Hablar con Nieves Portas (Ibiza, 1983) de su trabajo al frente del Teatre Principal de Maó, del que es directora-gerente (por concurso público), provoca no sólo interés sino una cierta envidia. No cabe más que admirar la forma de trabajar, el funcionamiento de la fundación que lo rige y el lujo de programación del que presumen en Menorca.
Todo teatro tiene una historia detrás, además de una manera de funcionar y de trabajar únicas, pero si hablamos de un espacio histórico con 195 años de vida, que lo convierte en el más antiguo de ópera de España, el punto de partida ya impresiona. Portas está al frente de una auténtica joya del patrimonio de Menorca y de España y de un oasis de cultura.
El cargo tiene una duración de tres años, prorrogables hasta un máximo de otros tres (con tres contratos anuales más), de modo que, si todo va bien, Portas podría llegar en el cargo al 200 aniversario del teatro, que se celebrará en 2029. Le haría una «tremenda ilusión» pero, por el momento, ha de centrarse en lo más cercano: la celebración del 195 aniversario el próximo 15 de diciembre. Una gala con diferentes actuaciones, en la que no faltarán grandes nombres de la música y la lírica como Simón Orfila, «que está haciendo las mejores temporadas de ópera del mundo y es toda una suerte tenerle», valora Portas. También habrá danza, teatro e invitados nacionales. La gala contará con cobertura de IB3 Televisión y se harán programas de radio en directo desde Maó con motivo del aniversario.
Nieves Portas es una de las gestoras culturales que más lucha para que se descentralice de Palma la atención a la cultura en Balears y, además, es miembro de la Academia de Artes Escénicas de España.
Usted no dirige el teatro, sino una Fundación que dirige el teatro con un patronato y un equipo de trabajo. Desde Ibiza llama la atención porque no hay nada así.
Echo en falta, aquí en Ibiza, ese contexto. El modelo de gestión en Menorca, tanto del Teatro Principal de Maó como el de Ciutadella, es el de una fundación de carácter público. Los ayuntamientos crean estas fundaciones, a las que derivan un presupuesto y cuya dirección se renueva cada tantos años, elegida por un concurso público. Antes estos cargos solían ser de confianza, elegidos a dedo, mientras que ahora se da prioridad a que esté bien gestionado por alguien que tenga una experiencia y que esté capacitado para llevar el teatro a un buen lugar. Las fundaciones tienen financiación no solo pública sino privada y tengo capacidad de decisión en lo que respecta a la parte artística.
Pues se observa con cierta envidia esta manera de funcionar tan profesional.
Los grandes teatros funcionan así: el Teatro Real, el Liceu… Los grandes espacios culturales que tenemos como referentes están gestionados por especialistas que no atienden a partidos políticos, que no se deben a nadie y que realmente están ahí por su trayectoria profesional o por sus méritos para acceder a esa plaza. Por eso en Ibiza nos tenemos que plantear qué queremos. ¿Queremos un lugar que culturalmente posicione nuestra ciudad, nuestra isla, nuestro territorio? ¿O queremos un lugar que simplemente tenga un papel social y cultural de mínimos con el que tiene que ‘cumplir’? Que el político diga: mientras funcione, vaya todo bien y no haya polémica, ya está. Esa es la diferencia.
Nosotros somos más pequeños que esos grandes que te citaba, pero al final la base es más o menos la misma: su programa de mecenazgo, su financiación público-privada y sus órganos superiores de patronato que hacen un seguimiento de cómo se están haciendo las cosas.
Hasta el momento no he tenido injerencias políticas en mi gestión y me gustaría que siga siendo así. Este tipo de fundaciones lo garantizan. Personalmente me siento con la libertad de poder decidir muchas cosas y me siento muy apoyada internamente. Eso es muy importante: que el patronato confíe y apueste por ti y crea en tu proyecto, y que te deje hacer desde tu criterio. Les escucho mucho pero considero que vengo para aportar otras cosas y con una independencia política, porque yo no estoy asociada ni afiliada a ningún partido político. Yo puedo opinar y hablar desde la libertad.
¿Con quién trabaja directamente en el día a día?
Mi equipo lo conforma la gente que ya trabajaba para la Fundación, con algunos fichajes nuevos. Es todo el personal de producción, administración, contabilidad, comunicación y prensa, jefatura de sala, acomodación, equipo técnico y de mantenimiento… Tenemos refuerzos externos de otras empresas para sacar adelante eventos especiales como una gala, un festival….
