R.Beltrán/ “Son los propios turistas quienes incrementan las tasas de criminalidad contra la persona”. Así de contundente se ha mostrado Simón Planells-Struse, economista con premio extraordinario por la Universitat Autònoma de Barcelona y Máster en investigación en economía pública por la Universidad de Barcelona, que ha publicado junto al profesor Daniel Montolío un artículo titulado ‘¿Impulsa el turismo la actividad criminal?’ en la revista norteamericana de referencia Crime & Delinquency.
Sobre la situación particular de Eivissa, Planells-Struse ha avanzado a Noudiari.es que además de los propios turistas, que incrementan verano tras verano el número de infracciones delictivas, también es necesario barajar la hipótesis de la llegada de delincuentes de otros lugares que se ven atraídos por la gran afluencia turística. “Son objetivos muy atractivos al portar grandes cantidades de dinero y objetos de valor”, ha explicado el investigador. Planells-Struse, que nació en Sant Mateu y está a punto de viajar a Estados Unidos para trabajar en la Universidad Estatal de Arizona como investigador centrado en el análisis geográfico del delito, es un auténtico experto en el estudio de los índices de criminalidad y está realizando un estudio pionero en este campo para los Mossos d’Esquadra.
Gran índice de victimización y percepción de inseguridad ciudadana
“La encuesta de victimización de Gadeso de 2010 ya reflejaba una diferencia significativa entre los índices de las islas: en Eivissa es casi el doble que en Menorca”, ha subrayado Planells-Struse, “y presenta uno de los niveles de percepción de inseguridad ciudadana de los más altos, junto con Mallorca”.
Para este experto en las relaciones entre turismo y delincuencia, “la prevención de estos delitos está directamente relacionada con la presencia policial en todo momento y en todo lugar donde exista una aglomeración de gente”. Planells-Struse ha remarcado la conveniencia de crear plazas de analistas de delito para la creación de “mapas de los puntos calientes”, es decir, para determinar en qué lugares se da una índice mayor de delitos para poder combatirlos con más efectividad. “La transparencia en los datos y el conocimiento por parte de la sociedad de dónde se genera el delito es fundamental para la prevención. En los países anglosajones todas las comisarías locales cuentan con analistas de los datos que publican periódicamente con el objetivo de que la gente conozca que hace la policía y por dónde no se tiene que mover”, ha detallado el investigador ibicenco.
“Desgraciadamente, las grandes discotecas no cuentan con policías en sus salidas”
A propósito de estos puntos calientes, Planells-Struse considera que la concentración de turistas en lugares concretos, como el West End o Cala Bou, genera la aparición de estas zonas especialmente conflictivas. “Esta aglomeración es positiva a priori, ya que la dispersión del delito es más costosa para la Administración. No obstante, se requiere de una presencia policial constante. En Eivissa, desgraciadamente, las grandes discotecas no cuentan con policías a la salida de las mismas”, ha añadido este experto en delincuencia, quien ha comparado el aforo de estos locales de ocio con el número de aficionados que se reúnen en un evento deportivo destacado.
“En los partidos del Barcelona, en el Camp Nou se aglutinan hasta 90.000 personas. Pero, los dispositivos policiales llegan a ser de hasta 1.000 agentes con una dedicación exclusiva al partido”, ha afirmado Planells-Struse, antes de cifrar el público asistente a algunas fiestas de las grandes discotecas en unas 9.000 personas, un número que justificaría la presencia de hasta 100 agentes en los accesos a estos locales si los servicios policiales en Eivissa durante el verano no estuviesen “desbordados”.
Nuevas formas de financiación de los Cuerpos de Seguridad y los servicios sanitarios
El problema del alto índice de consumo y tráfico de drogas en Eivissa es otro de los ingredientes que se suman al cóctel del índice de delincuencia de la isla. “Si el acceso a las substancias es fácil y la probabilidad de que te cojan es muy baja, los turistas son más propensos a consumir, y este tipo de turismo muchas veces tiene un coste en términos de delincuencia (peleas, uso de recursos policiales…) y sanidad, entre otros”, ha apuntado Planells-Struse.
Ante la difícil papeleta a la que se enfrenta el mercado turístico ibicenco para dejar de ser un reclamo en cuanto al consumo de drogas, el experto ha indicado que “hay que pensar en nuevas formas de financiar estos servicios públicos y hacer pagar a aquellos que incrementan la probabilidad de que la gente actúe de manera costosa consumiedo droga”. Para Planells-Struse “no puede ser que los beneficios siempre sean privados y los costes públicos”, por eso propondría un cambio en el modelo de financiación de los Cuerpos de Seguridad y servicios sanitarios que dejara de gravar al ciudadano por el sobrecoste que este tipo de actividades tiene durante los meses de temporada alta.