Alexia Parmigiani, una concierge (figura que facilita todo tipo de servicios a clientes de alto poder adquisitivo) que trabaja para la empresa Queen of Clubs en Ibiza, ha desvelado en una entrevista el precio que cobra por reservar una hamaca en primera línea de playa en un beach club de Ibiza: 500 euros.
Además, explica que, por 1.500 euros por servicio, un «fixer» lleva a los clientes de ruta por la noche ibicenca para darles acceso privilegiado a restaurantes o discotecas.
“No se trata de contactar al cliente cada minuto, sino de anticiparnos a lo que reclamará por su estilo de vida”, explica al medio Insider.
De ese modo, entre mayo y octubre, y con un pico de trabajo en agosto, esta persona se ocupa de reservar hamacas o ‘camas’ a través del servicio Hold My Sunbed, algo así como ‘sostiene o retiene mi tumbona’.
Parmigiani explica cuál es el ritmo de los ricos en Ibiza: «Todo empieza más tarde: el almuerzo es a las 3 de la tarde, la cena puede ser a la medianoche, y luego se van de discotecas y pueden terminar a las 7 de la mañana o quién sabe cuándo. ¿Cómo es posible, entonces, estar en una tumbona a las 11 de la mañana? Es una isla de 24 horas».
Los mejores clubes de playa no ofrecen tumbonas por orden de llegada, «sino que han comenzado a vender reservas por adelantado, lo que refleja el cambio en la clientela a lo largo de los años», relata en el medio.
Las reservas más solicitadas están en los beach clubs de Cala Jondal, según esta concierge.
«Cuando se reserva una tumbona directamente a través del club, los bañistas deben llegar a tiempo (entre 15 y 20 minutos como máximo) o su tumbona se revenderá y no se emitirá ningún reembolso», advierte.
Pero Hold My Sunbed consigue retener la tumbona más tiempo.
«Una vez contratada, Parmigiani llegará alrededor de las 10 de la mañana y negociará con el gerente del club el mejor lugar, que casi siempre está en la primera fila. Nunca se sienta en las camas mientras espera, porque correría el riesgo de arrugar las sábanas, y tiene un ventilador a mano para no sudar«, explica en la entrevista, muy reveladora de cómo funciona ese mundo ‘paralelo’ del lujo en Ibiza.
Otro detalle llamativo es que explica que la persona que acompaña a los ricos por la noche no solo se ocupa de que cenen en los mejores lugares y en las mesas mejor situadas (y lo mismo cuando van a las discotecas) sino que suelen fotografiar las cuentas que pagan. «A los clientes les gusta ver lo que gastaron», dice Parmigiani, especialmente si no recuerdan bien lo que pasó la noche anterior.
Alexia!!! Ya que cubrís todos los servicios: Cuanto cobraría tu empresa, por reservar un ticket para la cola de Cáritas???. Que vergüenza!!!. Hasta los espacios de uso público se gentrifican por empresas privadas. Beneficios lícitos??. Que intervenga la Agencia Tributaria y hará una buena caja!!
En muchas partes del mundo se muere la gente de hambre! Cosas que hay en Ibiza, Cerdeña, Sylt o dónde sea, dónde estos inútiles de la vida viven un desmadre, no debería existir y hacen pensar a uno de que falta mano dura. No soy partidaria de prohibiciones, pero por el amor a dios esto lo que pasa en Ibiza o sitios similares provoca a la gente normal dudar en los gobernantes de cualquier partido, dado que no es algo nuevo! El pueblo debería ir a la calle! Revolución!!
Pues si los turistas o gentes varias se enterasen que el precio legal de una hamaca según lo estipulado ronda entre los 8-10€….
Ahora todos los vividores se hacen llamar » Congierge «, lo único que consiguen es subir los precios de todo, además todos ellos también consiguen algunos productos y servicios no legales.
Y esto amigos…es toda la chusma…buitres carroñeros…y vividores qué tenemos que aguantar en Eivissa.
Una clara muestra de que estamos regalando uno de los principales atractivos de la isla, sus playas.
Hacienda somos todos, menos para este modelo de negocio. Dónde tiene que haber varias letras del abecedario…
En B, C, D…
Si totes aquestes aberracions tinguessin repercussió positiva en la vida dels eivissencs i formenterers, endavant, però resulta què, cada vegada hi ha més misèria i cada vegada, es d’aquí fem més nosa als que venen a fer negoci sense importar-los res de les nostres illes més que el seu benefici econòmic.
Idò tots a plantar la nostra tovallola, cadira plegable o catret, i sombrilla, davant d’aquestes tumbones a vore amb quina cara queden. Perquè encara que molts no ho sàpiguen, tenim dret legal per fer-ho per molt que intentin dir-nos que no. Farta de que em treguin fora de la meua illa!
Pues sí, me parece una buena idea, vaya tipo de turismo para la Isla, que ni recuerda lo que ha cenado y viene a gastar su dinero de ricachones vulgares
Tal qual! Tenen el preu fixat perquè són un servei públic, encara i que siguin gestionades per adjudicataris particulars.
Vergonzoso