La Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) ha hecho público en el día de hoy el informe ‘Evolución Económica’ correspondiente al cuarto trimestre de 2022, que señala que la economía de Baleares creció un 6,1% de octubre a diciembre. Esta tasa recorte 4,8 puntos porcentuales la estimación del trimestre anterior (10,8%) y reduce el ‘agujero’ que sigue arrastrando Baleares de los niveles de actividad prepandemia (-4,2% vs -7,4%, 3º trim.). Con este resultado, Baleares cerró el balance anual 2022 con un avance del 11,2%, tasa que mejora los marcadores del ejercicio anterior (9,8%, 2021), pero que resta fuerza a las perspectivas de crecimiento de este 2023, después de dejar atrás la fase de expansión para dar paso a una nueva fase de desaceleración.
Insularmente, la economía de Mallorca anotó por primera vez un balance trimestral más favorable de octubre a diciembre de 2022 (6,3% vs 10,5%, 3º trim.) que los de Eivissa y Formentera (5,5% vs 13,2%, 3º trim.) y Menorca (5,4% vs 11,0%, 3º trim.). Un resultado que constata, por contra, que Mallorca sigue más rezagada en el proceso de recuperación de los niveles prepandemia (-4,3%) en comparación con Menorca (-3,0%) y con Pitiüses (-2,4%). El diferente dinamismo entre islas permite que el pitiuso siga siendo el crecimiento más intenso durante 2022 (13,8% vs 11,6%, 2021), en relación con el de Mallorca (11,0% vs 9,3%, 2021) y Menorca (10,8% vs 10,5%, 2021).
Desde la óptica de la oferta, la economía balear ha dado continuidad a la ‘etapa de normalización’ en todos los sectores, a pesar de un contexto global plagado de riesgos a la baja. En este sentido, el sector servicios registró un avance real en el último trimestre del 6,5% (vs 11,8%, 3º trim.) y se benefició del alargamiento de la temporada turística y de la primera campaña de Navidad sin restricciones para situar, de nuevo, el volumen de facturación por encima de los niveles prepandemia. Un balance que no ha arrojado el resultado esperado en términos de rentabilidad empresarial por el aumento de los costes, tanto financieros como de aprovisionamiento.
Al mismo tiempo, la industria consolidó su crecimiento positivo a pesar de haber moderado nuevamente el ritmo de avance hasta el 1,6% (vs 6,5% 3º trim.), lastrada por los cuellos de botella de las cadenas globales de suministro. En este contexto, la construcción se postuló como el único sector balear capaz de intensificar su senda de crecimiento por encima del trimestre anterior (5,8% vs 5,4% 3º trim.), después de sortear nuevamente los problemas globales de abastecimiento y encarecimiento de las materias primas.
En sintonía con la moderación de la actividad, el empleo recortó también el ritmo de creación de nuevos puestos de trabajo entre los meses de octubre y diciembre (3,4% vs 9,8%, 3º trim.), si bien siguió mostrando una mayor fortaleza de la esperada tal y como corrobora su mayor dinamismo frente al conjunto nacional (2,9% vs 3,5%, 3º trim.). No en vano, el número total de trabajadores en alta en la Seguridad Social cerró 2022 en el nivel más elevado de toda la serie histórica para un mes de diciembre (454.582 trabajadores). Todo ello rebajó la incidencia del desempleo hasta el 6,7% de la población activa (vs 10,5%, 4º trim. 2021), una tasa que rebaja nuevamente la media española (12,4% vs 12,6%, 3º trim.).
Desde el lado de la demanda, el debilitamiento del crecimiento del consumo privado (5,6% vs 9,8%, 3º trim.) se erigió en el principal factor de la moderación del ritmo de crecimiento durante el cuarto trimestre. Y es que, la persistencia de la espiral inflacionista —con un avance promedio de los precios del 6,4% durante el cuarto trimestre—, un contexto general de tipos de interés al alza y la elevada incertidumbre penalizan, cada vez más, la capacidad de compra y la propensión al consumo de residentes y no residentes.
Previsiones a la baja por la inestabilidad financiera
Las islas encaran la primera mitad del año en un contexto global de creciente incertidumbre en el que a la persistencia de la espiral inflacionista y el carácter marcadamente restrictivo de las decisiones de política monetaria de los últimos trimestres se ha sumado, este marzo, un escenario de creciente agitación en los principales mercados internacionales, fundamentalmente a raíz de la segunda mayor quiebra bancaria en EEUU, la de Silicon Valley Bank. Y es que, aunque la inflación ha empezado a dar señales de moderación, el IPC ha continuado avanzando a un ritmo elevado durante los meses de enero y febrero, no solo en Balears (5,7% y 6,0%, respectivamente) sino también a escala nacional (5,9% y 6,0%, respectivamente) y europea (10,0% y 9,9%, respectivamente).
En este contexto, el repunte de la inestabilidad financiera promete contribuir, de forma totalmente inesperada, a la lucha contra la inflación de los principales bancos centrales a nivel global. Las tensiones que el encarecimiento de los precios finales sigue provocando en la capacidad de gasto y el consiguiente incremento de la factura de capital por parte de familias y empresas derivado de un escenario de tipos de interés e incertidumbre al alza, provocarán, inevitablemente, un deterioro de la economía de cara a los próximos trimestres. Así lo recogen, de hecho, las nuevas previsiones de crecimiento publicadas por el Fondo Monetario Internacional a finales de enero, y por tanto con anterioridad al estallido de las turbulencias bancarias, que apuntan a una moderación del ritmo de avance de la economía mundial durante el presente ejercicio (2,9% vs 3,4%, 2022), especialmente acusada para las economías avanzadas (1,2% vs 2,7%, 2022) y, más concretamente, para la zona del euro (0,7% vs 3,5%, 2022) y España (1,1% vs 5,2%, 2022).