La bella Formentera, esa joya del Mediterráneo que se hunde lentamente en un mar de incompetencia y cabezonería política. Mientras el sol brilla y las olas acarician sus playas, en el Consell de Formentera tenemos un espectáculo digno de la peor comedia: un presidente que, pese a no tener apoyo, partido ni equipo, se aferra a su silla con la tenacidad de un náufrago a un salvavidas.
¿Que la parálisis es total? ¡Bah! Detalles sin importancia. El presidente Lorenzo Córdoba parece disfrutar viendo cómo todo se desmorona a su alrededor. ¿Para qué molestarse en presentar una cuestión de confianza? Al fin y al cabo, ¿qué más da si la isla está sumida en el caos? Los turistas seguirán viniendo a disfrutar de sus vacaciones, ajenos a la política local.
No podrá aprobar ni una triste moción, ni unos presupuestos, ni gestionar absolutamente nada. Pero cobrará a final de mes, que es lo único que le importa. Lo demás es superfluo. Así reviente todo.
Es fascinante cómo este líder ejemplar no se inmuta ante las mociones y peticiones de dimisión. ¡Qué le importa a él la institución que todavía preside y si habrá que devolver a la Unión Europea nueve millones de euros! Habérselo pensado antes de elegirle. A fastidiarse, ¡pardillos!
A estas alturas, Sa Unió, Gent per Formentera y PSOE ya han descubierto que Córdoba no cederá jamás. Tiene secuestrada la institución y si no lo echan con una moción de censura, no habrá forma de deshacerse de este “aprovechategui” de la política. Si hay algo seguro en esta vida, es que el mariscal presidente está tan aferrado a su cargo como una lapa a una roca. Formentera puede hundirse en el cieno, pero él seguirá ahí, impertérrito, desafiando a la lógica y al sentido común.
¿Hasta cuándo van a seguir dando este espectáculo, incapaces de liquidar políticamente a un gobernante que parece haber perdido la cabeza?
En la Diada Formentera, en este jueves 25 de julio, festividad de Sant Jaume, el irresponsable presidente ni siquiera hace mención a la crisis institucional y política en la que ha sumido al Consell. Como si nada pasara, porque para él, realmente, nada pasa. Mientras cobre cada mes, como si arde la isla entera. Así estamos y así seguiremos mientras no se pacte una moción de censura.
Está claro que el sueldo de los aparcados en las sillas oficiales deberían cobrar por productividad y eso de das dietas que alguien se secó de la manga borrarlo de inmediato, aparte de eso han de ser responsables de sus actos y pagar por el mal que hagan porque es muy importante el cargo y el poder que les dan y no debe caer en cualquieras manos.