La pareja formada por el ibicenco Alejandro Díaz y el granadido José Manuel Ruiz ha caído hoy eliminada en dobles de tenis de mesa frente a Lian Hao y Zhao Shuai, del equipo de China. Se trataba de un partido de octavos de final.
La pareja española pudo ganar el primer set pero lo acabó perdiendo 9-11, una circunstancia que condicionó el resto del partido. En el segundo también cayeron 8-11 y, aunque el tercero se decantó de su lado por 11-8, en el último sucumbieron por un contundente 2-11.
«Para Alejandro son sus primeros Juegos y los míos los octavos. Creo que él me aporta la parte de esa energía y motivación de la juventud y yo le aporto a él experiencia y calma. Yo tengo que ser como el jinete que sujeta las riendas de un potro salvaje que nos va a dar muchas alegrías», dijo José Manuel Ruiz, al término del partido disputado en el París Arena Norte 4.
El palista ibicenco Alejandro Díaz ha logrado una de las mayores hazañas de su carrera al clasificarse para sus primeros Juegos Paralímpicos en la edición París 2024. Este logro, que tomó por sorpresa incluso al propio Alejandro, es el resultado de una vida marcada por el esfuerzo, la perseverancia y la superación personal ante circunstancias adversas.
Alejandro nació con el síndrome de Rothmund-Thomson, una rara enfermedad genética que, en su caso, se manifestó principalmente en la piel y las manos. Desde pequeño, tuvo que enfrentarse a numerosas intervenciones quirúrgicas; un total de 20 operaciones en las manos, con el objetivo de darle funcionalidad a un pulgar que nació sin huesos. Estas cirugías, que en su mayoría se realizaron en ambas manos simultáneamente, limitaron su infancia, obligándolo a pasar largos periodos en rehabilitación y alejándolo de una vida normal.
Además de las barreras físicas, Alejandro también tuvo que lidiar con momentos de esfuerzo personal con sus compañeros de clase. Sin embargo, su fortaleza mental le permitió sobreponerse: «Abrí los ojos, soy así y quien quiera estar conmigo que esté. Maduré muy pronto», reflexiona Alejandro al recordar esos difíciles años.
El deporte siempre formó parte de su vida. Aunque comenzó practicando natación, fútbol y tenis de mesa, las complicaciones derivadas de sus constantes operaciones hicieron que la natación fuera impracticable. Fue entonces cuando el tenis de mesa, un deporte que empezó a jugar con su padre en casa, se convirtió en su refugio. A los 11 años, después de recuperarse de una operación, Alejandro retomó el tenis de mesa de la mano de su actual entrenador, quien impartía exhibiciones en su colegio para promover este deporte. Así lo conoció.
Su camino hacia la élite no fue sencillo. Al principio, Alejandro jugaba de manera amateur en su club local, pero pronto su talento y su determinación comenzaron a destacar. A pesar de los desafíos adicionales, como un diagnóstico de déficit de atención e hiperactividad, Alejandro encontró en el tenis de mesa un deporte que le exigía seriedad y dedicación. Esto lo motivó a darlo todo en cada entrenamiento y competición.
En 2017, Alejandro participó en su primer Campeonato de España en Almería, donde fue clasificado en la clase 8. Sin embargo, al año siguiente, su clasificación fue cambiada a la clase 10, un golpe duro para él, dado que era una categoría más complicada. Pero lejos de rendirse, Alejandro continuó mejorando su juego. En el Campeonato de España en Antequera en 2021, sus esfuerzos dieron fruto cuando logró vencer a Juan Bautista Pérez, uno de los palistas paralímpicos más destacados de España.
Gracias a sus buenos resultados, Alejandro fue invitado a formar parte del Equipo Promesas Paralímpicas Veralia a finales de 2021, debutando en el ámbito internacional en Platja d’Aro. Fue en ese mismo periodo cuando tuvo una conversación crucial con Ramón Mampel, quien apostó por su talento y le abrió las puertas del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat en 2022.
Lo que comenzó como un objetivo a largo plazo para Los Ángeles 2028, rápidamente se convirtió en una realidad inesperada. A pesar de entrar en este ciclo paralímpico sin ranking, Alejandro participó en 18 torneos internacionales en dos años, lo que le permitió sumar los puntos necesarios para clasificarse para París 2024. Junto con su compañero Alberto Seoane, logró convertirse en una pareja competitiva en el panorama europeo, lo que cimentó su lugar en la selección para los Juegos.
Alejandro se muestra orgulloso del camino recorrido: «Estoy súper orgulloso del trabajo y el proceso, de todo lo que estoy consiguiendo. Con esfuerzo lo puedo conseguir. Entrenar tantas horas, estar lejos de la familia, y todo el esfuerzo es recompensa, y me lo he demostrado que con esfuerzo, coraje y valentía lo puedo conseguir».
EFE / Redacción