@Miguel Vidal / Los apaños han dado muchas vueltas en el fútbol español. Cuando el lío de los oriundos Echecopar, campeón Intercontinental con el Estudiantes de la Plata, llegó al Granada con un pasaporte que decía que era mecánico en Asunción (Paraguay) cuando todo el mundo sabía que era argentino. Y otro, nada más poner el pie en Barajas, dijo que su abuelo había nacido en Celta, no en Vigo.
Con los extranjeros que han militado en la selección española pasa lo mismo. Manga ancha cuando interesa un jugador. Ahora se hace vía nacionalización y antes por vía de parentesco. Un caso sangrante es el de José Eulogio Gárate, que pudo jugar con la selección y no con el Athletic Club de Bilbao, mucho más restrictivo en la interpretación de la norma. Resulta que Gárate nació en Sarandi, provincia de Buenos Aires (Argentina), donde se había exiliado su abuelo, teniente de alcalde republicano en Eibar, porque su madre, de visita allí, adelantó el parto. A los pocos meses regresaron a Eibar, pero para el Athletic el jugador no había nacido en el País Vasco y por lo tanto era “extranjero”. Por eso toda su carrera la hizo en el Atlético de Madrid y fue dieciocho veces internacional.
La irrupción en las candilejas de la selección española absoluta de Diego da Silva Costa, el ariete del Atlético de Madrid, ha vuelto a poner en escena el tema de los extranjeros, y salvo contadas excepciones goleadores siempre, en el primer equipo nacional. Vía nacionalización Diego Costa se ha convertido en el cuarto futbolista nacido en Brasil en defender los colores de España. Antes que él han vivido la experiencia Donato Gama da Silva “Donato”, Heraldo Becerra, nacido en Sao Paulo (Brasil) y fallecido en accidente de circulación a los 31 años en Buenos Aires (Argentina) y Henrique Guedes da Silva “Catanha”.
Diego Costa, como marca goles, ha tenido las puertas abiertas de par en par. Nada nuevo bajo el sol. Ya ocurrió en el pasado con Paulino Alcántara Riestra, el goleador histórico del FC Barcelona, 357 goles en 357 partidos disputados entre 1912 y 1927, quién aunque nacido en Ili-Ilo (Filipinas) y haber jugado con la selección filipina, el 7 de octubre de 1921, el día de su 25 cumpleaños, circunstancia por la que sus compañeros le eligieron capitán, debutó en San Mamés (Bilbao) con España. Y están los casos de Eulogio Martínez, el paraguayo autor del primer gol en la historia del Camp Nou, de Di Stéfano, de Kubala, de Puskas, de Rubén Cano…
Pero ninguno como el caso de Thomas Christiansen, nacido en Copenhague (Dinamarca), con el que Javier Clemente sorprendería a propios y extraños al convocarle para la selección absoluta ¡española! siendo en aquél momento Christiansen un jugador de 19 años que militaba en Segunda División con el Barça “B” y al que hizo jugar el 27 de enero de 1993 en Las Palmas de Gran Canaria frente a México (1-1) y le volvería a llamar para jugar en Sevilla contra Lituania: 5-0, uno de estos goles obra del propio jugador del filial azulgrana, que no volvería a ser convocado para ningún otro partido con la selección. El objetivo se había cubierto: impedir que en el futuro pudiera ser llamado por Dinamarca.
Pero Christiansen, sin comerlo ni beberlo, ha hecho historia en el fútbol español ya que es de los pocos futbolistas que ha debutado en la selección absoluta siendo jugador de Segunda División. Que yo recuerde sólo existe otro caso en las últimas décadas, el de Salva Ballesta, jugador de un Atlético de Madrid que aquella temporada 2000-2001 penaba en la categoría de plata, pero que en la temporada anterior se había convertido en “Pichichi” de la Primera División (27 goles) con el Racing de Santander.
En resumen, es la constante búsqueda del gol, aunque para ello se tenga que utilizar algún subterfugio. Nada que llame la atención en el fútbol súper profesionalizado de hoy. Diego Costa debutó con la selección, su debut fue de lo más discreto, pero enseguida salió Del Bosque al quite. “Tiene que acostumbrarse a la dinámica del equipo”. Pues eso, que se acostumbre rápido que el Mundial se juega en su país de origen a la vuelta de la esquina.
Ni siquiera con Di Stefano y Kubala pudo España clasificarse para el Mundial de Suiza 1954.
Ni siquiera con Di Stefano y Kubala pudo España clasificarse para el Mundial de Suiza 1954.