Luego está la Fundación, que tiene dos órganos: el Comité Ejecutivo (miembros del Ayuntamiento de Maó) y el Patronato (Ayuntamiento de Maó, Consell de Menorca y Govern balear). En los próximos días presentaré el presupuesto 2025, con el plan de actuación y actividades y ellos lo tendrán que aprobar o no. Lo que se busca es el bien del teatro y que todo funcione bien. Realmente no hay injerencias y me siento con la libertad de poder programar una obra que considero realmente importante y que hay que subir a los escenarios. Estoy llevando a escena muchas actividades relacionadas con el 8M y el 25N, por ejemplo.
¿Hay mucha implicación de los centros educativos con los teatros en Menorca?
Es increíble. Les informamos de un matinal para centros escolares, y se apuntan tantos grupos que tenemos que hacer varias funciones. En Menorca los niños están muy acostumbrados a ir al teatro y a manifestaciones artísticas. Y no solo eso: hablas con cualquier menorquín o menorquina y te cuentan que, de niños, han participado directamente: han bailado en el teatro o han sido extras de ópera… Todo el mundo ha pasado por el Teatro Principal de Maó y eso es maravilloso. Tocando, cantando, bailando, actuando, maquillando, peinando…
¿Qué ha aprendido en este año y medio trabajando en la cultura de Menorca?
Desde Menorca he comprendido mucho mejor qué es Ibiza que estando en Ibiza o estando en Madrid. He entendido qué es Ibiza, hacia qué modelo, sobre todo turístico, ha ido evolucionando Ibiza. Menorca se ha conservado mucho más natural y con otro tipo de turismo. Ellos se sienten ahora invadidos o masificados y yo les digo que no tiene nada que ver con lo de Ibiza… pero entiendo su indignación. Pienso que se parece a una Ibiza de hace muchos años, lo cual me gusta. Ellos han trabajado y han querido mantener sus tradiciones. Para mí eso tiene una cosa muy romántica y muy bonita. Siguen celebrando sus festividades, con una sensación muy de pueblo. Se conocen todos y están muy unidos. En Ibiza o en ciudades como Madrid se ha perdido un poquito la humanidad y esa cercanía en las relaciones, que en Menorca la siguen cultivando.
¿Cómo se ha sentido acogida?
Había una curiosidad grande por saber quién era “esta chica que viene de Ibiza” y qué les iba a traer, qué ideas. Todos sabemos que hay prejuicios sobre Ibiza, y algunos comentarios en redes sociales sí que vi sobre que “esta ibicenca nos va a traer el punchi-punchi” [ríe] Pero lo que yo he vivido es que han apreciado el trabajo que hago desde la gestión en el teatro. En las fiestas de Gràcia de septiembre todo el mundo abre sus casas, hace repostería y durante unos días todo se paraliza y te invitan. Son muy acogedores. De hecho cerramos el teatro por las fiestas, porque todo lo que pasa está en la calle. Es un honor muy grande estar invitada a escuchar el pregón desde el balcón del Ayuntamiento. Formar parte de eso es un honor. Cuidan las tradiciones que son todo un protocolo y un ritual. Eso se nota también en el teatro: han sido muy fieles, han protegido mucho todo lo que compete el teatro y no quieren que se desvirtúe.
¿Cree que el hecho de ser bailarina, es decir, de ser artista antes que gestora cultural, le ofrece un plus de conocimiento y de gestión?
Por supuesto: es ‘el plus’. Creo que no puedes entender la gestión cultural sin antes haberla ejercido medianamente de manera profesional, ya sea desde la música, la interpretación, la danza, o incluso el circo. Es muy importante esa formación artística superior y esa experiencia encima de los escenarios, trabajando con mil equipos y con directores artísticos distintos, que te han dado todas esas visiones. El gestor cultural también tiene que ser una persona muy completa, porque no basta con saber de arte.
En mi caso, donde la dirección artística y la gestión puramente de una casa, van de la mano y salen de la misma persona, es muy difícil, porque tienes que saber mucho de muchos ámbitos.
