La exposición ‘Escultura tímida’ es una de las más especiales que ha organizado el Museo del Traje de Madrid. Este centro de investigación del patrimonio etnológico de España, dependiente del Ministerio de Cultura, atesora no solo vestimentas de todas las épocas y rincones del país sino también una importante colección de joyas que han querido exponer junto a grandes firmas de la joyería actual del país.
Las comisarias Concha Herranz, conservadora de la colección de joyas del Museo del Traje y Helena Rohner, diseñadora de joyas, reflexionan, a través de la museografía de Marta Muñoz, «sobre qué es la joyería moderna, dónde hunde sus raíces y cuál es su trascendencia dentro del concepto más amplio de moda”, destacan desde el centro expositivo.
Así, las joyas tradicionales, entre las que destacan dos piezas ibicencas, dialogan con las creaciones de representativos artistas de joyería contemporánea en España, entre los que nos podemos encontrar a Enric Majoral, conocido joyero afincado en Formentera.
Estas pequeñas esculturas íntimas que son las joyas «y que incorporamos a nuestro cuerpo y a nuestra identidad a través de un proceso en el que participan sentimientos, creencias, conocimientos y experiencias», hablan no solo de adorno y belleza sino también de protección y superstición, ya que no faltan en la muestra los amuletos (algunos de lo más llamativo).
También destaca la presencia de la naturaleza, fuente de inspiración en sus motivos (flores, hojas…) y, por supuesto, fuente de materiales de joyería, como demuestra la importante presencia de corales en las piezas.
Este proyecto se enmarca dentro del Madrid Design Festival, un evento internacional que abarca todas las disciplinas de diseño y tiene como objetivo convertir a Madrid en la capital del diseño.
En total son 200 piezas, procedentes en su mayoría de la colección del Museo del Traje, junto con préstamos procedentes del Disseny Hub de Barcelona, del Museo de Artes Decorativas de Madrid y de 40 prestadores particulares, cómo Joaquín Berao, Chus Burés, Chelo Sastre, Andrés Gallardo, el ya mencionado Enric Majoral, Luisa del Valle, Vicente Gracia o Suma Cruz, entre otros.
Las piezas ibicencas
Desde el museo explican a Noudiari que han seleccionado dos piezas o dos conjuntos para esta muestra. Por un lado está el collaret, datado en la primera mitad del siglo XIX, «que se compone de cuentas inspiradas en la joyería romana, por lo que tiene un marcado historicismo».
«Este tipo de joyas se colocaban [y colocan] pinchadas con alfileres al traje a la altura de debajo del hombro y, tal y como lo mostramos en Escultura Tímida, contarían con lazos de seda. Es un collar típico del traje de lujo ibicenco, especialmente del traje de novia o traje de gonella«, relatan sobre la pieza que mostramos bajo estas líneas.
El collar está formado por veintiséis cuentas bicónicas, huecas y agallonadas y en los extremos llevan soldados unos pequeños cilindros unidos con anillas en forma de eslabón ibicenco. Esta pieza se sujeta sobre el mantón mediante broches,
alfileres o imperdibles, elementos que se ocultan a la vista por medio de un lazo o florón hecho con cintas de seda de vivos colores, que suelen prolongarse y caer desde cada hombro a lo largo de la espalda. Este collar forma parte de la denominada emprendada de oro ibicenca, un conjunto cuyo número de piezas es variable: una sencilla consta de dos hileras de collaret, de unas quince cuentas cada una, aunque lo más habitual es que esté formada por tres tramos de collaret.
Por otro lado, los botones de la exposición pertenecen a un jubón femenino «y para esta exposición se ha hecho una nueva catalogación, datándolos más bien hacia 1780». «Aunque tienen un uso práctico, lo consideramos también joya porque son un símbolo de estatus y tienen igualmente uso decorativo. Son típicos del traje de emprendada ibicenca y del ajuar de boda o dote de la mujer», relatan desde el Museo del Traje.
«En cada botón esférico figura una doble flor de ocho pétalos con decoración estampada y va emplazado en las mangas del traje femenino, cada una de las cuales lleva veinticinco. Forma parte del conjunto denominado emprendada de oro ibicenca», afirman.
La muestra evita centrarse en la cronología en la que fueron creadas las piezas para fijarse más «en su temática, su capacidad como símbolo, el uso para el que fueron concebidas y el diálogo personal y colectivo que generan, para sentar las bases de una nueva historia de la joyería española», destacan.
La exposición, inaugurada a finales de enero, se puede disfrutar en la sala de exposiciones temporales, ubicada en la primera planta del Museo del Traje hasta el 5 de mayo.