El 26 de diciembre de 1863, día San Esteban, en plenas Navidades, el asesinato en Sant Jordi del cura parroquial, Joan Ferrer, y de su criado, provocó una auténtica conmoción en Ibiza. Además, aquella noche desapareció el dinero que el cura tenía para comprar una finca. ¿Fue ese el motivo de un crimen que no solo resonó en Ibiza sino que agitó a todo el archipiélago? Hasta el Gobernador de la provincia de las Islas Baleares, Juan Madramañy, no tuvo otra que agarrar su pluma y enviar una durísima carta a los alcaldes de Ibiza: “Llama muy desagradablemente mi atención y la de todos los habitantes de Mallorca la repetición con que tienen lugar en Ibiza crímenes horrorosos que cada día dan una idea más desfavorable de esos pueblos cuyas costumbres contrastan con la sensatez y docilidad que es proverbial en los baleares.[…] A este paso llegaría Ibiza a ser mirada como un país en donde se erigen altares a la barbarie y al vandalismo». Era principios de 1864.
Este crimen, recordado y recogido en un artículo por la historiadora Fanny Tur, removió al ibicenco Toni Montserrat (Ibiza, 1974), que decidió que ya tenía el tema que tanto había buscado para su primera novela.
Ha invertido en ella seis años de trabajo y ha puesto en el proyecto toda su ilusión. La recompensa ha llegado por todo lo alto: sale a la venta hoy, 1 de junio, publicada por Plaza & Janés, uno de los sellos más potentes del mundo en lengua castellana.
Un carismático detective, Marc Guasch, que llega a la isla para investigar el doble crimen pero que oculta su vínculo con Ibiza, es el protagonista de «una novela policíaca única y sorprendente», como la define su editorial.
El próximo jueves 8 de junio a las 20 horas la presenta al público de Ibiza en el Centre Cultural de Jesús, acompañado por Fanny Tur, María José Amengual como moderadora y Maria des Pou (Maria Cardona). Antes, Montserrat firmará ejemplares en la Feria del libro de Palma este fin de semana.
Se estrena como autor con Plaza & Janés con una novela que tiene, además, un título muy bueno: Isla negra. ¿Ha sido cosa suya o de los editores?
El título es mío, sí, y le gustó a la editorial. Creo que funciona muy bien como contraste total con la isla blanca, Adlib y vaporosa… la isla conocida y guay que tenemos ahora. La novela muestra la Ibiza de 1863, que es exactamente la opuesta en todo: pobre, desconocida, oscura… El título tiene, además, su explicación dentro de la obra.
¿Es lo primero que escribe?
Nunca había escrito nada de nada… ni unos versos cutres cuando era adolescente.
¿Y cuándo tuvo la revelación?
[Ríe] Me había planteado escribir varias veces, e incluso había iniciado un par de talleres online de escritura pero siempre los había dejado a medias. Hasta que, hace seis años, leí un artículo de Fanny Tur que fue, sí, una revelación. En ese momento supe de qué quería escribir. Después descubrí que el Archiduque Luis Salvador había estado en Ibiza tres años después de los sucesos y que recogía precisamente esa época en su obra Las antiguas Pityusas. Es impresionante el trabajo del Arxiduc. Es una enciclopedia de la Ibiza de 1867. Tenía una cantidad de información brutal. Fui buscando más datos hasta controlar muy bien la época. El primer reto era hilvanar una historia, una novela negra de un crimen real pero con una investigación ficticia. Y el otro reto era reflejar cómo era la Ibiza de hace 160 años.
Al leerla da la sensación de que se lo ha pasado muy bien escribiéndola. ¿Es así, o ha sufrido más de lo que parece?
Sí, me lo he pasado bien y lo he disfrutado, es cierto, pero he estado seis años trabajando en ella y he pasado por diferentes fases: primero me documenté y empecé a escribirla, después la dejé en un cajón porque estaba un poco saturado y luego la terminé. Y después viene la corrección, que ha sido obsesiva. Dicen que «lo mejor es enemigo de lo bueno»… ¡pues puedo decir que es totalmente cierto! He estado dos años corrigiendo el libro, entre una cosa y otra. ¡A este ritmo escribiré pocos libros! [ríe]. En el tiempo en el que Lorenzo Silva escribe seis libros yo he corregido uno.