El hecho de ser bailarina sí que a veces ha podido ser algo peyorativo hacia mí, porque hay otras artes que están más valoradas, como la música o el teatro. Pero yo estoy súper orgullosa porque no muchos bailarines o bailarinas han conseguido llegar a puestos de dirección. Normalmente, si miramos la gestión de los teatros, suelen ser personas que vienen del teatro, de la dirección artística, teatral o de la música. Me siento orgullosa de que una persona con una sensibilidad hacia la danza pueda estar en esta posición y le pueda dar el lugar que merece. También porque es un arte poco programado y ha estado muy castigado. Yo soy amante de todas las artes y como público me encanta ir a ver todo.
Cuando acude a reuniones de gestores como las de Ópera XXI (Asociación de Teatros, Festivales y Temporadas Estables de Ópera en España), ¿cuántas mujeres se encuentra en estos puestos?
En el caso que citas solamente somos dos mujeres que dirijamos teatros de lírica en España: la directora del Teatro de la Zarzuela de Madrid (Isamay Benavente) y yo en Menorca… de un total de unos 25 que tengan temporada lírica. Y solo hay una mujer más, en el ámbito de los festivales. Se aprecia muy bien en las fotos, donde se ve claramente que la mayoría son hombres, pero también te sientes en minoría muchas veces. Y eso se nota en muchos sentidos. Creo que para que confíen en ti como gestora en estos círculos, tienes que poner más esfuerzo y hacerte valer.
¿Cree que hay que demostrar un trabajo impecable, cuando quizá hay un gestor hombre que no lo está haciendo impecable, pero ya está validado?
He tenido que escuchar comentarios como: bueno, tú como eres joven y guapa y tal, pues fulanito estará encantado de hablar contigo y negociar contigo, ¿no?
Qué horror.
Estás dentro de una conversación súper fantástica y amable y, de repente, llega el comentario. La apostilla. Si le contesto voy a ser la mujer que se ofende, la que es demasiado sensible, que es demasiado sincera, que no entiende este mundo de hombres… Al final una se tiene que hacer un poco de piedra y valorar qué respondes a eso o qué no respondes. Yo sé que soy igual de válida que un hombre y puedo escuchar cualquier tipo de comentario porque no me va a afectar en nuestra relación profesional. Esto le pasa a muchas mujeres, es una realidad. No son conscientes de que esto realmente no es un halago, aunque realmente creen que es un halago.
Una de las preguntas es, precisamente, qué retos ha enfrentado desde que asumió el puesto y cómo los ha superado… ¿y tal vez uno de ellos ha sido hacerse valer usted como bailarina, como mujer joven…?
Ese es un buen resumen pero mi reto, mi objetivo real, es que el teatro, como espacio físico, como espacio en el imaginario de las personas y como institución, camine, se eleve y posicione todavía más dentro del mapa de teatros en España.
Yo quiero que la programación del Principal sea excelente y que puedan venir las obras más representativas o importantes por la temática, por la dirección escénica, por toda la parte artística. Poder ofrecer esto al público, que el público salga contento, para mí es importante. Que no haya que ir a Madrid para ver estas cosas.
Hablé con la presidenta del Govern, Marga Prohens, cuando vino a las fiestas de Maó y le dije: quiero que le deis más visibilidad a este teatro, que es una joya de Balears. En Menorca se valora muchísimo, pero en Balears no tiene el lugar que se merece y muchas personas no saben realmente lo que es ni lo que simboliza. En muchos puntos de España lo tienen como un referente y creo que dentro de nuestras propias islas todavía no. Hay que posicionarlo todavía más.
¿Qué cree que ha aportado usted al Teatro Principal?
El nivel es muy alto y muy profesional en el Teatro Principal. Las anteriores direcciones han hecho un muy buen trabajo, la verdad. Las últimas tres directoras, además, han sido mujeres y creo que una ha continuado el legado de la anterior.
Me siento orgullosa, eso sí, de cosas que no son tan visibles, pero que para mí eran fundamentales como una mayor reestructuración interna de los departamentos, definiendo un poco más algunas funciones y mecanismos internos de comunicación y de trabajo, y nuevas maneras de trabajar algo más digitalizadas.
Una de las primeras cosas que quise hacer fue comprobar el estado de toda la caja escénica del escenario, sustituir maquinaria, incidir más en la revisión y la seguridad. Hemos mejorado mucho la parte técnica en poco tiempo, en un año, y eso nos ha convertido en un teatro más seguro para todos, para artistas y para público. También he aumentado la programación profesional. Hay que buscar el equilibrio entre la programación propia, la programación institucional y la programación más local o de entidades, que también quieren venir al teatro, como compañías teatrales semi profesionales de Menorca. Todo el mundo quiere venir al Principal porque es un espacio maravilloso. Pero el calendario es finito y las fechas son finitas. Ya trabajo con el calendario de 2026 y 2027.
