El pasado jueves, una barca de arrastre de la flota de las Balears capturó accidentalmente cinco atunes muertos de 200 kilos, en estado de descomposición.
La principal hipótesis es que los barcos atuneros que pescan en el mar Balear para nutrir las granjas de engorde que hay Murcia y Tarragona lanzan al mar los atunes que mueren durante la operación (pesca, traspaso a jaula, transporte de jaulas) para que no los computen en su cuota.
Hay que recordar que el PP ya denunció en 2019 los descartes ilegales de atún en las costas de Ibiza y Formentera.
Estas malas prácticas han sido una constante durante los últimos años y tienen consecuencias muy negativas, tanto para los pescadores de las Islas, como por la salud ambiental de nuestro mar.
Así lo denuncian hoy desde la Fundación Marilles, que considera «muy grave» que un pescado de altísimo valor comercial y ecológico como es el atún se deje perder de este modo y lo haga impactando sobre la flota balear.
Estas malas prácticas tienen múltiples impactos: «Afectan negativamente a la flota pesquera de Baleares porque pescar atunes en descomposición les hace perder el jornal y pone en riesgo sus aparejos de trabajo y representan un doble derroche: los atunes muertos no aprovechados y la captura de la barca de arrastre que queda inservible y no se puede comercializar», relatan.
Además, amenazan la sostenibilidad del recurso, puesto que hay una cantidad de toneladas de atún que se pescan pero que no se contabilizan porque se tiran al mar, además de la pérdida de recurso pesquero balear derrochado.
Estos impactos son todavía mis difíciles de asumir, teniendo en cuenta que la flota balear dispone de menos de un 1% de la cuota total de atún que el Ministerio de Pesca distribuye entre la flota de pesca española: En concreto un 0,74% (50Tm sobre las 6783Tm totales por 2024).
El mar Balear es una zona clave para la reproducción de diferentes especies de atún y es el lugar del mundo donde se ha detectado más densidad de huevos y larvas de atún rojo.
Actualmente, los pescadores recreativos no tienen acceso a ni una sola tonelada de atún, a pesar de que es una especie que se pesca de forma accidental y furtiva.
«Es obligatoria la presencia de observador del ICCAT (Comisión Internacional para la conservación del atún rojo) en todas las barcas cerqueras atuneros en todas las transferencias a jaulas», recuerda Marilles.
Marilles pide, por tanto, una investigación a fondo para identificar a las embarcaciones y empresas responsables de esta actividad ilegal y el alcance del problema porque ahora mismo no sabemos los atunes muertos lanzados en el mar balear son unas decenas, centenares o miles.
Reclaman que el Gobierno español pare la pesca de atún en aguas del mar balear a las embarcaciones susceptibles de haber creado este problema hasta que se tomen las medidas que garanticen que estos acontecimientos no vuelven a ocurrir.
También reclaman que se penalice a las empresas que hayan cometido estas prácticas con una reducción de cuota además de una sanción económica.
Otra de sus peticiones es la redistribución de la cuota de atún en favor de la flota balear y que se considere también abrirla a la flota recreativa cumpliendo con las condiciones necesarias para minimizar el riesgo de prácticas ilegales es otra de sus demandas.
“Hace demasiado tiempo que sufrimos esta práctica ilegal y es hora de acabar con esta impunidad. El atún es una especie de gran valor estratégico para la flota balear y la pesca recreativa. Las Baleares tienen mucho atún, pero muy poco derecho a pescarlo. Que vengan otras embarcaciones a derrochar este recurso ante nuestras narices y lo hagan causando problemas a la flota balear es un insulto inaceptable. Cada atún derrochado hubiera sido un atún aprovechado por los pescadores baleares. Pedimos al Ministerio de Pesca acciones valientes e inmediatas para parar esta insensatez y redistribuir cuota de atún en favor de las embarcaciones baleares. No queremos un cementerio de atunes en nuestras aguas. Es evidente que algo huele mal en el negocio de las granjas de engorde de atún”, comenta al respecto Aniol Esteban, director de la Fundación Marilles.
Así, la principal hipótesis de estas misteriosas capturas es que se trate de atunes que han muerto en el proceso de captura, transferencia a jaulas, o durante el transporte de las hacia las granjas de engorde. En este caso, como que no pueden sacar provecho económico, las tiran al mar.