En todo caso, ¿ha descubierto que hay un escritor en usted?
No sé… Siempre he probado muchas cosas. He tocado el piano, cantado en un coro, he pintado y quería hacer arquitectura aunque finalmente estudié Administración de Empresas. Y siempre he leído, pero me gusta tanto leer como ver un cuadro. Creo que la escritura era algo que tenía que probar.
¿Cuáles son sus escritores favoritos dentro de este género negro, histórica…?
De novela negra me gusta mucho Jo Nesbø y la serie de Lorenzo Silva dedicada a Bevilacqua y Chamorro. He empezado a leer ahora a Domingo Villar y a Alexis Ravelo y ¡qué buenos son! Me fascina Eduardo Mendoza, que es muy muy top. Y, en cuanto a otro tipo de novelas, citaría a Javier Moro, Premio Planeta, que escribe novelas basadas en hechos reales y es impresionante como escribe. Muy destacable.
¿Le influyó alguien en el gusto por las letras?
Creo que soy, si es que se puede decir, un lector autodidacta. En casa, mis padres no leían pero yo leo desde pequeño. Empezando por los Mortadelos, que son el origen de todo. Ibáñez es algo maravilloso.
Que un escritor desconocido consiga publicar su manuscrito, su primer libro, en una gran editorial y si ser un influencer en redes sociales es, hoy en día, un milagro.
No solo es lo primero que escribo sino que Plaza & Janés es la única editorial a la que se lo he enviado.
Pues solo hay una explicación: ¿es usted una persona con suerte?
[Ríe] Para aparcar el coche suelo tener suerte. Respecto a lo demás creo que no, porque jugando al póker tengo mala suerte.
¿Suerte en la vida?
Desde luego soy una persona afortunada. Leí una vez que todas las personas tenemos tres momentos traumáticos en la vida. Yo he tenido uno, que fue la muerte de mi madre cuando tenía 19 años. Mi gran bache en la vida ha sido este. Si quitamos eso, mi vida ha sido maravillosa.
En el caso de la novela tengo que agradecer el apoyo de la escritora ibicenca Helena Tur, que ha publicado con P&J. No nos conocíamos personalmente, pero me animé a escribirle un mensaje por Facebook cuando estaba terminando el libro. Quería que me ayudase a entender cómo funciona el sector editorial. Ella vive en Palma y nos reunimos allí. Estábamos en Ca’n Joan de s’Aigo y, con una ensaimada de chocolate de por medio, me dio tres consejos: termina de una vez la novela, regístrala en la Propiedad Intelectual y después, si quieres, me la envías y la leo. Así lo hice y le gustó muchísimo, con lo que me animó a enviarla a su editor que, además, es un fiel veraneante en Ibiza. De entrada, solo por eso, por estar ambientada en Ibiza, le interesó leerlo. Después le interesó la historia [ríe].
Debió darle la sorpresa de su vida cuando le llamó para decirle que la publicaban…
Y no solo eso. Envié el manuscrito un 30 de enero de 2022 y el 22 de marzo, que es mi cumpleaños, me llamó Alberto Marcos, el editor. El mejor regalo. Por un momento llegué a pensar que era una broma. Era mucha casualidad. La sensación que tengo, desde que el libro está terminado, es que me estoy encontrando con gente maravillosa por el camino. Como Javier Moro, que también tiene casa en Ibiza, que me ha dado estupendos consejos para la promoción del libro.
¡Muchas conexiones con Ibiza!
Tengo la esperanza, además, de que esa conexión con Ibiza sea positiva para el libro. Soy un autor novel, es mi primera novela, no me conoce nadie… y salen 77.000 libros al año en España. Es cierto que voy de la mano de una editorial grande y eso te da una visibilidad en puntos de venta evidente. Igualmente, con todo lo que se publica, ¡como me va a encontrar alguien! Pero Ibiza hoy en día es una de las marcas geográficas más potentes del mundo. Y eso puede interesar… ¡Aunque te aseguro que la Ibiza de 1863 no era una marca geográfica mundial! [ríe]
¿Cómo era esa Ibiza?