¿Estamos en 2024 y ya está programando fechas para 2027?
¡De hecho ya me pedían hasta 2030 y dije que no, no, no, porque ya era demasiado! [ríe]. Todo el mundo me hace peticiones con muchísima antelación porque saben que es un espacio muy reclamado.
Cuando preparaba el cuestionario se me pasó por la cabeza preguntarle por la conciliación familiar porque sé que tiene una hija pequeña y vive a caballo entre Ibiza y Menorca, pero luego pensé que tal vez no le habría hecho la misma pregunta a un hombre… De modo que: ¿cree pertinente que le haga esta pregunta?
Me hacen mucho esta pregunta y sé que causa curiosidad porque no es una situación normal para una pareja vivir entre dos islas. Creo que depende también de cómo lo preguntes, porque la misma cuestión me ha llegado con mucho respeto pero también con un tono de marujeo. Lo que más me molesta quizá es el comentario de ay, lo que te estás perdiendo de la vida de tu hija. Son comentarios que no son necesarios. Nosotros hemos hablado mucho con nuestra hija y le hemos explicado que mami trabaja en Menorca, en el teatro. Ella ya conoce la casa de Menorca, viene mucho al teatro, corre por el patio de butacas… Yo quiero que ella también viva ese ambiente y me gusta que se forme, aunque luego no sea artista… eso no me quita el sueño, pero sí me gusta que se críe en este ambiente y que lo valore.
Tradicionalmente los hombres han salido de casa porque eran directivos o porque tenían que viajar o eran comerciales, y la mujer se quedaba en casa con el niño o la niña. En este caso fue una decisión que nosotros tomamos, que decidimos juntos. Sí que nos vemos afectados por el tema de las malas conexiones aéreas o inexistentes en invierno. Si viviera en Palma lo tendría mucho más fácil. Es más fácil ir de Menorca a Berlín que de Menorca a Ibiza.
Este problema de los vuelos es tremendo y desconecta a Ibiza de Menorca por completo. ¿Si hubiera mejores conexiones, directas, sería posible ir a la ópera a Menorca desde Ibiza, por ejemplo?
Yo creo que Ibiza y Menorca somos islas desconocidas entre nosotras y eso afecta a todo. Cuando yo llegué el año pasado estaba un poco mejor, pero es que ahora están peor, han quitado conexiones. Si hubiera vuelos diarios directos incluso me podría plantear dormir en Ibiza… Las malas conexiones lo cambian y condicionan todo.
¿Ibiza necesita un nuevo teatro o convertir Can Ventosa en una fundación como la del Teatro Principal?
Ibiza no solo necesita más espacios sino que algunos de los espacios estén gestionados de esta manera. Sé que hay curiosidad y que a los políticos de Ibiza les interesa ese modelo de Menorca. Pero no es una cosa fácil de hacer de la noche a la mañana. Es un proyecto a largo plazo.
¿Ibiza ha de apostar más por la cultura, en mayúsculas, digamos, y no confundir tanto cultura con entretenimiento?
En Ibiza está un poco desvirtuado el concepto de la cultura. Las líneas que separan ocio, entretenimiento y cultura se han diluido. Ahora, desde fuera, lo veo con mucha más claridad. Ni se diferencia muchas veces. Al final los gestores, en general, tienen que ser conocedores del ámbito que están gestionando. Veo cosas que se venden como cultura y no lo son. En Menorca lo tienen clarísimo, son muy cultos y se nota mucho en la prensa también, donde hay críticos especializados en lírica, teatro… saben de lo que hablan. Son críticas especializadas de las piezas que analizan todo al detalle, desde la interpretación, a cómo estuvo en concreto cada cantante…
En Ibiza los intentos de hacer crítica cultural han acabado mal casi siempre, sobre todo si son negativas. ¿Existe la mala crítica en Menorca?
Desde que estoy en el teatro, todas las críticas que nos han hecho son maravillosas. Intentamos que toda la programación, incluso la de promotores privados, sea de la máxima calidad porque así lo negociamos. Yo lo que quiero es que abras el programa y digas ¡qué maravilla!
¿Y qué impresiones reciben de los artistas que pasan por el Teatro Principal?
