«Si no llueve, los camiones cisterna no tendrán agua en primavera y es posible que comiencen las restricciones en la isla»

Las lluvias no llegan, el campo ibicenco está más seco que nunca, la cisternas de las casas de campo se vacían y los agricultores tienen que regar de manera constante en pleno invierno porque no hay precipitaciones que les ayuden con los cultivos. Los acuíferos se están salinizando a marchas forzadas y, paradójicamente, las mansiones que se construyen en zonas rurales tienen cada vez más piscinas y más grandes, con terrenos que hay que regar para que brille el verde de los jardines, donde a menudo la vegetación no es autóctona y consume mucha agua. 

«La realidad es que no hay agua suficiente en Ibiza y las desaladoras existentes están al límite». Así lo advierte Joan Carles Parlem, presidente del grupo ecologista GEN-GOB, que alerta de que mucha gente que vive en el campo ya les ha dicho que las empresas suministradoras de agua en camiones cisternas están muy cerca de tener problemas para suministrarles. «Les están diciendo que no habrá agua en primavera y que es posible que comiencen a racionar agua», advierte. 

«Los pozos de agua en los que se suministran estos camiones que, a su vez, rellenan las cisternas de las casas de campo, están bajo mínimos y las desaladoras no están diseñadas para que los camiones de estas empresas puedan cargarse con agua desalada. Tienen que usar agua de pozo sí o sí y, a este paso, no habrá agua en primavera», alerta Palerm. Así que la ecuación es sencilla: con el nivel de consumo actual de la isla, especialmente en temporada alta, tiene que llover y mucho de aquí a la primavera para que el panorama no se vuelva crítico.

Además, el presidente del GEN advierte de que las tres plantas desaladoras actuales de la isla ya no dan abasto: «están casi al 100 por cien de su capacidad y no sobra agua desalada. Tanto es así que en agosto no hay agua para todos y se ha llegado a cortar el suministro a zonas de la isla», recuerda el ecologista. 

«Hay pozos vacíos o salinizados y, por lo que sabemos, estas empresas suministradoras se quedarán sin agua antes de la primavera si no llueve de manera abundante en los próximos meses», alerta.  

Joan Carles Palerm recuerda que llevan ya seis años alertando de que cualquier crecimiento urbanístico no está justificado desde el punto de vista del suministro del agua. «No hay agua suficiente para los que estamos aquí y es difícil entender que podamos construir más viviendas o incrementar la capacidad», añade.

La recién aprobada modificación del Plan Territorial Insular (PTI) «que permite un crecimiento pequeño en suelo rústico no dice en ningún sitio que no puedas hacerte una piscina y estamos seguros de que más del 50 por ciento de las nuevas casas, por no decir el 90%, llevarán piscina porque una vivienda con piscina se alquila mejor. Sabemos que muchas de esas casas no serán vivienda habitual sino, como poco, segunda residencia y más probablemente la intención será llevarla mercado turístico porque, si tienes piscina, la alquilas por más dinero», lamenta Palerm. 

Y es que la mayoría de las piscinas de la isla se llenan con agua de pozo, «porque no se pueden llenar de otra manera, salvo que se trate de suelo urbano y sea agua desalada. Las casas del campo no está conectadas a este suministro y son más de 11.000 según nuestro último recuento, que ya se queda corto», señala Parlem.

Todos los casos de denuncias y alegaciones en los que participa actualmente el GEN-GOB tienen que ver con nuevos planteamientos urbanísticos, como ahora la modificación del PTI . «Y uno de los motivos es que nos preguntamos de dónde van a sacar el agua las nuevas viviendas que plantea el PTI», explica.

«Cuando se tiene en cuenta el agua que hay en la isla para diseñar estos nuevos planeamientos se observa de manera global, es decir, que solo se calcula el agua total que hay en el acuífero pero no hay una interpretación cualitativa», alerta Palerm. Habría que analizar la calidad de ese agua, que en gran parte está salinizada ya. Es decir, «que puede parecer que el acuífero sigue teniendo agua, pero es agua de mar porque no está lloviendo. El nivel freático no baja mucho, pero sí la calidad del agua que no se puede consumir: no sirve para regar ni para beber», relata el presidente del GEN.

El proceso por el cual entra agua de mar en los acuíferos de agua dulce se llama intrusión marina «y le ocurre a todos los acuíferos cercanos al mar, que son mayoría en Ibiza».

«Si llueve, el agua de la lluvia se infiltra en el subsuelo por gravedad y entra en el acuífero, que es como una esponja, y se expande. En la costa el agua dulce sale hacia el mar pero, si no llueve, el agua de mar tiene más presión y se filtra hacia dentro de los acuíferos. Hacen falta millones de litros de agua dulce para volver a empujar hacia afuera el agua salada», relata Palerm sobre el proceso de salinización de los acuíferos.

Este vídeo lo explica de manera cristalina:

«Si ahora entramos en una época de sequía prolongada muchos pozos se van a quedar condenados para decenas y decenas de años», alerta. «El de Sant Rafel está aguantando porque está lejos de la costa, pero hay otros pozos que se están perdiendo», subraya el experto que pinta un panorama muy negativo si no llueve mucho en los próximos meses.

Lo que advierte el presidente del GEN-GOB también lo alertan desde Alianza por el Agua en Ibiza y Formentera. En 2014 hubo varios momentos de alerta por sequía y se rozó la emergencia. Si sigue sin llover en Ibiza, diez años más tarde estaremos igual o peor.

Alianza por el Agua coincide en que los acuíferos que están cerca de la costa cada vez tienen una peor calidad porque han sufrido contaminación por la salinidad que les entra agua del mar.