Si tuviera que calificar el año 2024, diría que ha sido un año de grandes impactos, ya que hemos sido testigos de una serie de acontecimientos,-algunos inesperados-, que han dejado una huella significativa en nuestra sociedad.
Uno de los más notables ha sido el enorme incremento en la llegada de pateras a nuestras costas, con un aumento que fácilmente podría cifrarse en un 200%. Esta situación, que afecta especialmente a la isla de Formentera, ha dejado al descubierto la escasez de recursos para hacer frente a este desafío en constante crecimiento.
Otro tema que ha cobrado gran relevancia durante el 2024, -aunque hace ya algunos años que viene gestándose-, es el de los asentamientos “informales” (me resisto a llamarles ilegales). Este fenómeno está estrechamente ligado a la escasez y elevados precios de la vivienda, así como al aumento del coste de la vida. En las Islas Pitiusas, si bien hay oportunidades laborales, la falta de vivienda accesible ha provocado la aparición y expansión de estos asentamientos, generando una preocupación generalizada, también en la clase política. El Govern Balear ha tomado medidas legislativas para abordar este problema y el Consell d’Eivissa también está actuando en consecuencia, si bien se reconoce que la solución será un proceso complejo y largo. Por nuestra parte, ante el desalojo del asentamiento de Can Rova y sin más financiación que la habitual en Cáritas del “Dios proveerá”, procedimos a abrir las puertas del “Centre d’Acollida Natzaret” para alojar, al menos, a las personas más vulnerables. Puertas que continuaremos teniendo abiertas mientras podamos; y si no podemos, también.
Por último, el suceso que sin duda ha dejado una profunda huella en este año y que probablemente será recordado como «el año de la Dana«, es la catástrofe natural que ha conmovido a toda la nación. Las impactantes imágenes y consecuencias de este desastre han despertado la solidaridad de un gran número de personas, especialmente de la juventud, cuyo despliegue de esfuerzo y generosidad nos llena de orgullo y esperanza. La respuesta humanitaria ha sido abrumadora, aunque también ha tenido como consecuencia una bajada de las donaciones con destino a las necesidades locales, baja que aceptamos de buen grado y comprendemos que está más que justificada.
Creo sinceramente que nos tendremos que ir preparando para afrontar fenómenos de este tipo con mayor frecuencia.
Desde el primer momento, Cáritas Valencia se ha implicado activamente en la ayuda y asistencia a los afectados por esta tragedia. A pesar de las limitaciones y desafíos, tanto la organización diocesana como las parroquiales permanecen incansables en su labor de apoyo y acompañamiento a los afectados, mientras sea necesario y, aun así, continuarán estando ahí porque en definitiva forman parte inseparable de la comunidad. Una vez más, Cáritas ha dado muestras de cercanía, compromiso, fiabilidad y eficacia.
Estos gravísimos problemas, que al menos en vivienda e inmigración no son en absoluto coyunturales, no afectan solo a inmigrantes y personas sin techo, cambios sociales de esta envergadura afectan a toda la sociedad y, como sociedad, tendremos que reaccionar. Es imperativo que llevemos a cabo una profunda reflexión sobre la escala de prioridades y consideremos redirigir recursos hacia donde más se necesitan. Solo así podremos construir un futuro más justo y solidario.
Juan Torres Marí.
Director de Cáritas Diocesana de Ibiza y Formentera
Coincidesc plenament en l’anàlisi sobre els reptes més immediats. Càritas hi està fent una feina digna de tota la consideració del món… i que duri.
Tenint en compte que l’humanisme cristià consitueix un dels pilars de la construcció d’Europa, seria molt interessant que algun dia pogués tenir, entre nosaltres, algun tipus de traducció política. Sembla com si ara mateix tothom estigués més pendent de les modes que no dels fonaments.
Endavant amb la vostra feina!
Endavant i força