@Noudiari / El San Rafael ve las cosas de otra manera después de haber sumado cuatro puntos en los dos últimos encuentros, en los que, además, ha dejado la portería a cero. Ganar e ir añadiendo masa al casillero que a final de curso te coloca en el puesto que mereces en la tabla es por sí mismo un bálsamo para cualquiera, pero de un sabor especial para los más necesitados.
El emergente San Rafael de Vicente Román viaja esta jornada al campo de uno de esos adversarios de raza, el Collerense, un grupo compacto y aguerrido que en su domicilio ha despachado a rivales de talla como el Mallorca B, algo que, sin duda, habla de lo que es capaz el conjunto del exfutbolista de la Peña Miguel Ángel Espadas, quien ahora sufre el fútbol desde la barrera, en el banquillo.
La victoria ante el Llosetense y el empate frente al Alcúdia, unido a la paz institucional a la que ha vuelto el club, confiere un nuevo aspecto al San Rafael. No obstante, la imagen por sí sola no proyecta resultados y al bloque rafaler le queda un duro camino por delante no exento de obstáculos. Las dimensiones del terreno de juego del campo del Coll d’en Rebassa son uno de ellos. El rectángulo es pequeño, el piso duro como el asfalto y el titular del mismo se refugia en el como en un búnker donde el juego directo y las acciones a balón parado adquieren una enorme dimensión en el partido.
«Ante este rival y en su campo debemos extremar las precauciones atrás porque incluso un despeje puede convertirse en una jugada de gol», advierte el técnico del San Rafael, Vicente Román, que asegura que una victoria o el simple hecho de sumar por tercera jornada consecutiva «supondría un paso importantísimo» en la pelea por eludir el descenso. Sobre el estado de la plantilla, el preparador blue afirma que el grupo está «cogiendo confianza» y espera poder «mantener la línea de los últimos encuentros». Guti, por sanción, no viaja con el expedición y Adrián Ramos, con un golpe en el tobillo, es duda.