ASOMBROSOS (Y REALISTAS) MUTANTES
@L.F./ Han tenido que pasar varias décadas y miles de tebeos por mis manos para darme cuenta en primera persona de algo que mis compinches y algún que otro avispado lector de esta sección ya aventuraba con cierto criterio. En lo referente a los cómics soy un tipo de lo más conservador y arraigado a los cánones clásicos del arte secuencial que uno pueda echarse en cara; siempre partidario de que el Bien, representado por héroes luminosos claramente diferenciables a sus oponentes, prevalezca sobre el Mal representado por villanos de la peor calaña posible. Digamos que en líneas generales y salvo muy honrosas excepciones (véase Watchmen o Sin City) soy poco dado a experimentos raros en los que cuesta distinguir a unos de otros, con personajes pretendida y pretenciosamente ambiguos que en manos de escritores mediocres resultan planos y anodinos. En los infames 90 hubo mucho de eso, pero afortunadamente las editoriales cayeron en cuenta de su error y en la década siguiente dieron un acertado golpe de timón que devolvió a los superhéroes al panteón del que tal vez jamás debieron apearse.
La recuperación de la nueva/vieja concepción de hacer tebeos se avalaría además con un inexplorado recurso hasta la fecha: los fichajes superestrella para las principales franquicias de la empresa de escritores provenientes de otros campos como pudieran ser el cine, con Kevin Smith (Clerks, Mallrats) a la cabeza, o de la literatura de formato más convencional como Orson Scott Card (El juego de Ender) o el mismísimo Stephen King in person. La televisión también aportaría pesos pesados como J.M Straczynski (Babylon 5) y al purista entre puristas (uno de los míos, según parece) Joss Whedon (EE.UU, 1964) autor de la filigrana digna de mención de esta semana y creador para la pequeña pantalla de series de culto, pero también de notable éxito, como Baffy, la cazavampiros, Firefly o Angel. Su percepción clásica de los superhéroes le haría también digno merecedor del encargo por parte de Marvel Studios de asumir la dirección del taquillazo Los Vengadores, pero esa historia es para ser contada otro día.
Astonishing X-Men, clausurada recientemente tras diez años de publicación, fue el primer proyecto de Whedon para Marvel Comics. El autor aprovechó el título de dos breves series limitadas publicadas en los 90 que quedaron en mera anécdota para dar a luz junto al hiperrealista John Cassaday (EE.UU, 1971) a las primeras veinticuatro entregas de la serie divididas en cuatro arcos argumentales, siendo el primero de ellos, El Don, considerado como la mejor historia de los hombres X publicada en la pasada década, un hecho avalado por la concesión del premio Eisner a su categoría.
A pesar de su proverbial puritanismo, Whedon no rehuye de temas candentes y de máxima actualidad como el racismo, extrapolándolo en el cómic a la segregación de mutantes y a la búsqueda de una “cura” que los recupere de su “enfermedad”. Solo hay que ver como el colectivo gay también sufre de tanto en cuanto en sus propias carnes estúpidas aseveraciones de ese mismo tipo. El autor gestiona estos temas de forma realista y consecuente, creando una serie de connotaciones independientes que se aleja de la avalancha de crossovers y megaeventos periódicos publicados por la Marvel de la época mientras cede el protagonismo de la trama a personajes secundarios habitualmente infravalorados como La Bestia o Kitty Pryde, abundando así en su reconocida predilección por personajes femeninos potentes con personalidad propia que no se conforman con el rol de mujer florero que desafortunadamente también abunda en exceso en el mundillo de los cómics. La inusual alineación titular del equipo, sin Charles Xavier de por medio, es completada por Emma Frost, Cíclope y Lobezno, a quienes se unirán más tarde el pequeño dragón extraterrestre Lockheed, la debutante Armadura y el resucitado Coloso.
El detallado trabajo de Cassaday es de lo mejor que hemos visto en mucho tiempo. Su ritmo trepidante y de carácter cinematográfico es el complemento perfecto a la serie de un autor que imprime a sus historias un marcado carácter visual, dando como resultado global un trabajo lúcido y brillante en ambas vertientes, la literaria y la ilustrada. De lo mejorcito en superhéroes publicado en la pasada década. Imprescindible.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa televisivo/radiofónico de TEF y Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013-14) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.