La Policía Local de Sant Josep, incluso ya entrado el mes de noviembre, se está encontrando con casas que son «auténticas discotecas montadas». «Hay eventos organizados por gente que trabaja en las discotecas y clubes, con seguridad, servicio de bar… auténticos oportunistas…intrusismo puro y duro», lamentan.
Así lo han denunciado en sus redes sociales junto con un vídeo en el que muestran una intervención en una vivienda el pasado día 1 de noviembre. En las imágenes queja clara la «chulería» de la persona que organiza el eventos que es, además, multi reincidente.
En el vídeo se puede ver que el individuo cierra la cancela delante de los agentes que le reclaman que la abra y que tenga, al menos, la educación de escucharles.
El presunto organizador afirma que va a quitar la música (motivo por el que le han denunciado los vecinos) y reitera que no es un evento, aunque en un momento dado admite que hay 120 personas en la casa.
Ante el intento de cerrar la puerta, el agente, que tiene la mano en la verja, le dice que si fuerza su brazo «se va a ir al suelo detenido» por resistencia a la autoridad.
El agente subraya que es un viejo conocido, multi reincidente y le advierte de que se enfrentaría a multas si no para la música.
«Otro día más y santa paciencia la de los vecinos que sufren el ruido procedente de determinados inmuebles» y paciencia también para «nuestros agentes, que deben tratar de hacer cumplir las normas con las herramientas disponibles», ha escrito en sus redes la Policía Local de Sant Josep.
«El ejemplo del video es palmario, con fiestas cada semana. El problema es demostrar que se está ejerciendo una actividad (cobro de entrada y servicio de bebidas, etc., una cuestión cada vez más complicada). ¡Cuando la actividad del ocio trata de escapar del control de las administraciones, la cosa es seria!», añaden.
En lo que va de año han atendido 688 incidencias relacionadas con ruido procedente de viviendas. «Buena parte de ellas son alojamientos turísticos ilegales», subrayan.
La Policía Local insiste en que muchas de estas viviendas desarrollan una actividad propia de un club, careciendo de licencia para ello, sin pagar impuesto alguno y, lo más grave, a su juicio: «poniendo en peligro a los asistentes a dichos eventos».
Como ejemplo se cuestionan qué pasaría si se produce una pelea en el interior de estos espacios, o si se produce una agresión sexual o si alguien se intoxica y su vida está en peligro.