Quien fuera conseller de Mobilitat y Habitatge del Govern balear entre febrero de 2021 y junio de 2023, Josep Marí Ribas ‘Agustinet’, ha lanzado una docena de propuestas concretas para combatir la saturación que padece la isla de Ibiza. Lo hizo el mismo día que se reunió por primera vez la Mesa del Pacto Social y Político para la Sostenibilidad Económica, Social y Ambiental de las Illes Balears en Palma, a la que, por cierto, asistieron el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, y el vicepresidente primero y conseller de Territorio y Ordenación Turística, Mariano Juan.
Entre las propuestas del secretario general de los socialistas ibicencos realmente no hay nada novedoso, pues se trata de viejas ideas manidas y puestas sobre la mesa al tuntún, sin encomendarse a nadie, sin cuantificar sus efectos sobre la economía y, por tanto, sobre el mercado laboral. Como el que habla en la barra del bar. El rigor brilla por su ausencia, aunque esto no puede extrañar a nadie.
Pero llama mucho la atención que, desde la Federación Socialista de Ibiza, el responsable de movilidad y vivienda del Ejecutivo autonómico de Francina Armengol, venga ahora con propuestas que él no puso en marcha cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, como si durante los dos años y pico que estuvo sentado en el Consell de Govern la saturación y la masificación no fueran claramente perceptibles en la isla. Ahora resultará que el malestar por la afluencia turística ha aparecido súbitamente desde que el PP ganó las elecciones de mayo de 2023.
Propone el líder de la oposición que no se autoricen nuevos alquileres turísticos en viviendas, eliminar 9.000 plazas turísticas y estudiar una reducción de las 100.000 plazas actualmente autorizadas. También el lanzamiento de una campaña informativa dirigida a turistas para concienciar sobre las viviendas turísticas y los taxis ilegales. Más control e inspección, aumentar las sanciones; limitar la entrada de vehículos a Ibiza a partir de 2025, incluyendo no sólo coches de alquiler y caravanas, sino también coches particulares. Mejorar el transporte público y que sea siempre gratuito para los residentes.
Los socialistas plantean ahora que se limite la entrada por vía aérea y portuaria. Limitar los cruceros y restringir los jets privados. Ampliar los campos de boyas ecológicas y limitar los fondeos, con más control y sanciones.
Y por supuesto, en su tormenta de ideas no pierden oportunidad de oponerse a medidas aprobadas por el PP, como la modificación del PTI de Ibiza, o la regularización de construcciones en suelo rústico que estén prescritas y contra las que no se puede actuar, que el Govern de Marga Prohens tiene previsto aprobar mediante decreto ley este próximo viernes.
Y ya de paso, pedir que se declare Ibiza como zona tensionada para regular los precios del alquiler, algo a lo que se opone el PP porque podría empeorar la situación si los propietarios deciden retirar sus viviendas del mercado, al margen de que tal regulación del precio del alquiler sólo se aplica en supuestos muy concretos, como los de grandes tenedores.
Vamos, que el PSOE ibicenco está impaciente por ver descarrilar la neonata Mesa por la Sostenibilidad Económica impulsada por el Govern del PP, determinado a actuar ante los ocho años de gobierno autonómico de izquierdas, donde las cosas fueron de mal en peor, hasta llegar al punto donde nos encontramos.
Si tan claro lo tenían, ¿por qué no lo hicieron cuando tuvieron la oportunidad? Pues porque las cosas no son tan sencillas como ahora pretende hacer creer el exalcalde de Sant Josep, lanzando ideas como quien tuitea desde el sofá de su casa.