En los países desarrollados, y así podemos considerar a un miembro de la Unión Europea, con los residuos sólidos urbanos que no pueden ser reciclados sólo se pueden hacer dos cosas: o acumularlos en un vertedero –hasta que la montaña sea tan alta que no quepa acumular más porquerías–, o incinerarlos en una planta incineradora moderna, con las debidas garantías para el medioambiente.
Lo primero tiene los días contados en la Unión Europea, porque es una opción insostenible medioambientalmente, por más que en Ibiza haya sido la preferida durante décadas sin que a nadie le haya importado demasiado que Ca na Putxa sea un atentado por sí misma y se haya avanzado mucho en el tratamiento de los residuos y su triaje antes de depositarlos en el vertedero. Lo segundo es lo que hacen la mayoría de los países concienciados con el futuro del planeta, por más que durante décadas los movimientos ecologistas demonizaron las incineradoras, algo más que superado en la actualidad excepto por la izquierda montaraz ibicenca, anclada en dogmas decimonónicos e incapaz de avanzar por pura radicalidad política y por supina ignorancia.
La FSE-PSOE se opone rotundamente a que en Ibiza los residuos sean incinerados y que, con ese proceso, se genere energía eléctrica. Desde Unidas Podemos se tacha la medida de “aberración ecológica”, algo curioso porque en Mallorca es su consellera Aurora Ribot, de este partido, quien gestiona la “aberración ecológica” del Parque de Tecnologías Ambientales de Son Reus, con su planta de valorización energética, que es un eufemismo para no llamarla planta incineradora con cuatro líneas de incineración que permiten que la isla de Mallorca haya logrado el hito de cero vertidos de residuos no reciclables, como demanda la Unión Europea. Y desde luego, en Mallorca no consideran que la incineradora sea ninguna «aberración ecológica», porque no solo no lo es, sino que es la única solución posible al tratamiento de las toneladas de residuos no reciclables. De hecho, llevan haciéndolo más de 26 años.
Si la izquierda ibicenca se opone a la incineradora y el vertedero de Ca na Putxa se colmará en 2026, a la vuelta de la esquina, ¿qué proponen hacer con los residuos? ¿Comérnoslos? ¿No pretenderán darles barco y endosarlos a los vecinos mallorquines? Es dudoso que los quieran y en todo caso, habría que llevarlos hasta allí en barco, con el coste disparatado que eso supone, porque es la opción más costosa y menos aceptable medioambientalmente.
¿Acaso eso no es una aberración ecológica? ¿Acaso no contaminan los barcos? ¿Acaso los residuos no terminarán incinerados? Si pretenden copiar la solución de Formentera, que lo digan. Pero no lo dicen y sólo se muestran en contra de la incineración en Ibiza como estrategia política para atacar al PP.
El populismo y la demagogia en que han caído el PSOE y Unidas Podemos es abismal. Pero pueden estar seguros de que, si llegan a gobernar en el Consell d’Eivissa, serán ellos quienes pondrán en marcha la incineradora de Ca na Putxa. Porque no hay más alternativa posible, aunque ahora no lo digan. O que nos comamos la basura.