Los vecinos del barrio de Illa Plana – Talamanca, en el municipio de Ibiza, se están encontrando desde hace meses serpientes en sus jardines y en las escaleras de sus viviendas y han recurrido a trampas para atraparlas. Sin embargo, hasta hace apenas unos días, las trampas no han tenido mucho éxito a causa, probablemente, del ruido que hay en el barrio en verano, con mucho tránsito de personas, automóviles y presencia de perros.
Sin embargo, la situación ha cambiado de manera radical esta semana, cuando han atrapado cuatro serpientes en solo dos trampas en viviendas privadas de la zona, según informa Dean Gallagher, voluntario en la lucha contra las serpientes que lleva años gestionando trampas y haciendo pedagogía al respecto.
En una sola trampa han aparecido tres ejemplares y otra vecina ha capturado otra más en la trampa que cuida Frederico, un voluntario italiano preocupado por las sargantanes en el barrio.
Precisamente ayer el Ayuntamiento de Ibiza informaba de la instalación de una treintena de refugios de lagartijas en varios barrios de la ciudad, entre ellos el de Talamanca, tras constatar con los vecinos avistamientos en esta zona pero también en Ses Figueres, Can Misses, Platja d’en Bossa o incluso en el Parque de la Paz, en el céntrico barrio d’es Clot.
La época de celo de la culebra de herradura, especie a la que pertenecen los ejemplares cazados, comienza a mediados de mayo y se extiende hasta junio. Un mes después del apareamiento, la hembra deposita hasta 10 huevos en un lugar protegido. La incubación se prolonga durante casi dos meses, de modo que justo ahora, a mediados-finales de agosto o ya entrado septiembre se produce el nacimiento de las culebras de herradura.
«Las lagartijas van desapareciendo del barrio, mientras las serpientes proliferan», admite Dean Gallagher sobre Talamanca. Él ha sido el encargado de gestionar las capturas de estas dos trampas esta semana.
Es más, en el caso de la casa donde se ha hallado una serpiente, Gallagher ha aprovechado la presencia en la misma de muchos niños y niñas, para convertir su encuentro en una clase imprevista sobre las culebras de herradura y explicar a la familia y a los niños qué es este ofidio, el impacto que tiene en la fauna y que es inofensivo para el hombre pero que en Ibiza se han convertido en un grave problema por acabar con especies endémicas que hay que proteger como la lagartija ibicenca. Ha sido una experiencia imprevista para ellos y estaban muy interesados. «En otras partes de España no son ningún peligro», puntualiza el voluntario, que ha tratado de explicar el tema con todo detalle a estos niños, todos ellos turistas españoles.
«Hay personas con trampas que están frustradas porque ven que no han funcionado bien en verano a pesar de los avistamientos, pero hay que lanzar el mensaje de que hay que tener paciencia porque a veces tardan mucho en entrar. Antes o después van a hacerlo, por eso es tan importante tener las trampas y cuidar bien a los ratones», explica Gallagher.
Los ratones se cuidan y viven en una especie de jaula adjunta a la trampa. Y las que mejor funcionan son las establecidas, es decir, las que se mantienen en el mismo lugar durante un largo período en el que que da tiempo a que los ratones generen su olor y las atraigan. También funcionan mejor las que están en zonas tranquilas, con poco ruido y trasiego de vehículos personas o animales por la zona.
Centrarse en la zona de Sant Josep
«La situación es ya crítica», alerta Gallagher, que está «muy interesado en instalar más trampas en la zona suroeste de la isla como Es Cubells, la zona de Sant Josep… porque hay muchas serpientes en esta zona de la isla y hay que intentar proteger a las lagartijas como sea», subraya.
El movimiento SOS Salvem sa Sargantana Pitiüsa, la campaña de Amics de la Terra ‘Sargantanes o serps’, junto con el apoyo de los Ayuntamientos y del Govern balear (COFIB) han repartido trampas en esta y otras zonas, pero, desagraciadamente, se están registrando actos vandálicos que las destruyen, según alertan los propios cazadores y el Ayuntamiento de Sant Josep.
No hay que liberar a los ratones de las trampas
Gallagher explica que las serpientes son un problema en la isla por culpa de los humanos, por haberlas introducido al importar árboles ornamentales desde la península y lamenta tener que eliminarlas «pero no hay otro remedio que se conozca para salvar a las lagartijas».
«Hay muchas personas que nos critican en redes sociales o que rompen las rampas y liberan a los ratones sin saber que van a sufrir y a acabar muertos porque no saben desenvolverse y son presa de depredadores. Hay que dejar las trampas en paz.
«En muchas partes de la isla no hay ya lagartijas, prácticamente solo en Sant Josep se ven en las cantidades que se venían antiguamente. Hay que hacer algo más radical si no queremos que desparezcan por completo», subraya el voluntario.