A sus casi 90 años, Sandy Pratt seguía dando clases de inglés y, casi cada día, recorría Sant Jordi para hacer sus compras al volante de su Citroën dos caballos color crema. Un coche más allá de lo vintage, que pasaba milagrosamente las ITV y que más de una vez han fotografiado los turistas si se lo encontraban por el aeropuerto o por la tienda de na Pepita de Can Bellotera. En la parte de atrás, sus inseparables perros y alguna bolsa con víveres para preparar una de sus comidas, siempre sanas y deliciosas.
Independiente, tremendamente inteligente, observadora, de fuerte personalidad, amante de los animales, excelente cocinera, amiga de las de verdad, Sandy Pratt nos ha dejado esta semana y con ella se nos va una de las mejores profesoras de inglés de la isla y también la dueña de la receta ‘secreta’ de pastel de jengibre y de brownie que se servía en el ya desaparecido Nanking y que en los últimos tiempos preparaba para sus amigos.
Las clases de conversación con Sandy no eran una cosa común. Odiaba las charlas estúpidas o triviales, de modo que el tema a menudo iba por derroteros literarios, cinéfilos e incluso políticos. Como me aburre mortalmente hablar de política, sufría lo que no está escrito cuando Sandy me pedía que le explicase algún detalle del Procés en inglés o que le relatase cómo habían quedado las alcaldías en los ayuntamientos de Ibiza después de elecciones. Yo intentaba llevar la charla por temas triviales, más de mi gusto, pero ella, bien tozuda, siempre reconducía la conversación a temas de enjundia.
Su compañía era siempre era interesante y estimulante. ¿Cómo no lo iba a ser con su trayectoria vital, desde el desierto Texano donde nació, hasta la Ibiza pre-turística? Un día te hablaba de su amistad con Edith Sommer, ex mujer el polémico escritor Clifford Irving, otro de cuando veía a Elmyr de Hory por las terrazas del puerto… Con su sed infinita de conocimiento, con sus lecturas constantes y sus ganas de estar al día de todo, la compañía de Sandy siempre era interesante y amena.
Sandy deja una profunda huella en Ibiza por todos los alumnos y alumnas, de todas las edades y condiciones, que han pasado por sus clases pero también con la bondad y generosidad que ha tratado a sus amistades en momentos de enfermedad o de apuros de toda índole. Enviudó hace ya muchos años y su círculo de amistades se convirtió, sin duda, en su verdadera familia en la isla. La Eivissa de la pagesia, la Ibiza más esencial, simple y real era la que Sandy adoraba.
Una gran persona a la que siempre recordaremos con los últimos perros de su vida, Negro y Kippy, a sus pies en el salón de su casa, al lado de la chimenea bien calentita y con uno de los deliciosos tés Earl Grey de bergamota que preparaba con cariño. Si me concentro bien hasta me la imagino echando pestes del último absurdo trámite burocrático al que se ha tenido que enfrentar esa semana y riéndonos del tema.
Hasta siempre, querida Sandy. Te vamos a recordar.
Sandy Pratt Lynagh falleció el martes 21 de noviembre a los 89 años. Los había cumplido solo unos días antes, el 16 de noviembre.
Este jueves 23 de noviembre habrá un velatorio de despedida en Pompas Fúnebres entre las 12 y las 16 horas
La buena gente de la isla, que no todos tienen la oportunidad de cruzar.
QEPD
Qué bonito tributo, Laura. Gracias!
Yo también me la imagino maldiciendo este último trámite, el más absurdo de todos, y luego riéndose.
Y sobre todo la recordaré tal y como era: curiosa, inteligente y buena.
PD: Menos mal que Eugenio sí que solía tener claras las respuestas a las preguntas sobre la actualidad política 😉