El 26 de diciembre de 2004 se produjo en el océano Índico un terremoto de 9,1 grados en la escala Ritcher que provocó el tsunami «más devastador» al que la humanidad se ha enfrentado hasta el momento, apunta un reportaje publicado hace ahora un año por National Geographic, en el que perdieron la vida más de 200.000 personas, entre ellas el empresario náutico de Ibiza Manuel Vila Peris.
La costa de Banda Aceh, en Indonesia; las playas del sur de Tailandia; la costa de Sri Lanka, desde el noreste hasta el extremo sur; el archipiélago de las Maldivas; la isla de Sumatra y la costa este de África, entre otros lugares, se vieron afectados por las olas del tsunami que en algunas zonas llegaron a alcanzar los 30 metros de altura y que provocaron una enorme devastación a su paso.
Entre las víctimas estaba Vila Peris, de 53 años, a quien «el mar desbordado se lo tragó en las playas de Khao Lak, en la isla de Phuket, al sur de Tailandia», según publicó entonces El País, que recogió que fue el empresario fue arrastrado por el maremoto ante los ojos de su mujer, que resaltó herida.
Ella relató «cómo la avalancha de ida y vuelta le arrebató a su marido, al que perdió de vista, atrapado entre las corrientes bravas y terrosas con cuerpos, árboles y trastos». La hija del matrimonio, de 8 años, se encontraba cerca de su padre en el momento del maremoto, pero corrió para no ser arrastrada y fue socorrida por unas turistas suecas. Aunque se la dio por desaparecida, fue localizada al día siguiente, señaló el citado medio de comunicación.
Vila Peris era catalán pero residía en la isla de Ibiza desde hacía dos décadas, donde tenía una compañía de barcos de lujo en el club náutico de Santa Eulària. «En la temporada de frío, los turistas y nativos navegan poco por placer y el hombre de negocios tiene la costumbre de solazarse durante semanas con los suyos en las costas tailandesas», explicó el citado periódico, que agregó que la reapertura de la actividad no estaba prevista hasta el 31 de enero de 2005.
Un total de 227.898 personas perdieron la vida en la catástrofe, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, apunta National Geographic. Según su información, Indonesia fue el país más afectado con unas 170.000 víctimas. A ellas se sumaron los aproximadamente 36.000 fallecidos en Sri Lanka, los 12.400 de India, las alrededor de 8.000 víctimas de Tailandia, las 300 de Somalia y las 71 de Myanmar.
Además, el desastre provocó «numerosos daños medioambientales», destaca National Geographic, que hace referencia al envenenamiento de acuíferos de agua dulce, a la propagación de desechos sólidos, líquidos y productos químicos industriales o a la contaminación del agua, entre otras cuestiones.