La filóloga, doctora en Teoría de la Literatura y escritora Helena Tur (Ibiza, 1969) tiene a Jane Austen entre sus autoras favoritas desde que era una niña fantasiosa y devoradora de libros. La conoce tan bien que, cuando habla de ella, parece que recuerda a una hermana o una amiga íntima. Conoce todos sus secretos. Parecía lógico que, antes o después, Tur escribiera algo sobre Austen y el momento ha llegado con En el corazón de Jane, la segunda novela que publica con Plaza & Janés después del éxito de Malasangre. Hoy viernes a las 19.30 horas estará en la librería Sa Cultural de Ibiza para presentarla acompañada por Toni Montserrat.
Helena Tur imagina a una Jane Austen de 16 años que regresa a la Abadía de Reading, donde estudió en su infancia, y donde va a dirigir una obra teatral. Mientras busca inspiración, Austen se ve inmersa en una trama chispeante de enredos amorosos, cartas, secretos y malentendidos. Como si Austen fuera protagonista de alguna de sus celebradas novelas.
Jane Austen es una de las escritoras más conocidas, queridas, leídas y adaptadas en el mundo. ¿Mientras escribía el libro le impresionaba pensar en qué recepción tendría por parte de sus fans?
Me asustaba muchísimo. Si este libro lo hubiese escrito otra persona sería la primera tiquismiquis que lo miraría con lupa. Por mucho que te documentes y por mucho que leas, siempre hay una parte de especulación. Te la estás jugando, pero el entusiasmo ha sido mayor que el miedo. También me da miedo coger aviones pero, si quiero ir a sitios, tengo que hacerlo. Al final, el querer algo es más fuerte que el miedo.
¿Hay que leerlo y disfrutarlo como una ficción?
Por supuesto.
¿Ha escrito el libro haciendo algún guiño al estilo tan particular de Jane Austen en sus novelas?
Precisamente ese era mi reto: convertir en austenita una novela sobre una persona como Jane, que no tuvo una vida austenita. Por eso he elegido ambientarla en el internado y crear otras historias que tuviesen protagonismo para que se pudiese crear ese mismo hilo que tienen las novelas de Jane. Sobre el estilo… pues lo cierto es que yo ya la imitaba cuando firmaba mis primeras novelas con el pseudónimo de Jane Kelder, con toda la modestia del mundo y sin llegar a ella, evidentemente [la primera novela que Tur firmó con su nombre real fue Malasangre]. He jugado con el estilo pero tampoco puede ser igual, porque en la actualidad no se leería de la misma manera. La ironía es algo muy propio de Jane Austen y creo que se me da bien.
Austen sigue teniendo una enorme influencia en la cultura actual con innumerables adaptaciones de sus obras y con películas claramente inspiradas en ellas como Clueless (Fuera de Onda con Alicia Silverstone, que adapta Emma) y, mucho más recientemente, la serie The Bridgertons de Netflix...
La parte más sabia de Jane es la que menos se ha imitado y me parece que es tanto o más interesante que la amorosa. Los imitadores se han dejado una parte importante y se ha creado escuela en la vertiente romántica, a veces con muchos anacronismos como en The Bridgertons.
¿Jane Austen era conservadora como dicen muchos o feminista como se reivindica también?
La que más ha escrito sobre esto es Espido Freire y creo que está muy acertada en el análisis. No se puede decir que fuera feminista pero tampoco se puede decir que fuera una mujer al uso. Tenía una cultura y unas inquietudes que sobrepasaban lo normal. Era de familia conservadora, con su padre reverendo y dos hermanos reverendos, pero luego, en muchas cosas, estaba más cercana a los liberales que a los conservadores.
Tuvo algunos pretendientes pero nunca se casó ¿Cree que habría podido ser la misma escritora de haber sido una mujer casada? Algunos de los pocos nombres femeninos que nos han llegado de determinadas épocas eran mujeres solteras, como las hermanas Brontë o Emily Dickinson….
Jane Austen no se habría casado con alguien que no le hubiera permitido escribir. Ya sabemos que entonces esas cosas dependían del marido. El único enamoramiento —y no sabemos si fue muy profundo— fue el de Thomas Lefroy. Pero no podían casarse porque ninguno de los dos tenía dinero. Sí que tuvo otras ofertas de matrimonio, incluso de un íntimo amigo suyo… que aceptó un día y al día siguiente rechazó. Creo que es una mujer que solo se habría casado por amor y con sentido. No habría permitido que no la dejasen escribir. Otra cosa es la maternidad, que quita mucho tiempo. Creo que determinan más los hijos que la pareja.
En el proceso de documentación para ahondar más en el personaje ¿ha descubierto algún dato sorprendente de Jane Austen?
