Por Rebecca Beltrán
Pili es peluquera y Vero*, esteticista. Ambas regentan un local a dos puertas de la mía y de tanto en cuanto nos echamos una charradita a pie de calle. El otro día Pili, locuaz como buena peluquera, me comentó entre risas que era una faena que el fin del mundo cayera justo antes del día de la lotería, ya que no sabía si comprar algún boleto o dejarlo correr, porque a los muertos no les toca el Gordo. Sí, sí, nos reímos, pero Vero se quedó con el morro torcido. «Ay, no sé, todo esto son tonterías pero, ¿y si fuera verdad? ¿Y si fuera a pasar algo el día 21? Tanto repetirlo y al final te dejan con mal cuerpo…» Vero está embarazada de gemelos o mellizos (jamás he podido recordar la diferencia) y quizá por culpa de las hormonas, en su caso en estéreo, el tema del fin del mundo no le divertía.
«¿Qué va a pasar, Vero? Venga, no seas boba…» Pili es más terrenal que las barras de cuarto y con un sentido de la realidad que se
le sale por los poros. Pero Vero no, Vero es reflexiva y callada, y haciendo honor a su papel de angustiada permanente se quedó mirando al suelo mientras se frotaba lentamente la panza como si fuera una bola de cristal. «A ver, Vero», metí baza yo. «¿Qué puede pasar? Piénsalo bien: nos han subido los impuestos hasta ahogarnos, los autónomos estamos pagando, además de una cuota que ni un gimnasio de ultra élite, unos impuestos que hacen que sólo ganemos la mitad de lo que facturamos, están cerrando hospitales, algunos enfermos crónicos han de dejar de medicarse porque no tienen pasta para ello, han chapado guarderías, han quitado las becas de comedor para los niños, algunos asilos han tenido que echar a los abuelitos a la calle porque no reciben dinero para cuidarlos, cada día hay más gente buscando en los contenedores algo que echarse a la boca, hay peña que se suicida desde su balcón hipotecado minutos antes de que los desahucien, la policía ataca a la gente de a pie con pelotas de goma que sí, son mortales, estamos rescatando bancos y condenando a personas… ¿Crees que puede pasar algo más? ¡Ya estamos en el fin del mundo! ¡El fin del mundo fue ayer!».
Yo quería animarla, lo prometo, pero cuando terminé mi perorata Vero se estaba agarrando la barriga con un gesto de no-saldréis-de-aquí-hasta-2014-hijos-míos. Lo intenté. Juro que lo intenté.
* Ningún nombre ha sido cambiado porque Pili y Vero no quieren preservar su identidad. Ninguna peluquera ni ninguna esteticista han sido maltratadas (adrede) para la elaboración de esta columna.