Todos conocemos el Seat Ibiza, uno de los vehículos más vendidos de la marca española, que se presentó por primera vez hace 40 años, en el Salón del Automóvil de París de 1984. Sin embargo, hay otro ‘Ibiza’ sobre ruedas que nada tiene que ver con Seat y que se fabricó durante casi diez años al otro lado del Atlántico.
El mismo año del lanzamiento del Ibiza 1984, una compañía brasileña, SR Veículos Especiais (especializada en crear vehículos a partir de otros, es decir, en hacer transformaciones) comenzó a soñar con una furgoneta del mismo nombre, que se lanzó finalmente al mercado en 1987 dentro del nicho de vans ejecutivas.
SR Veículos Especiais ya no existe, pero hasta nuestros días ha llegado su leyenda dentro del mundo del automóvil en Brasil.
Fundada en 1979 y con fábricas en las localidades de São Paulo y Diadema, SR Veñiculos Especiais fue creada por Eduardo de Souza Ramos (de sus apellidos viene el nombre SR), hijo del propietario De Souza Ramos, que tenía una importante concesionaria de Ford en São Paulo.
De 1979 a 1996, SR fue una de las grandes empresas transformadoras de vehículos, algo que se explica, en parte, porque coincidió con un período en el que las importaciones estaban restringidas en Brasil como estrategia para potenciar la industria nacional.
Volkswagen, Ford, Fiat y General Motors producían vehículos en empresas locales y al resto de marcas no se les permitía entrar o bien se les imponían fortísimos aranceles.
La relación directa de Souza Ramos con Ford llevó a SR a emplear únicamente camionetas de la marca en sus transformaciones, y sus productos finales se vendían como si fuesen originales, incluso en la red oficial de concesionarios Ford.
Su modelo Ibiza fue uno de sus productos de mayor éxito junto con la Max Sport, Max Sport 2, Deserter Rally, Deserter XK, Deserter 2 y Country XK.
Para muchos, la Ibiza fue, en verdad, «el producto más complejo de SR y quizás su lanzamiento más importante«. La carrocería estaba fabricada en plástico reforzado con fibra de vidrio, tenía tres puertas (dos en la parte delantera y una en el lado derecho) y un gran portón trasero que se abría verticalmente, mientras que para el acabado interior utilizaron materiales de primera calidad.
Páginas especializadas en motor destacan que la Ibiza no era una simple transformación sobre otro chasis, pues no había componentes de la carrocería de la F-1000 de Ford, que era la base de otros modelos de SR, aunque sí tenía elementos de otros automóviles brasileños: «el conjunto de faros delanteros era el mismo que el del Ford Del Rey, mientras que las luces traseras provenían del Fiat Uno». La furgo Ibiza tenía, además, las mismas garantías que cualquier modelo de Ford.
El diseño gustó y sus prestaciones lo hicieron más atractivo, de modo que fue un modelo muy vendido y querido por su comodidad, con espacio para ocho personas, bonitos acabados e incluso la posibilidad de adquirirlo con otra fila de asientos (12 personas) o completamente vacío para usos comerciales.
La marca lo publicitaba como un vehículo «hecho con cariño especial para quienes exigen calidad» con «amplio espacio interior, perfecto acabado y suspensión independiente en las cuatro ruedas, que le proporciona al Ibiza SR un confort y estabilidad incomparables». «Un gran compartimento de equipaje, con una puerta de fácil operación. Tendrás todo al alcance de la mano», rezaban los anuncios.
Pero pronto llegaron las importaciones, el mercado se llenó de nuevos vehículos, SR cerró sus puertas y el modelo Ibiza cayó en el olvido, aunque hay algún coleccionista que conserva algunos ejemplares en un muy buen estado de conservación.
Sobre si la coincidencia de nombres entre el Ibiza de Seat y la Ibiza de SR generó algún conflicto empresarial no hay evidencia. Muy probablemente porque cada una de las empresas trabajaba para países y para públicos muy diferentes y porque el recorrido de la Ibiza brasileña fue, finalmente, muy corto.