Sin duda, los refranes son una manera de encapsular la sabiduría popular, y uno de los más conocidos dice: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Esta frase, que bien podría sonar como el estribillo de una canción de rap mediocre, describe con precisión lo que ha sucedido con los raperos Ayax y Prok, conocidos como los “Gemelos”. A raíz de una investigación reciente, han sido presuntamente acusados de abuso y violación, destapando una realidad oculta que, según parece, muchos conocían desde hace años.
Mi hija, que ahora está de Erasmus, me reveló algo asombroso cuando le compartí la noticia. Para ella, no fue una sorpresa, sino un secreto a voces que ya escuchaba desde su época de instituto. Me explicó que, cuando cursaba 3º de la ESO en el Instituto Cervantes de Granada, se rumoreaba de cómo los Gemelos, supuestamente, drogaban a chicas (muchas menores) para aprovecharse de ellas. En aquel momento muchas jóvenes no se atrevían a denunciar, ni tenían un medio por donde hacerlo de manera segura. Gracias a la periodista Cristina Fallarás, las víctimas han podido tener voz. A través de cuentas de Instagram, Fallarás ha abierto un espacio donde las personas agredidas pueden contar sus historias de manera anónima, como pasó con Errejón. Según la misma Fallarás, este método o similar debería haber sido implementado hace tiempo por el gobierno, no por una periodista. Pero, lamentablemente, la competencia institucional como siempre brilla por sí misma.
Es realmente desagradable ver que estos raperos, quienes hace tiempo se autodenominaban “puntos violetas” y lanzaban campañas diciendo que eran de confianza y apoyo para las mujeres víctimas de abusos, estén ahora en el punto de mira. Incluso aparecían en entrevistas en televisión y radio, hablando de sus supuestas contribuciones a causas sociales y presentándose como filántropos y defensores de los derechos de los demás.
A decir verdad, esto no me extraña en absoluto. Los conocí personalmente en Punta Galera y, con solo escuchar sus letras llenas de rabia y resentimiento, cualquiera podría sospechar que detrás de esa imagen rebelde y agresiva se escondía un profundo vacío moral. Las personas que no se respetan a sí mismas, difícilmente mostrarán respeto hacia los demás. Y cuando alguien con esas características obtiene cierto poder y fama, su comportamiento tiende a volverse aún más despreciable y en el caso de los “Gemelos”, su despotismo y falta de empatía han crecido al punto de convertirse en verdaderos esperpentos.Ayax y Prok se han pasado de la raya
Sin duda, los refranes son una manera de encapsular la sabiduría popular, y uno de los más conocidos dice: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Esta frase, que bien podría sonar como el estribillo de una canción de rap mediocre, describe con precisión lo que ha sucedido con los raperos Ayax y Prok, conocidos como los “Gemelos”. A raíz de una investigación reciente, han sido presuntamente acusados de abuso y violación, destapando una realidad oculta que, según parece, muchos conocían desde hace años.
Mi hija, que ahora está de Erasmus, me reveló algo asombroso cuando le compartí la noticia. Para ella, no fue una sorpresa, sino un secreto a voces que ya escuchaba desde su época de instituto. Me explicó que, cuando cursaba 3º de la ESO en el Instituto Cervantes de Granada, se rumoreaba de cómo los Gemelos, supuestamente, drogaban a chicas (muchas menores) para aprovecharse de ellas. En aquel momento muchas jóvenes no se atrevían a denunciar, ni tenían un medio por donde hacerlo de manera segura. Gracias a la periodista Cristina Fallarás, las víctimas han podido tener voz. A través de cuentas de Instagram, Fallarás ha abierto un espacio donde las personas agredidas pueden contar sus historias de manera anónima, como pasó con Errejón. Según la misma Fallarás, este método o similar debería haber sido implementado hace tiempo por el gobierno, no por una periodista. Pero, lamentablemente, la competencia institucional como siempre brilla por sí misma.
Es realmente desagradable ver que estos raperos, quienes hace tiempo se autodenominaban “puntos violetas” y lanzaban campañas diciendo que eran de confianza y apoyo para las mujeres víctimas de abusos, estén ahora en el punto de mira. Incluso aparecían en entrevistas en televisión y radio, hablando de sus supuestas contribuciones a causas sociales y presentándose como filántropos y defensores de los derechos de los demás.
A decir verdad, esto no me extraña en absoluto. Los conocí personalmente en Punta Galera y, con solo escuchar sus letras llenas de rabia y resentimiento, cualquiera podría sospechar que detrás de esa imagen rebelde y agresiva se escondía un profundo vacío moral. Las personas que no se respetan a sí mismas, difícilmente mostrarán respeto hacia los demás. Y cuando alguien con esas características obtiene cierto poder y fama, su comportamiento tiende a volverse aún más despreciable y en el caso de los “Gemelos”, su despotismo y falta de empatía han crecido al punto de convertirse en verdaderos esperpentos.
Samaj Moreno