Desde hace diez meses los plenos del Consell Insular de Formentera se han convertido en un auténtico esperpento, que se asemejan más a una competición de a ver quién le tira la piedra más grande al presidente que a un foro de sereno debate político. Pero lo vivido este jueves ha ido más allá y sólo se puede calificar de lamentable. Que haya que repetir una sesión plenaria de mero trámite porque un grupo político desee mostrar su disconformidad por haber tenido que ir a trabajar es algo que jamás se había visto, y esperemos que no haya que volver a verlo nunca más.
Además, esta disconformidad de Sa Unió PP-Compromís con la celebración del pleno (pleno que, por cierto, fue convocado el día anterior por indicación del Secretario General de la corporación) les ha supuesto un sobrecoste a las arcas de la institución. Si desde Sa Unió PP-Compromís se había maquillado esta crisis que ellos mismos provocaron con la falsa excusa de que yo quería cobrar un sobresueldo de 4.000 euros al mes, es justo esto, 4.000 euros, lo que nos ha costado a todos los formenterenses que los consellers de Sa Unió PP-Compromís se dignen a trabajar unos minutos. Al parecer alguno necesitaba de un “sobresueldo” en este fin de temporada.
También se ve que ha dolido mucho, en este caso tanto en las filas de Sa Unió como en las del PSOE formenterés, que finalmente el Parlament balear haya aplicado la ley y haya decidido que la asignación que, según regula el reglamento de la cámara, se pone a disposición de los diputados para ayudarles en sus labores parlamentarias, vaya dirigida al diputado por Formentera y no a los partidos políticos que conforman Sa Unió. Es comprensible que en las filas del PP y Compromís esta decisión duela, ya que viene avalada por los votos del PP balear, pero que afecte tanto al secretario general de los socialistas de Formentera sólo puede tener una única lectura: que ese dinero les iría bien una vez consumada la moción de censura que todo apunta a que ya está más que preparada y seguramente firmada, a la espera sólo de tener una excusa -sea la que sea- para activarla. Igual por eso reclaman diariamente con tanta insistencia el escrito de la comisión del código ético, que pese a no ser vinculante, sería algo a lo que podrían aferrarse como a clavo ardiendo para tener esa “excusa” para votar junto a PP y Compromís una moción de censura para destituirme de mi cargo.
Sólo hay que ver la complicidad que tienen los pesos pesados de estos partidos (ya que algunos de ellos consideran que hay consellers floreros en sus filas) en cada pleno para comprobar que su relación va más allá de la de dos rivales políticos. Sonrisas, guiños y gestos de asentimiento mutuo cada vez que uno de ellos lanza una puñalada a la figura del presidente en su intervención dan a entender que, de ser rivales políticos irreconciliables, han pasado a una especie de amor por conveniencia que puede llevar a que compartan en breve la silla que tanto desean ambos: la de presidente.
Unas conversaciones que imagino que el líder socialista habrá puesto en conocimiento de su junta directiva porque, si mal no recuerdo, las conversaciones que mantuve con él para tratar de garantizar la gobernabilidad del Consell jamás llegaron a oídos de sus compañeros de partido. Parece ser que, al igual que su líder, Pedro Sánchez, el máximo responsable de los socialistas de Formentera también es un apasionado de hacer las cosas manu militari.
Lorenzo Córdoba
Presidente del Consell Insular de Formentera