“El mundo necesita empatía”. Esa fue la carta que escogí del oráculo de mi amiga Mawi el día de inauguración de su tienda de sombreros. “Tú eres el proyecto de tu vida”, reza más abajo, mantra de la misma baraja. Verdaderas, coherentes, contrapuestas, símiles; ambas certezas me vigilan desde lo alto de mi escritorio cada vez que me dispongo a trabajar. Y las veo, las miro, las siento. Analizo su significado y lo hago mío, creyéndome poseedora de una sabiduría ancestral que, por clara y simple, parecemos no prestar atención.
Algunos días, ciertos comportamientos y situaciones me hacen apreciar la realidad de estas palabras en mi entorno cotidiano. Otros, no. Este miércoles, por ejemplo, tras mi paso por la proyección de cortometrajes del Festival de Cine de Ibiza, una sensación de calidez me acompañó durante todo el trayecto de vuelta a casa.
Recreaba las imágenes y escuchaba nuevamente los guiones en mi cabeza. Al llegar a casa, la emoción seguía conmigo y repasé junto a mi pareja cada uno de los cortos que acababa de ver. Unos tristes, otros más animados: sutiles, dramáticos, conscientes. Todos empáticos, humanos, honestos.
El egoísmo inmaduro de un joven ensimismado, adicto a los videojuegos y enfermo. La resignación de una madre-esclava que se sabe impotente. El viaje mágico de una niña a través de los recuerdos de su abuela. El desconcierto de un adulto ante lo desconocido. La confusión de una niña que juega a ser mayor sin carné. Un viaje infinito entre elefantes resignados. Dos hermanas distantes, unidas por un secreto. La ferocidad de una enfermedad que te ataca en la vejez.
Las croquetas, el sarcasmo, la dulzura y la crudeza se entremezclaban sinuosas en cada una de estas historias, mostrándonos la vida a través de fotogramas y recorriendo como un rayo cada poro de la piel.
Gracias a los miembros de los equipos que dan vida a estas historias breves: por emocionarnos, por hacernos volar más allá de las butacas, por abrirnos los ojos —a veces— y por dejarnos partir después repletos de nuevas preguntas.
Gracias al cine por mostrarnos quiénes somos.
Gracias, Ibicine, por proponernos el viaje.
@carmela_pi – enparalelo