@Noudiari / Los caminos del fútbol son inescrutables. No hay lógica que valga. Y en ello radica su éxito. Esta jornada se ha vivido una de esas atípicas situaciones que cada cierto tiempo se repiten en esta especialidad. La sorpresa ha saltado en la Liga balear de Tercera, donde el San Rafael, un equipo hundido en la tabla y herido en la moral, ha derrotado al líder del torneo, el Mallorca B (1-2), el conjunto con mejor expediente de todos los que compiten en categoría nacional de este país. Esta es una de esas pequeñas cosas que hacen grande este deporte, que le dan un chut a la estadística y le marcan un gol a la quiniela.
El San Rafael se las ingenió para desterrar de cabeza las dudas que sobrevuelan sobre su futuro, que se aclara como sucede después de una tormenta. Con esta victoria, el cuadro que entrena Vicente Román abre una ventana a la esperanza y cierra la boca de la crítica. Lo más importante, no obstante, es que desde ahora ya no tiene por qué sentirse inferior a nadie y como mínimo igual que el que más. Necesitaba el club rafaler un triunfo revitalizante como este, que se hablara bien de él y que por una vez su nombre no apareciera en los medios asociado al fracaso.
Los tres puntos logrados en Son Bibiloni son un acicate que le debe permitir despegar de las trincheras para encontrar acomodo en el refugio de mitad de tabla, donde las malas palabras, las balas y los cañonazos pasan cerca pero no hieren. Tiene el San Rafael plantilla para otros menesteres y lo ha descubierto en el escenario más hostil en el que podía hacerlo, donde nadie ha sacado mayor botín que él. No ha dado más que un primer paso en el largo camino que le espera, pero ha sido de gigante y puede marcar un punto de inflexión en su lucha por la permanencia.
La Peña, la gran beneficiada
De esta rara jornada ha salido la Peña como la gran beneficiada, puesto que gracias a la machada del San Rafael y su triunfo ante el Santanyí le ha recortado tres puntos al Mallorca B, que está nueve por delante, y ha aumentado, además, la renta de la que disponía con el tercer y el cuarto clasificado, Formentera y Alcúdia, que no pasaron del empate.
El conjunto de Mario Ormaechea está empezando a mostrar los galones de vigente campeón del torneo. Se ha posicionado en un lugar idóneo desde donde poder ejercer presión sobre el líder sin necesidad de arriesgar más que lo justo y en el que si le acompaña la paciencia y la regularidad puede dar un zarpazo al que todos apuntan como el futuro campeón.
El Formentera, por su parte, va volviendo a recuperar poco a poco el pulso de la competición tras la digestión de los turrones. Empatar en casa de un rival directo, aunque sea en un partido sin brillo, representa un gran logro después de tropezar ante dos adversarios directos, Poblense y Alcúdia. A pesar de que fallan los de arriba de tanto en tanto, ninguno de los que acechan las plazas de play-off han llegado a un punto de regularidad que pueda hacer pensar en que van a desbancar de la zona de privilegio a los que la ocupan en la actualidad.
No obstante, y por lo que históricamente ha venido sucediendo en esta categoría, es en los diez últimos partidos en los que se vende el pescado y el momento de la temporada en el que se debe llegar más lleno de fuerzas para alcanzar los objetivos marcados al principio. Esta Liga se ha puesto muy interesante.