@V. R. / La Liga balear de Tecera División ha llegado a su ecuador con dos equipos pitiusos, Peña y Formentera, instalados en la segunda y tercera posición de la tabla y perfectamente posicionados, por tanto, para atacar el objetivo de clasificarse en el play-off de ascenso a Segunda B, al que van los cuatro primeros. El otro representante de esta tierra, el San Rafael, es la mácula. El desnortado conjunto de sa Creu sigue, medio campeonato después, perdido en las catacumbas del torneo y abonado al riesgo que conlleva deambular por el filo de la navaja, en el linde del descenso, donde se encuentra atenazado por la presión y muy lejos de su mejor versión.
No dista mucho este torneo del vivido el curso pasado, al menos en la parte alta y sobre todo si borramos del mapa al Mallorca B, que se sale de la tabla por la parte de arriba. Tiene el cuadro mallorquinista una plantilla más propia de Segunda B que de Tercera, categoría que le queda pequeña. Por lo demás, los protagonistas de la pelea por la promoción de ascenso son prácticamente los mismos del año pasado, a excepción del Binissalem, que vuelve a la carga.
La emoción de ahora al final del torneo radica en saber si los tres equipos que acompañan al Mallorca B en la selecta zona de play-off serán capaces de mantener el ritmo en la segunda vuelta, donde está todo por decidir salvo la primera plaza, puesto que nadie parece en condición de plantar cara al líder. La Peña es hasta la fecha el más sólido de los tres y el hecho de contar con un delantero, Salinas, en estado de gracia le otorga muchas papeletas para resistir y hacer play-off por segundo ejercicio consecutivo.
Prestigio
El club de la Villa del Río parece haber recobrado, de la mano de Ormaechea, el prestigio que había perdido dos temporadas atrás. El bloque funciona como un reloj suizo y ni las bajas, su talón de Aquiles, ni otros contratiempos que han ido surgiendo, como la marcha de jugadores por motivos personales, han hecho mella en un grupo sólido y altamente competitivo. No da la impresiónde que vaya a deshincharse en la segunda parte del campeonato, aunque cosas más raras se han visto en este deporte.
El Formentera es tercero y tiene plantilla para estar arriba, como su vecino de Santa Eulària. Sin embargo, como le sucedió el año pasado, parece que se le atragantan los turrones en su regreso a la competición tras el periodo vacacional de Navidad. Antes del parón liguero, el conjunto formenterense perdía por lesión a uno de los jugadores más en forma de todo plantel, José Carlos Moreno, y desde entonces da la impresión de que le cuesta sacar los partidos adelante. Ha caído derrotado en los dos últimos ante rivales directos, Poblense y Alcúdia, y la jornada que viene tiene una cita crucial ante el Binissalem, partido que puede servir para tomar la temperatura de sus opciones. Guíado con acierto desde el banquillo por Luis Elcacho, el conjunto ha estado en la zona alta desde el minuto cero.
En la cuarta plaza se encuentra un Alcúdia muy bien diseñado. Con una mezcla de juventud y experiencia, el equipo de Pep Barceló repite entre los de arriba por segundo año consecutivo, aunque tiene menos recursos en su plantilla de los que tienen los conjuntos que le preceden en la tabla y muy posiblemente también de los que le persiguen de forma inmediata: Binissalem y Poblense, cuyas plantilla se han elaborado con el firme propósito de disputar el play-off. De entre estos aspirantes y sin que por ello haya que descartar alguna posible sorpresa, como la que podría dar el Playas de Calviá, saldrán a buen seguro los representantes de Balears en la próxima fase de ascenso a Segunda B.
Papel secundario
Peor lo tiene el otro exponente pitiuso en este campeonato, el San Rafael, que sorprendentemente se encuentra en la parte de abajo de la clasificación, donde, por el contrario, sí se aprecian notables diferencias con respecto a la Liga del año pasado. Santanyí y Montuïri parecen desahuciados aun quedando muchas jornadas por delante, 19 en total. El conjunto rafaler no acaba de arrancar, aunque la campaña anterior ya dejó entrever que usa un motor diésel y que necesita kilómetros para empezar a carburar. A eso se agarran el club, la plantilla y el cuerpo técnico para no llegar a las últimas jornadas con el agua al cuello, debatiéndose entre la vida y el descenso con equipos recién ascendidos como el Rotlet Molinar o el Atlètic Rafal, entre otros que también podrían quedar relegados a un papel secundario y nada agradable.
Los campeonatos se deciden en la segunda vuelta y más concretamente en las diez últimas jornadas. Por norma general, el que en la recta final no falla y está bien situado en función de su meta es quien suele alcanzar sus objetivos. Y el de los clubes pitiusos pasa, por segunda temporada seguida, porque dos, Peña y Formentera, terminen entre los cuatro primeros y el tercero, el San Rafael, salve la categoría sin agonías. Ha llegado la hora de la verdad. Lo que ocurra de ahora en adelante no tiene marcha atrás ni una segunda oportunidad.