presente, porque ya no quieren venir a trabajar aquí ni funcionarios ni médicos ni recepcionistas ni conductores de autocar ni policías ni guardias civiles ni prácticamente nadie. Los empleados de la hostelería y la restauración provenientes de fuera, ya no están interesados en venir a trabajar aquí y muchos de los residentes, buscan otros sectores en los que currar, como el taxi. Y lo peor es que nadie hace nada para revertir esta dramática situación.
Se dice que las empresas que no faciliten vivienda a sus empleados, no podrán cubrir sus necesidades de personal. Pero la realidad es que aunque se les proporcione alojamiento, eso es un parche que no soluciona el problema sino solo lo tapa momentáneamente. El trabajador querrá venir únicamente a hacer la temporada, cuando el patrón le dé vivienda, pero se querrá marchar en cuanto termine la temporada. No se le fideliza, que es lo que conviene hacer, sobre todo con determinados profesionales de los servicios públicos esenciales.
Se repiten los mismos problemas cada año y esto parece ya la historia de la marmota. Es absolutamente desesperante.