A los artistas los cuidamos mucho. El camerino, el catering, los detalles… les sorprende, porque no en todos los sitios encuentran eso. En el teatro hay una calidez que se nota nada más llegar y todo el mundo te cuida. Todo lo tenemos súper preparado.
¿Qué destacaría de la manera de trabajar en el sector de Menorca?
Algo que valoro es que se respeta al artista y al promotor. No se deja ningún correo electrónico por responder y se tienen muchas reuniones directas, cara a cara.
Me comentaba que su contrato inicial es de tres años y después prorrogable otros tres, a razón de un contrato por año ¿Va a querer seguir?
Sí, se necesita tiempo para poder desarrollar proyectos, ideas y yo estoy realmente muy contenta. Además, de aquí a cinco años es el bicentenario, cuando van a ocurrir muchas cosas. Será mucha responsabilidad y mucho trabajo, pero para mí sería muy bonito poder participar en esa etapa.
¿Cree que es positivo que los cargos de gestión y dirección cultural de espacios públicos sean, digamos, caducos?
Creo que han de ser rotatorios. La renovación es necesaria y favorable, porque cada persona puede aportar cosas diferentes.
¿Le han ofrecido entrar en política?
No puedo decir que me lo hayan ofrecido, pero sí tal vez sugerido, aunque por el momento no me veo. Mi puesto está en Maó, comprometida con el teatro y con la idea de continuar con la gestión cultural. La política no me atrae mucho…
¿Qué le ha parecido la reapertura del Teatro Pereyra?
La apertura de un teatro siempre es una noticia positiva y más si hablamos de recuperar un teatro histórico. El hecho de que sea de gestión únicamente privada es complejo porque, o bien programas y haces actividades que estén destinadas al entretenimiento, con figuras muy mediáticas que atraigan a un público más generalista, o es complicado que sea rentable. En la programación de verano no entro a valorar porque entiendo que es otro tipo de público, pero en invierno sí que me gustaría ver una programación donde el ingrediente cultural tuviera más importancia. La gestión de invierno creo que tiene que estar hecha desde una dirección que conozca el contexto, que conozca el entorno, que provenga del mundo de la cultura y que sea un buen gestor, evidentemente.
En cuanto aterricé en Menorca lo primero que hice fue visualizar muy bien todo ese mapa, entender el contexto y el gran valor que dan a su propia cultura. Yo ahora lo que intento es generar alianzas con las personas más directamente implicadas en la cultura para construir juntos y que me ayuden y ayudarnos entre todos a potenciar Balears, Menorca y Maó como marca cultural… y ayudarnos es tanto con recursos como en el plano de los medios de comunicación.
En Menorca tenemos un programa de mecenazgo de empresas, sobre todo locales, que nos hacen aportaciones tanto económicas como en especias. Es una parte fundamental de nuestra actividad y de nuestro presupuesto y tenemos también la parte de los medios, con los que tenemos convenios que nos ayudan a difundir todavía más la parte cultural del teatro. Hay mucho amor por la cultura y el periodismo lo cuida mucho y tiene mucha cabida dentro de los espacios de prensa, publicitarios, de medios de comunicación.
¿Esa difusión hace que nunca haya problemas de falta de público?
Yo no tengo un problema de taquilla ni de público. Hay un público súper fiel del teatro y un programa de socios que pagan su cuota. Esta fidelidad, que es tan difícil conseguir, yo la intento mantener y, de hecho, la hemos aumentado este año. Hay personas que vienen a todas las funciones y realmente se establece un vínculo muy directo. Nuestro trabajo ahora es buscar el equilibrio entre contentar o agradar al público fiel, pero también ofrecer propuestas frescas y nuevas para atraer también al público joven. Nuestro plan de actuación para el próximo año es conseguir el público joven.
Nieves Portas es bailarina, coreógrafa y directora artística. Se ha formado en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma, en el Conservatorio Superior de Danza María de Avila, y en la URJC. Es Premio Art Jove de Danza Española 2007 (Govern de les Illes Balears) y 2º Premio en el XV Certamende Coreografía de Danza Española y Flamenco. Es profesora del Conservatori Professional de Música i Dansa d’Eivissa i Formentera Catalina Bufí, actualmente en excedencia por su cargo en Menorca. Ha sido Coordinadora de Danza del Consell Insular de Ibiza, promotora del DID en Ibiza.