Investigadores de los centros oceanográficos de Baleares y Murcia del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) han detectado los factores ambientales que determinan la estructura espacial de las poblaciones de peces, en concreto del salmonete de fango (Mullus barbatus).
La formación de aguas profundas en el Golfo de León y los factores climáticos son los procesos más determinantes en la estructura de las poblaciones de peces, según ha determinado este estudio que puede aplicarse a tras especies y sistemas con una complejidad espacial, ha informado el IEO en un comunicado.
El trabajo de los científicos del IEO de los oceanográficos de Baleares y Murcia, en colaboración con expertos internacionales, describe cómo los procesos ambientales locales y regionales estructuran los stocks pesqueros.
Han aplicado distintos análisis estadísticos a información espacial y temporal de datos pesqueros y de campañas de investigación, utilizando como objetivo el salmonete de fango por ser una de las especies de mayor importancia comercial en el Mediterráneo.
El área de estudio fue el mar Mediterráneo noroccidental, donde esta especie se evalúa en dos unidades de stock separadas: el Golfo de León y la costa norte mediterránea de la Península Ibérica.
Para cada una de las unidades de stock, el estudio ha detectado dos tipos de agregaciones: unas persistentes que se observan recurrentemente todos los años, y otras dinámicas y dependientes de la variabilidad del medio ambiente marino.
La formación de agua profunda por convección en el Mediterráneo noroccidental y la Oscilación climática Multidecadal del Atlántico (AMO) fueron los dos procesos ambientales comunes en ambos stocks, que este estudio confirma como principales procesos ambientales que afectan la variabilidad de esta especie a nivel regional, a los que se han de añadir procesos ambientales locales en cada uno de ellos.
La complejidad espacial de los recursos marinos se ha convertido en una de las necesidades más acuciantes para mejorar los modelos de evaluación pesquera. “Desentrañar las unidades poblacionales más persistentes de aquellas más dinámicas, así como los mecanismos ambientales que producen estos cambios sigue siendo unos de los grandes desafíos de la ciencia», explica Georgios Kerametsidis, investigador predoctoral del Centro Oceanográfico de Baleares por el MICIU y primer autor del estudio.
“Nuestra metodología puede aplicarse a otras especies y sistemas con una presunta complejidad espacial y asesorar sobre dinámicas y estructuras poblacionales más precisas”, añade.
EFE