ESTÁN LOCOS ESTOS GABACHOS
@L.F./ Esta es una de esas semanas en las que parecen sobrar las presentaciones porque ¿quién no ha leído u ojeado un cómic, o tal vez visto alguna de sus películas tanto de imagen real como animada, o incluso jugado a algún videojuego con los personajes de hoy como protagonistas? Resulta impensable que alguien no haya tenido contacto nunca, aunque sea de refilón, con la creación más importante jamás parida por la historieta francesa, que se dice pronto, ya que estamos ante una de las potencias mundiales del medio tanto por la calidad de sus producciones, la cantidad de ejemplares publicados, y por la variedad de temáticas y formatos que abarcan un público de amplio espectro, entendido y sin complejos, que no tiene ningún reparo en acumular sus tebeos junto la literatura más convencional en las estanterías de sus bibliotecas.
Las historias de Astérix el Galo firmadas por el prematuramente desaparecido René Goscinny (Francia, 1926-1977) y dibujadas por Albert Uderzo (Francia, 1927) aparecieron por primera vez en la legendaria revista Pilote en octubre de 1959. Posteriormente llegarían los consabidos álbumes recopilatorios conocidos por todos que han sido traducidos a 107 idiomas incluyendo la infame versión en castellano y también la catalana, más nefasta aun si cabe, contabilizando a día de hoy un total de 1.460 ediciones (!!!) en los países donde se ha publicado. Su repercusión es tal que en 1965, pocos años después de su debut, Francia bautizó su primer satélite en orbita con el nombre de Astérix…ahí es ná.
La clave del éxito de esta extraña pareja de hecho formada por el protagonista y Obélix, el orondo repartidor de menhires, es bien simple. Además de incluir toda suerte de mamporros e inesperados gags visuales muy llamativos para los lectores más jóvenes, y referencias históricas, bromas recurrentes, juegos de palabras y cameos de personajes de actualidad para deleite de los mayores, Goscinny fundamenta sus chascarrillos en la exageración de las conductas más estereotipadas de los países y regiones francesas donde transcurre la acción. Así de sencillo y así de difícil. Por poner solo unos ejemplos, las referencias a la horrenda comida británica aparecen por doquier; Hispania es destino de vacaciones baratas con toros y flamenco por estandarte, y en Grecia, país al que se desplazan nuestros héroes acompañados por vez primera del clan entero, las familias son enormes y todos sus habitantes son primos.
Si a todos los estereotipos habidos y por haber que tanto nos gustan (a excepción de los propios, claro está) le añadimos además el dinámico dibujo de Uderzo, quien plasma a la perfección y con la velocidad adecuada los descacharrantes diálogos de Goscinny provocando la sorprendida carcajada de una viñeta a otra, tenemos ante nosotros la formula segura del éxito: parodia tópica + dinamismo visual = millones de álbumes vendidos en todo el mundo.
Astérix y los Juegos Olímpicos es el duodécimo volumen de la saga, y a diferencia de historietas anteriores en las que solo viajaban los dos protagonistas acompañados del schnauzer miniatura Ideafix, esta vez el poblado al completo, excepto las mujeres, se dirige a Atenas para animar a la inevitable pareja escogida por el clan para participar en las Olimpiadas bajo estandarte romano. Evidentemente, el plan no es otro que atiborrar a Astérix de poción mágica para que gane todas las pruebas a las que se presenta, y lo mismo para Obélix, aunque este no necesita de poción, ya que como todos sabemos se cayó de pequeño en la marmita, lo que le proporciona su consabida fuerza sobrehumana de modo permanente. Pero cual será su sorpresa al descubrir que el reglamento les impide competir bajo los efectos de ningún tipo de, er…digamos que suplemento especial para la mejora del rendimiento (la analogía con la actualidad es visionaria y premeditada), por lo que el druida Panorámix y el astuto Astérix deberán ingeniar un plan de acción que desbarate la evidente superioridad y mejor preparación física de griegos y romanos.
