El estudio Microplastic Presence in the Digestive Tract of Pearly Razorfish Xyrichtys novacula Causes Oxidative Stress in Liver Tissue (‘La presencia de microplásticos en el tracto digestivo de Pearly Razorfish Xyrichtys novacula causa estrés oxidativo en el tejido hepático’) realizado por Amanda Cohen-Sánchez, Antònia Solomando, Samuel Pinya, Silvia Tejada, José María Valencia, Antonio Box y Antoni Sureda y publicado en MDPI Journals demuestra la presencia de microplásticos en el tracto intestinal de prácticamente todos los ejemplares de raors que han analizado para esta investigación.
«Se han encontrado elementos plásticos en el tracto gastrointestinal de prácticamente todos los ejemplares analizados», indica el estudio que añade que han averiguado que «una mayor presencia de microplásticos se asocia a una activación de las enzimas antioxidantes». «Estos resultados resaltan los efectos potencialmente peligrosos de ingerir microplásticos» y también enfatizan «posibles enzimas de alerta temprana para estrés oxidativo».
El estudio admite que se necesita más investigación para proporcionar información sobre los efectos fisiológicos a corto y largo plazo de la ingestión de microplásticos en las especies marinas, qué biomarcadores están más relacionados con la presencia de microplásticos y determinar si pueden afectar la población de peces.
Los autores y autoras de la investigación alertan de que la contaminación plástica en los océanos es un problema creciente, con efectos negativos sobre las especies y ecosistemas expuestos. Han analizado el raor porque es una especie de pez muy importante tanto cultural como económicamente en les Illes Balears.
El objetivo del estudio ha sido detectar y categorizar la presencia de microplásticos en el tracto digestivo del raor, así como la existencia de estrés oxidativo en el hígado derivado de la ingesta de estos plásticos.
Para ello, los peces se clasificaron en dos grupos en función del número de microplásticos observados en el tracto digestivo: un grupo con poca o ninguna presencia y un grupo con una mayor presencia de microplásticos, que han sido la mayoría.
«Se encontraron microplásticos en el 89% de los especímenes analizados, con predominio del tipo de fibra y color azul. En cuanto al tipo de polímero, el policarbonato fue el más abundante, seguido del polipropileno y el polietileno», explica el estudio.
Lamentablemente este no es el único problema que causan los humanos de manera directa o indirecta en esta especie ya que otro estudio relacionaba la proliferación del parásito que causa manchas blancas en este pez también con la presión humana.
«Para el grupo con una mayor presencia de microplásticos, las actividades de las enzimas antioxidantes glutatión peroxidasa y glutatión reductasa, así como la enzima de desintoxicación de fase II glutatión s-transferasa, fueron más altas que las actividades observadas en peces con poca o ninguna presencia de microplásticos. Las actividades de catalasa y superóxido dismutasa y los niveles de malondialdehído no mostraron diferencias significativas entre los dos grupos», relatan. En conclusión, estos resultados demuestran la presencia de microplásticos en el tracto digestivo de X. novacula (raor) «y la existencia de una respuesta antioxidante y desintoxicante, basada principalmente en las enzimas basadas en glutatión», añaden.
Los plásticos están compuestos por polímeros orgánicos sintéticos o semisintéticos formados por unidades estructurales químicas repetitivas que les confieren una gran versatilidad, durabilidad y resistencia a la corrosión. «Estas propiedades han provocado que la producción de plásticos haya aumentado exponencialmente en los últimos años. Debido a esta producción extendida de plástico y la mala gestión generalizada de los desechos, una gran proporción de estos artículos de plástico terminan en el medio ambiente marino. El plástico puede llegar al medio ambiente marino en todas las formas y tamaños, desde microplásticos (MP) hasta cosméticos o ropa y macroplásticos», alerta el informe.
Debido a su alta resistencia, los plásticos generalmente no se biodegradan. «En cambio, se descomponen en microplásticos (MP). En términos de ingestión de plástico, los MP son la mayor amenaza potencial y su impacto ha sido ampliamente estudiado. Debido a su pequeño tamaño y su inmensa ubicuidad, son fácilmente ingeridos por la mayoría de las especies en la cadena alimentaria y, por lo tanto, pueden ser ingeridos a través de la depredación de animales más grandes, e incluso pueden bioacumularse», relatan los investigadores.
Los efectos de la ingestión de plástico en la vida silvestre marina aún son ampliamente desconocidos.
«Además del bloqueo intestinal y los posibles peligros de asfixia, los plásticos se fabrican con ciertos aditivos que les otorgan sus propiedades, como el color, la durabilidad o la flexibilidad. Estos aditivos son inherentemente tóxicos y, por lo tanto, pueden causar efectos negativos en las especies expuestas. Además, también se sabe que los plásticos acumulan contaminantes bacterianos y químicos en su superficie. Tanto los aditivos presentes en el plástico como las bacterias y contaminantes que se adhieren al mismo», explican sobre el peligro de que pasen a la cadena alimentaria por ingesta de especies contaminadas.
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