La Procesión del Viernes Santo de Ibiza ha congregado a miles de personas en las estrechas y empinadas calles de Dalt Vila y del barrio de La Marina, en el casco antiguo de la ciudad. La marcha ha empezado en la plaza de la Catedral poco después de las ocho de la tarde, que estaba abarrotada.
Las cofradías de la ciudad han marchado con paso firme y acompasado con las imágenes a hombros y su habilidad para sortear los pasos más estrechos y los tendidos eléctricos volados han arrancado los aplausos de muchos de los asistentes, principalmente gente de la isla, pero también turistas que han aprovechado las vacaciones para visitar la isla y conocer sus costumbres.
El repicar de los tambores y las afinadas cornetas han acompañado a los cofrades y devotos a lo largo del itinerario. El Santo Entierro ha concluido en Vara de Rey, desde donde cada cofradía ha emprendido el camino hacia su iglesia tras una larga comitiva que ha cerrado el obispo de Ibiza, Vicent Ribas.
Una a una, hasta casi las doce de la noche, las hermandades de la ciudad han desfilado con sus correspondientes imágenes y enseñas y su pequeña legión de files. Algunas portaban a sus bebés en brazos o en cochecito. Algunos iban descalzos y varias mujeres, con el traje propio de quien ha hecho una promesa.









