«El Llosetense es el mejor equipo de la Liga». «Pocas bromas con este equipo». «No es normal que les llevemos 18 puntos». Estas son algunas frases que ha pronunciado esta semana del técnico de la Peña Deportiva, Mario Ormaechea. Pues bien, los de Lloseta no han demostrado ser superiores a los peñistas, a pesar de que el marcador sí lo diga. El conjunto mallorquín se va de Santa Eulària con demasiado botín, cuando lo justo hubiese sido un empate.
Si es cierto que los blancos no estuvieron acertados ni finos en el primer tiempo. Es verdad que ya pesan las piernas y muchos futbolistas jugaron tiesos, pero el líder, tras el descanso, cambió su discurso sobre el terreno de juego y se comió a un adversario que no paró de correr y sufrir detrás del balón.
Aun así, la primera llegada con peligro del Llosetense acabó con el cuero en el fondo de la red del marco de Seral. En el 16, Sergi Rojals, el más listo de todos, aprovechó una falta sacada con pillería y destreza para adelantar a los mallorquines ante el mosqueo de la grada, que entendía que el mediapunta estaba en fuera de juego. No lo vio así el colegiado.
Antes, la Peña tuvo sus opciones, aunque más bien estériles, tímidas. En el minuto 2, Carvajal cruzó demasiado el balón y después, fue Da Silva quien probó fortuna. Los de Mario Ormaecha, perdidos sobre la hierba, no volvieron a merodear el área de Mingo hasta el 21, cuando Pando envió un testarazo a las manos del arquero.
A los locales les costaba Dios y ayuda hacerse con el control del juego y el Llosetense, con el marcador a favor, sólo se preocupó de cerrar espacios atrás y no conceder facilidades en el juego de estrategia de una Peña Deportiva que perdió a Pau Pomar, con molestias físicas, en el 27. Fofi fue su sutituto. La última acción de peligro peñista llegó en el 43, pero el remate de cabeza de Pando acabó en nada.
La segunda parte fue otra historia. La Peña saltó al verde con otra mentalidad y dispuesta a empatar un partido que se le resistía. José Luis, en el 47, fue el primero en disparar a puerta, pero su envenenado chut acabó rozando la escuadra y con el guardameta Mingo dolorido sobre el césped tras golpearse en un costado después de volar para evitar el chicharro del centrocampista.
Los de Ormaechea siguieron a la carga y cuatro minutos después tuvieron una muy buena, pero Pando, tras una dejada de cabeza de Da Silva, remató el esférico alto cuando muchos cantaban gol. El asedio local era total y absoluto y en el 57 fue Aitor quien pudo abrir la lata de golpe franco, pero la pelota acabó fuera por muy poquito.
Mario Ormaecha cambió de planes en el 60 y se descolgó con un doble cambio para darle al equipo más fortaleza ofensiva. Sentó a Aitor y a Pando para meter a Ramiro y a De Pablos, quien la lio por la banda izquierda. Mareó a todo aquel que le salía al paso y se hartó de poner bolas al corazón del área. El vasco volvió a demostrar que es de categoría superior.
El Llosetense pudo dar el susto en el 62 a través de Crespí, que estuvo muy cerca de aprovechar una indecisión de la zaga blanca. Instantes después, el colegiado dejó de señalar un penalti de libro de Salinas a Piquero, que sufrió un claro agarrón que le impidió rematar a gol una asistencia medida de De Pablos. Rubén Martínez, en el 66, se inventó una espectacular chilena que no entró por poco y cuatro minutos después, el colegiado también se desentendió de otra pena máxima clarísima de Carlos a Piquero.
El cántabro, indignado, no entendía nada, al igual que Carvajal, que también fue objeto de falta dentro del área en el 75. En nada y menos, el trencilla se había hecho el loco con tres penaltis que pudieron cambiar el signo del partido.
Durantes los últimos compases, y ya con la Peña volcada en busca del milagro, el colegiado sí vio unas manos de Seral fuera del área, sancionadas con roja directa. Con los tres cambios realizados, fue Fofi quien se puso los guantes. Los de Ormaecha, sin tiempo y a la desesperada, buscaron un gol que pudo llegar si De Pablos, sobre la bocina, hubiera definido mejor una acción individual.
Dos tiempos, dos versiones
«Hemos hecho una primera parte muy mala y una segunda muy buena. Hemos merecido el gol, pero creo que si hubiésemos estado jugando tres días no lo metemos. El portero de ellos ha hecho muy buenas paradas y se han generado ocasiones. Hemos dado la cara y chapau por los jugadores, pero hay que seguir. Me sabe mal porque ahora no podemos quitarnos la espinita hasta el 13 de enero. Hay que darle la enhorabuena al rival, ya que ha tenido una muy buena oportunidad y la ha metido», comentó Ormaechea al término del encuentro.
«En la segunda parte hemos podido ganar incluso», prosiguió el entrenador peñista, «pero sí es verdad que el equipo está muy cansado. Los jugadores lo están dando todo y nos va a venir muy bien estas vacaciones. Nos quedamos con estos 46 puntos y el hecho de que seguimos ahí arriba, a pesar de perder. La Peña no va a ganar todos los partidos, perderemos más, pocos, pero más. No vamos a estar ganando siempre. El equipo ha caído con buenas hechuras. Les hemos metido en su área en toda la segunda parte. Hasta en el último segundo De Pablos ha tenido una que no la suele fallar, pero bueno… No tengo ningún reproche hacia los jugadores. Ahora, a pasar felices fiestas y ya está», concluyó Mario Ormaechea.