LA LEYENDA CÍNICA
@L.F./ “Soy el Océano Pacífico. El más grande de todos” es sin lugar a dudas la mejor frase de la historia del cómic (sí amiguetes, esta es otra de esas semanas de aseveraciones lapidarias; así que ya sabéis, si alguien pretende llevarme la contraria, que vaya afilando su hoja para batirse en duelo).
Si a esa impactante frase de presentación para La balada del mar salado firmada por Hugo Pratt (Italia, 1927-1995) le añadimos el debut del más fabuloso aventurero creado para el medio, estamos ante uno de los mejores álbumes europeos jamás publicados.
Y es que no me negaréis que alguien con la biografía de Corto Maltés no sea un personaje digno de admiración para el resto de comunes mortales anclados en tierra. Este marinero sin barco nació en La Valetta, Malta, el 10 de julio de 1887, de madre sevillana, una prostituta bailaora de flamenco y echadora de cartas conocida como La niña de Gibraltar, y de padre británico, un marino alto y pelirrojo de Cornualles embarcado en el acorazado Superb que tuvo escasa relevancia en la infancia de nuestro protagonista. Según declaraciones del propio Pratt, la pista del maltés se pierde en nuestra propia guerra civil en 1936, en una aventura nunca dibujada donde un hombre casi ciego que ronda la cincuentena combate la sublevación fascista junto a los brigadistas internacionales.
Entre medias, toda la serie de álbumes largos e historias cortas publicadas inicialmente en la revista Sargento Kirk desgranan el periplo vital de un personaje al que cuando de joven intentaron leerle la buenaventura descubrieron que no tenía línea de la fortuna. Corto se la dibujó con una cuchilla de afeitar, una parábola que da buena muestra de la cautivadora personalidad de este marinero cínico como pocos, que se vanagloria de ver pasar a lo lejos y no involucrarse en los turbulentos asuntos de los tiempos que le ha tocado vivir. De hecho, en varios álbumes solo es mero testigo presencial de la sucesión de acontecimientos sin inmiscuirse en modo alguno. Pero en otros siempre acaba recalando indefectiblemente en las filas del más débil, del más desfavorecido, ahondando así en su leyenda de defensor de causas justas, pero perdidas.
En La balada del mar salado se nos presenta por vez primera crucificado en aspa como San Andrés, abandonado a su suerte en una balsa en medio del océano tras un motín a bordo. Es Rasputín, personaje recurrente de toda la saga y reverso de la misma moneda que el protagonista, quién lo rescatará tras haber hecho anteriormente lo propio con dos jóvenes náufragos, Pandora y Caín Groovesnore, herederos de una adinerada familia de la industria colonial de los mares del sur por quienes espera recibir un importante rescate. Nuestros protagonistas se dirigen entonces a la isla La Escondida, hervidero de piratas liderados por El Monje que se dedican a vender a los alemanes el carbón robado a los aliados en 1912, a solo un par de años del inicio de la I Guerra Mundial.
Los acontecimientos históricos reales que muestra Pratt en toda la biblbiografía de Corto están bien documentados y resultan trascendentes en las décadas de los 10 y los 20’s del pasado siglo, un periodo poco conocido para el gran público que brinda la oportunidad de desarrollar relatos que beben directamente de las aventuras firmadas por Salgari, Verne, London, Dumas o Stevenson, referentes de juventud del autor. La acción se desarrolla en toda suerte de lugares pintorescos y atractivos para el lector; a ello ayuda en mucho la propia experiencia nómada de Pratt, quien también refleja en el maltés las características más peculiares de todo tipo de gente tratada a lo largo de sus estancias en lugares exóticos. Su mejor cualidad técnica es la audacia y el dinamismo de su dibujo, con un interesante dominio del negro como efecto dramático en unas viñetas que no contienen ni un solo trazo de más ni de menos.
Corto Maltés es un no-protagonista magnético, un carismático aventurero mestizo y apátrida que generó una corriente cuasi filosófica en el mundo del cómic; y La balada del mar salado el más fresco de sus relatos publicados. El mismo que dio lugar al impactante debut en viñetas del último héroe romántico, por mucho el propio Corto se niegue a reconocerlo. Ya sabéis, el maltés tiene una cínica reputación de aventurero frío y distante que mantener…y a nosotros nos encanta.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa de Radio Èxit, SFC (Supercultura Freak Chow, 2013) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.