Me ha gustado comprobar que tenía unas ideas políticas que luego no plasmaba en sus novelas. Las obviaba por decisión propia. Y mi gran descubrimiento, que me ha dado mucho juego en la novela, es el personaje de Jack Smith. Ella, de jovencita, apuntó en una libreta de su padre tres nombres de ‘futuribles’, de posibles maridos. Dos son súper compuestos, con nombres y apellidos aristócratas y, de repente, pasa a poner el nombre Jack Smith que es como si en España pones Manolo García, un nombre muy común. ¿Quién es Jack Smith? Muchos biógrafos le han dado vueltas a eso y no se ha descubierto quién es… y yo lo he aprovechado para jugar con eso en la novela.
¿Le da pena que muchos lectores masculinos nunca vayan a leer a Jane Austen o que jamás se acerquen a un libro como ‘En el corazón de Jane’?
Yo lo pensaba, pero me he dado cuenta de que son prejuicios. Tengo muchos amigos a los que les ha gustado Malasangre y estaban esperando el próximo libro. Yo misma les he dicho: no os va a gustar, tema de chicas, Jane Austen… Pues no: han empezado a salir fans masculinos de Jane Austen e incluso hay dos amigos que ya lo han leído y me dicen que les ha gustado más este que el anterior. Eso reconforta.
Ha pasado ya un tiempo desde que salió a la luz Malasangre, también con Plaza & Janés. ¿Qué balance personal hace de esta experiencia como autora en un gran sello editorial y qué nos puede decir de la película basada en la novela que se anunció?
La experiencia me pilló en pandemia, con lo que se vivió a medias. Sé que en ese momento no era consciente de lo que se me estaba ofreciendo y de todo lo que me estaban apoyando. He sido más consciente con el tiempo, al conocer a otros escritores y saber lo difícil que es que una editorial apueste de una forma tan fuerte por ti. Y, sobre la película, me piden que me calle [ríe] Ha estado parada por circunstancias personales, pero sigue en marcha el proyecto. Lenta, pero va.
Ahora está viviendo la experiencia de autora de una manera muy diferente con la posibilidad de acudir a ferias, eventos, presentaciones…
[Ríe] Es intenso, sí. La otra vez lo viví, pero desde casa. Ahora será mucho más presencial y yo, que soy una persona de rutinas y me cuesta hasta tomar un café si no está programado… [ríe] Tiene una parte muy bonita, que es la del encuentro con los lectores porque descubres muchas cosas, y la parte no tan bonita de no poder escribir por la promoción. Cuando ser escritora es lo otro: escribir. Perder la invisibilidad es el precio.
La educación es un tema fundamental en la vida de Jane Austen. Como profesora de instituto ¿cómo ve el sistema educativo en la actualidad?
El libro aborda la educación de la mujer en la época y sé que me van a preguntar por eso, pero lo que a mí me sangra, lo que de verdad me duele como profesora, es el sistema educativo en la actualidad. La educación es el único medio de la clase baja para acceder a una formación y a una libertad de espíritu y se les está negando. Es como si a un médico le dijeran: lo importante es que el paciente sea feliz mientras esté aquí, que se divierta. Háblale de sus emociones y, en cuanto puedas, le das el alta. Que se cure es otra historia. Del mismo modo, en la educación nos obligan a eso. Nos obligan a quitar contenidos y a tenerlos entretenidos con tonterías: a que manden ellos, a no ponerles límites, a que no aprendan a frustrarse, a que no tengan capacidad de reacción. Van a ser carne de psicólogo barato en un futuro. Estamos creando una generación de gente desquiciada. Si tratas cada día a una persona inteligente como si fuera tonta, la acabas convirtiendo en tonta. En el sistema actual se etiqueta a todo aquel que es introvertido o solitario, que se sale de la norma de la felicidad, con patologías que han inventado hace pocas décadas. Soy profesora de instituto, aunque actualmente en excedencia, y sé de qué hablamos.
Para terminar me gustaría que recomendase a las lectoras y lectores que no conocen a Jane Austen una novela por la que entrar en su obra y, también, que nos diga si hay alguna a reivindicar de ella, menos conocida.
Depende siempre del lector pero, en mi caso, Orgullo y prejuicio es la que más veces he leído y la que más veces seguiré leyendo. De adulta descubres Mansfield Park, que es una novela muy poco valorada y la menos romántica de todas. Descubres en ella muchos matices. Había leído Juvenilia, que es una colección de obras de juventud, pero me había decepcionado un poco porque buscaba a la misma Jane que en Orgullo y no es la misma… pero ahora la he visto con otros ojos y ¡qué sentido del humor tiene Jane Austen! Es alucinante. Son los textos que había escrito hasta los 18 años, donde hay desde relatos caricaturescos e inverosímiles a historias epistolares cortitas.