No pasa un verano sin que el hotel Six Senses de la bahía de Xarraca, el mismo que contrata publirreportajes en la prensa local para lavar su imagen y venderse como el adalid del turismo sostenible, protagonice una nueva tropelía ambiental que enerva a las autoridades y saca de sus casillas, con razón, a (algunas) entidades ecologistas.
La construcción del hotel Six Senses, partiendo de las ruinas previas de un alojamiento abandonado, constituye una de las obras más polémicas que se recuerdan a lo largo del siglo XXI, en Ibiza. Entre otras lindezas, se transformaron los bajos de una piscina en suites tipo cueva y se dejó la Punta de sa Torre de Portinatx urbanizada de forma aún más salvaje de lo que ya estaba previamente, con un permiso, al parecer, de obra menor. También han sido denunciados por montar una fiesta en las rocas sin permiso y han operado al menos dos veranos sin el final de obra.
El año pasado se dedicaron a taladrar la orilla para construir un muelle para el que no tenían licencia y nada más comenzar esta temporada la han vuelto a liar. Hace una semana nos enteramos que dicho establecimiento ha estado realizando vertidos al mar de aguas procedentes de sus jardines, piscinas y spa, según han informado los medios de comunicación pitiusos, a través de unas canalizaciones para las que no tienen autorización.
El resultado de dicha acción, según se desprende de algunas fotografías publicadas en los medios, es que las rocas de la orilla se han cubierto de un musgo verdoso que, ya para colmo, un empleado de dicho establecimiento hotelero ha tratado de sulfatar con el objetivo de intentar devolver el aspecto original a esta zona. Nadie sabe a ciencia qué producto se ha empleado para ello, aunque alguna formación ecologista ha insinuado la posibilidad de que hayan usado salfumán o lejía, lo que puede provocar impactos graves en el fondo marino de la zona.
Como cada vez que son denunciados por un nuevo despropósito, la dirección del establecimiento ha vuelto a echar balones fuera señalando que se trata de una canalización antigua que ya existía en el anterior establecimiento. Sin embargo, la Conselleria de Medio Ambiente del Govern balear, que es el organismo competente y cuyos técnicos ya han visitado la zona afectada, aseguran que dicha infraestructura de vertidos se ha instalado sin autorización y que, por tanto, es completamente ilegal.
Que esta multinacional, propiedad de un potente grupo hotelero del sector lujo, a su vez financiado por un fondo de inversión y a saber qué otros intereses, pretenda pasar por una cadena sostenible y ecológica, totalmente respetuosa con el medio ambiente, aunque actúe justo en el sentido opuesto, no sorprende a nadie. Se limitan a seguir la estrategia goebbeliana de repetir una mentira muchas veces hasta tratar de convertirla en verdad. Pero en un lugar tan pequeño como Ibiza, donde todos nos conocemos, resulta imposible camuflar todo este cúmulo recurrente de atentados medioambientales bajo una estrategia publicitaria o de marketing.
Lo que sí llama poderosamente la atención es que algunas entidades locales, que supuestamente fueron creadas para mejorar la calidad de nuestros paisajes y promover una cultura más sostenible, le bailen el agua y, por unas migajas en forma de financiación para sus proyectos particulares, posen incluso como aliados de estos siniestros personajes. Dicha fotografía constituirá para siempre la imagen de la vergüenza.
Unos días antes de que se alertara de estos vertidos ilegales y de la operación de sulfatado de la costa, Six Senses protagonizó una serie de anuncios con forma de noticia bajo el título “El Fondo de Sostenibilidad Six Senses Ibiza financia ocho proyectos medioambientales”. No hace falta repetir el nombre de las entidades y sus representantes adheridos a esta lamentable iniciativa de lavado de imagen. Quien tenga curiosidad, basta con que tecle dicho titular en cualquier buscador y lo averiguará en un santiamén.
Nadie pone en cuestión que los programas que se desarrollarán con la limosna de Six Senses sean más o menos útiles, pero conviene tener siempre presente que “el fin no justifica los medios”, sobre todo a costa de ligar la imagen de una entidad supuestamente ecologista a alguien que simboliza justamente lo opuesto y de la peor manera.
El descaro con que actúa esta multinacional es tan desmedido, que dos formaciones ecologistas locales de prestigio indiscutible se han negado a tener el menor vínculo con Six Senses y por esta razón merecen que se les cite por su ejemplaridad (GEN-GOB y Amics de la Terra). Ambas han denunciado en los medios esta operación de lo que ellos denominan ‘Greenwashing’.
No es otra cosa que utilizar el medio ambiente para que las empresas se monten campañas de imagen predicando políticas de responsabilidad social, que nada tienen que ver con la realidad de su día a día. Estas dos entidades ecologistas han manifestado su total oposición a recibir un céntimo de Six Senses, afeando a través de esta vía indirecta el comportamiento de los colectivos que sí lo han hecho. Es probable que antaño consideraran a algunas de ellas organizaciones hermanas, pero tras lo sucedido queda claro que les separa un abismo. Llevando la contradicción hasta el extremo, viene a ser lo mismo que si las organizaciones pacifistas aceptaran fondos de los fabricantes de armas. No tiene ni pies ni cabeza.
Y ya para acabar, a modo de ejemplo de cómo las gastan los ejecutivos de Six Senses, nada más ilustrativo que este párrafo pronunciado por la directora de sostenibilidad de la cadena, Marta Cardoso, con motivo de las ayudas concedidas a las entidades ibicencas: “Es una gran satisfacción para nosotros continuar colaborando con personas y organizaciones comprometidas con la conservación de los espacios naturales de la isla, cuya dedicación e ideas son fundamentales para un presente y un futuro más sostenible.
Entre todos, con convicción y compromiso, podremos continuar avanzando en la dirección correcta: preservar nuestro entorno, adoptar hábitos sostenibles, lograr una mayor concienciación social, fomentar la innovación para encontrar soluciones alternativas sostenibles… En definitiva, hacer de Ibiza un lugar mejor para vivir en armonía con la naturaleza”.
¿Se puede ser más cínico?
En un foro sobre turismo de eventos celebrado en la isla hace un par de años, la respresentante de este establecimiento, quiso tomar la palabra desde el público pasando a realizar una intervención muy infantil donde básicamente dijo que ellos eran el hotel más ecológico chupi guay de Ibiza y que si alguien quería información o consejo les contactase.
Mientras tanto en el escenario como ponente había una experta en sostenibilidad aplicada el turismo y los eventos que trabaja para una consultora internacional que asesora a gobiernos y multinacionales en implementación de políticas de responsabilidad social, y que sí sabía de lo que hablaba, que la miraba ojiplática…. Así nos quedamos todos. (Eso sí, el modelito de la de Six Senses monísimo, todo postureo como el hotel y su pretendida sostenibilidad).
Los que chupan de las limosnas del Six Senses: Diario de Ibiza por su indecente publirreportaje sobre el Six Senses, Ibiza Produce, Alianza Por el Agua de Ibiza y Formentera, Asociación Vellmarí, Regenera Natura, APNEEF, Pachamama Beach, IbizaPreservation y Can Hog.
Todos estos se han vendido por un puñado de monedas para blanquear al engendro Six Senses