Éramos una isla olvidada, pobre, desconocida. Si las Baleares estaban perdidas, lo de Ibiza y Formentera era algo exagerado. Era ser el culo del mundo literalmente. Tuvimos nuestra importancia en el siglo XVI; hacíamos función de escudo a la Península con el tema de los piratas y demás: de ahí las murallas de Ibiza. Pero, fuera de esa época, no hemos existido.
El libro refleja muy bien ese olvido, el hecho de que la isla fuera de emigrantes porque las familias se marchaban. El Archiduque viene a subrayar que había más de 200 casas pagesas abandonadas. Unos 20 años antes de la fecha en la que transcurre el libro tenemos s’any dolent, el año malo, en el que no llueve nada. En aquella época, si no llovía, no había cosechas y la gente pasaba hambre hasta el punto de tener que comer hierba porque no había ni algarrobas. Por entonces, las herramientas del campo eran rupestres. La isla tenía unos 20.000 habitantes en 1863 pero eran incapaces de generar alimento para su población. Una parte de la gente del campo iba a la ciudad a trabajar de criados y la mayoría se iba de Ibiza. Ahora nos falta vivienda y todo el mundo quiere venir porque, aparentemente, esta es la isla de las oportunidades… pero, en su momento, la gente se marchaba para sobrevivir.
Y aquí llegamos al artículo que le removió y que refleja cómo era esa Ibiza…
Exacto. Fanny Tur publicó Es Secrets des Festeig a Eivissa al secle XIX (Diario de Ibiza) que hacía referencia al crimen del cura parroquial de Sant Jordi y a la carta del Gobernador. Al leer ese artículo vi que era un tema que valía la pena investigar. Hablé con Joan Murtera (Joan Planells Ripoll ‘Murtera’). Un profesor muy querido, historiador, y, durante muchos años, responsable del archivo de la Iglesia de Ibiza. Es un hombre admirable y una auténtica Wikipedia de Ibiza. Le pregunté qué sabía de estas muertes. Isidor Macabich tiene un párrafo sobre estos crímenes, solo un párrafo, pero Joan Murtera me dio página y media de historia y rumorología ligada al caso. Él fue, además, el que me dio, en su justa medida, la referencia de la importancia que tenían los curas en un entorno rural e iletrado como aquel. El cura lo era todo. Era más que un guía espiritual. Era el que sabía leer y escribir cuando nadie sabía, el hombre justo al que pedir consejo, el que intermediaba en disputas… era un referente. Que mataran a un cura en esa época fue un terremoto en la isla y la gota que colmó el vaso del Gobernador de la provincia. El alcalde de la ciudad de Ibiza responde al gobernador que la costumbre del Festeig es el origen de todos los males de la isla, en cuanto a conflictos y reyertas, pero le dice también que es algo que no se puede quitar a los ibicencos. No creo que fuera exactamente así… pero es cierto que las diferentes colles que iban a conquistar a la chica acababan riéndose verbalmente de los rivales y, en muchas ocasiones, la disputa acaba de manera violenta, con navajas, o a tiros de catxorrillo (arma de fuego).
Cuando leía la novela pensaba: hay material aquí para una serie o película.
[Rie] Think big (piensa en grande), como dicen los americanos. Este tema salió en una conversación con Javier Moro, que es muy sabio, y me dijo: si la historia gusta ya te vendrán a buscar.
Toni Montserrat (Ibiza, 1974) es licenciado y máster en Administración y Dirección de Empresas por la ESADE y ha trabajado como consultor de negocios en Barcelona, Ciudad de México, Milán y Turín, donde también ha residido. Apasionado del arte, lector precoz, inquieto, curioso y emprendedor, se inició en la música siendo un niño, ha experimentado con la pintura y diseñado su propia marca de camisas durante 15 años, pero ha sido en la literatura donde ha encontrado su verdadera vocación artística. ‘Isla negra’ es su primera novela.