La UD Ibiza ha dejado de ser equipo de Segunda División. La derrota encajada esta noche en el campo del Racing de Santander (1-0) ha certificado definitivamente su descenso. Era cuestión de tiempo. Una mala planificación, un pésimo inicio de campaña y hasta tres cambios de técnico en un mismo ejercicio le han llevado al descalabro. Dos temporadas ha disfrutado la afición insular del fútbol profesional, una primera plagada de ilusión y buenos momentos y una segunda, la actual, que ha sido tortuosa, con derrota tras derrota, alguna que otra alegría, las justas, y muy poco juego.
El proyecto puesto en marcha por Amadeo Salvo recibe un serio revés en una temporada en la que el club quería asentarse en la categoría y en la que todo le ha salido mal, desde las primeras de cambio. Ahora hay que esperar para saber si los planes del presidente son los de devolver cuanto antes al equipo al fútbol profesional y si mantiene la misma ilusión que ha demostrado por este objetivo desde que reflotó la entidad o, por el contrario, ese entusiasmo pierde fuelle a causa de este inesperado golpe.
La temporada se ha hecho eterna para club y afición, que a pesar de los escollos han seguido unidos en los momentos complicados y en los que el castillo de naipes se iba desmoronando poco a poco, semana a semana. El máximo responsable de la UD Ibiza ya ha manifestado que su intención es la de, en caso de descenso, volver a subir. Se abre ahora una etapa de reflexión, en la que se deben ver los errores y pensar si es posible ponerles remedio para luchar de nuevo por el salto de categoría.
El partido del adiós en el Sardinero ha sido uno más de los muchos que ha jugado el Ibiza este curso. No ha desentonado, ha gozado de ocasiones, pero, sin embargo, no ha sabido ganar. La fragilidad defensiva ha vuelto a ser su debilidad, y el gol de Roko en el minuto 30 le ha empujado por el precipicio. A los pocos minutos, ha podido empatar, pero la suerte, como durante todo el curso, le ha dado la espalda y el portero ha sacado un balón in extremis que iba a gol.
El descenso se ha producido hoy, pero en el campo del Andorra hace muchas jornadas el Ibiza dejó patente que le faltaba valentía para salir del pozo. Desperdició dos goles de ventaja encerrado atrás y el encuentro acabó en empate cuando los ibicencos lo tenían todo a favor para rematar el choque ante un rival que se volcó arriba y apenas tenía defensas cerrando. Ese golpe dejó al grupo muy tocado, y a pesar de algún manso intento, ya no levantó cabeza acuciado por la presión clasificatoria.
La política de fichajes del Ibiza fue desde la construcción de la plantilla para esta temporada un verdadero desastre. Se fueron jugadores de los que prescindió el club para cambiarlos por otros de peores, o sin experiencia, o en pleno declive, como Nolito, que ha sido una decepción total y absoluta y una contratación fallida, por lo nada que ha aportado y lo mucho que ha recibido en el plano económico. Todos los pasos que dio la directiva para mejorar, fueron equivocados, y más después de haber mantenido la categoría en su primera campaña en el fútbol profesional.
Lo echará de menos el público, porque la afición se acostumbra rápido a lo bueno, y sin duda, ver Segunda División en Ibiza, algo que no había pasado jamás antes en la isla, es mucho mejor que todo lo que había habido hasta el momento. No lo olvidarán los seguidores, que ya piensan en la posibilidad de que se vuelva a repetir.
A la UD Ibiza le quedan ahora cuatro partidos para que acabe la temporada en los que no tendrá nada que hacer más allá de reivindicar algo de amor propio para tratar de ofrecer una o varias victorias a sus seguidores de aquí al final. Todo lo demás ya no importa, porque los futbolistas no han cumplido cuando debían hacerlo.
Adeu…