@Noudiari/ Francisco Sirvent, sacerdote expulsado del Ejército en 1995 tras ser acusado de supuestas coacciones a varios soldados del cuartel de Sa Coma en Eivissa, ha sido condenado a tres años de cárcel por un delito de apropiación indebida. En concreto, el tribunal lo acusa de haber vendido un local de la fundación católica Lucània, transformarlo en una tienda de productos eróticos y embolsarse el dinero de la transacción.
Según ha informado la edición valenciana de El Mundo, este caso estalló en 2007, año en el que Sirvent era patrono-presidente de la Fundación Lucània, una institución que difundía la historia de los santos de la Comunidad Valenciana y que disponía de varios bienes inmuebles, como este local en el centro histórico de Valencia que fue donado por una constructora. El Mundo destaca que Sirvent vendió el bajo comercial por 100.000 euros, 130.000 euros según Levante, y no ingresó el dinero de la transacción en ninguna cuenta de la fundación, sino que se apropió del dinero “en su propio y particular beneficio”. El tribunal, además de la pena de prisión, ha inhabilitado a Sirvent de la gestión de cualquier tipo de organismo.
Descubierto por un soldado que intentó suicidarse
No obstante, esta no es el primer escándalo que protagoniza Sirvent, quien se presentó a sus feligreses en Alcoy como “monseñor Borja, que iba a ser el sucesor del papa”, según recogen los testimonios judiciales de los que se hace eco El Mundo. En 1995, el párroco fue expulsado del Ejército, donde ejercía como capellán castrense, por acosar sexualmente a soldados del acuartelamiento de Sa Coma. Un soldado intentó quitarse la vida ingiriendo sedantes tras ser víctima de los abusos del religioso durante cinco meses, unas coacciones que la víctima relató a sus mandos.
Al tener conocimiento de los hechos, los responsables militares de Sa Coma y la Comandancia Militar de Ibiza separaron de forma inmediata a Sirvent de su cargo y le abrieron un expediente disciplinario. Además, el arzobispado castrense, el organismo eclesiástico del que dependen los sacerdotes del Ejército, lo trasladadó fuera de la isla y fue expulsado del propio Ejército. Tras esto, Sirvent regresó a Puerto Rico, donde fue ordenado tras sus estudios, y allí ejerció como párroco de la iglesia de Sagrado Corazón de la diócesis de Ponce y profesor del departamento de Filosofía y Teología de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Además, Benedicto XVI le distinguió como prelado de honor por su trabajo en Argentina, donde se destacó como un experto en Derecho Canónico. Después de su periplo por Latinoamérica, regresó a Valencia, donde se convirtió en párroco de Alcoy y presidió la Fundación Lucània.