Por Soldat: Ya ha pasado el día de los inocentes, lo sé, y esto no es El Mundo Today, pero la epopeya del escandinavo Roger Tullgren no es ninguna broma. Este cuarentañero sueco afirmaba padecer numerosos problemas por su adicción al heavy metal, que le fue inculcada por su hermano mayor al iniciarle en la música de Black Sabbath de bien jovencito.
La obsesión crónica de Tullgren por el metal, certificada por tres psicólogos, es de tal magnitud que asistía a trescientos conciertos al año, de manera que no podía mantener una vida laboral y social normal. Finalmente, la Seguridad Social sueca ha concedido una pensión por discapacidad al metalero y le ha conseguido un trabajo acorde con su modus vivendi: lavaplatos en un restaurante donde el propietario le deja ajustar sus horarios en función de los conciertos, además de escuchar heavy metal a todo volumen mientras practica el headbanging. Para que digan que el estado del bienestar está en crisis.
La SS no deuria de tractar de curar a aquesta persona, en comptes de favoreixer s’adicció? Li donen ses claus des vestuari del C.F. Portmany a ses ninfómanes i regalen entrades a s’Ushuaia an es cocaïnomans?