Evitaré desvelar el final de la trama por si algún despistao todavía no se lo sabe, pero ya os aviso de que si intentáis hacer trampa y ver la película sin leer el libro para pasar el examen del comentario de texto vais listos, porque la adaptación cinematográfica basada? en la historieta homónima no se le parece ni en el blanco de los ojos. Asterix en los Juegos Olímpicos es una producción franco-italo-germano-española estrenada en 2008 con actores patrios como Santiago Segura, Mónica Cruz o Elsa Pataky, y que contó también entre su reparto a nombres tan ilustres como Michael Schumacher, Zinedine Zidane o el actor ruso Gerard Depardieu en el papel de Obélix para el que parece haber nacido.
Personalmente, soy de la opinión que Uderzo no debería haber asumido en solitario la responsabilidad de continuar la saga tras el repentino fallecimiento de Goscinny en 1977, ya que si bien su calidad artística es innegable, sus guiones no han estado nunca a la altura, ni de cerca, a los del escritor que les diera voz. La novedosa propuesta de octubre de este mismo año, Astérix y los pictos, con textos de Jean Yves-Ferry y Didier Conrad a los lápices tampoco me convence. Servidor se queda con los primeros 24 álbumes de la saga, que se dice pronto, co-producidos a la limón por sus creadores originales; aquellos en los que se me hacía (y aun hoy todavía) la boca agua cada vez que veía esos esplendorosos banquetes donde los jabalíes asados circulaban por doquier, y en los que me descoyuntaba (y aun hoy todavía) cada vez que los protagonistas tenían ocasión de colar la consabida muletilla: están locos estos romanos….cuanta razón tenían.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa de Radio Èxit, SFC (Supercultura Freak Chow, 2013) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.
…”para participar en las Olimpiadas” no, hombre, en los Juegos Olímpicos, que no es lo mismo.
¿Astérix y los pictos ya está disponible? Voy a comprarlo ¡ya mismo! Ya te he comentado en otras ocasiones, que Astérix es mi comic favorito. Tienes razón en que con la muerte de Goscinny, los personajes pierden mucho. Se trivializan y se infantilizan. Astérix con Goscinny, era algo más que lo que tú opinas, por lo menos así lo veo yo. Uno puede reconocer además de lo que dices, a los vecinos, con sus vicios, sus anhelos etc. Es por tanto una crítica de la sociedad actual. Y no olvidemos a los romanos. ¿A quién representan? Cuando nacieron los personajes, en medio de la guerra fría, se decía que representaban a los soviéticos. Claro que lo mismo se podría decir de los americanos. Pero en realidad para mí, representan el orden establecido. Aquel contra quien nadie se rebela, porque dan por hecho que así tienen que ser las cosas. Sin embargo el poblado de irreductibles galos, se resiste a integrarse en ese modelo social monocorde y todopoderoso. Como su nombre indica, el protagonista es el asterisco, ese golpe de atención que nos sugiere que otra sociedad, otro modelo basado en la amistad, la solidaridad, el disfrute de las cosas sencillas, pegados a la tierra, es mejor que la vida de las grandes urbes, con sus prisas y sus sinrazones. Una sociedad donde todo el mundo hace lo que se le manda, sin cuestionarse la autoridad, y que por tanto cae en el autoritarismo y promueve lo monocorde. Astérix para mí, también representa eso, es lo que creo que intentaba reflejar Goscinny, y que Uderzo no entiende. Termina convirtiendo a los personajes en caricaturas de lo que son. Con él los personajes, cambian hasta el punto de convertir al protagonista en un ser celoso de las mujeres que se interesan por Obélix y que llega incluso a la misoginia más brutal, golpeando despiadadamente a una mujer. No, Uderzo nunca entendió a Astérix. Tienes razón en que los personajes debieron terminar con la desaparición de Goscinny. Solo redime a Uderzo, el hecho de que tantísima gente le pidiera que continuase, pues como él siempre cuenta, los personajes de Astérix, ya no eran de su propiedad, sino de todos los que los querían. El hombre hizo lo que pudo…Y también mucho dinero, dicho sea de paso.