@M. Vidal / Han pasado ya dieciocho años desde que el Atlético de Madrid ganara su último título de Liga de Primera División, noveno en el global de sus setenta y seis temporadas en la élite, lo que le convierte detrás de Real Madrid y Barcelona en el tercer grande del fútbol español. No es nada extraño por lo tanto que en los tiempos que corren meta la cabeza en la lucha por el título. Cómo decía el desaparecido Luís Aragonés, su goleador histórico, la Liga se gana o se pierde en las diez últimas jornadas. Y en esta tesitura se encuentra, luchando a día de hoy un campeonato que en los últimos años siempre ha sido cosa de dos.
El Atlético de Madrid es el gran animador de ésta Liga, y eso es de agradecer. ¿Podrá ser campeón?. Con la de anoche en San Mamés quedan siete jornadas de infarto, con salidas complicadas y en especial la última, que según vayan las cosas puede ser determinante: la visita al Camp Nou para enfrentarse al Barcelona en la última jornada de éste campeonato nacional de Liga 2013-2014.
En realidad el Atlético siempre ha sido un equipo animoso, especial y con una numerosa masa social detrás que nunca le deja desfallecer. Ya desde el principio de los tiempos, cuando en 1903 un grupo de entusiastas estudiantes vascos de la Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid lo fundaron como un clon del Athletic Club de Bilbao. Por eso le pusieron Athletic Club Sucursal de Madrid, hasta que en 1911 ya pasó a llamarse Athletic Club de Madrid y después de la guerra civil Athletic Aviación. No sería hasta enero de 1947 que adquirió el nombre actual de Club Atlético de Madrid, con el que ha alcanzado la gloria y el privilegio de ser, junto con los inevitables Real Madrid y Barcelona, el único equipo español que ha ganado una Copa Intercontinental. Lo que hoy se llama Copa del Mundo de clubes.
Es una incógnita si el Atlético aguantará o no el tipo hasta el final. Hay que decir que por el momento lo hace contra viento y marea, sostenido por un entrenador que ya sabe lo que es ser campeón de Liga con el Atlético de Madrid, puesto que Diego Pablo Simeone González era titular en aquél once que en la temporada 1995-96 conquistó Liga y Copa y en el que también destacaban Caminero, Vizcaíno, Penev y Kiko Narváez entre otros. Simeone aquella temporada jugó treinta y siete partidos de Liga, le mostraron dieciocho tarjetas amarillas y marcó doce goles, cuatro menos que el que sería máximo goleador del equipo, el ariete búlgaro Luboslav Penev.
Simeone, racial como cuando jugaba, ha sabido galvanizar una afición y a un equipo que hace de la lucha, el sacrificio y la entrega las armas que a lo largo de su historia mejores resultados le han dado. La imagen de este renovado Atlético es el brasileño nacionalizado español Diego Costa, que es en el terreno de juego la continuación del carácter enérgico, voluntarioso y eficaz que han demostrado a lo largo del tiempo los que han defendido los colores rojiblancos. Como decía hace poco el hombre que más veces ha vestido ésta camiseta, Adelardo, “el Atlético en lugar de lógica tiene corazón”.
Pues eso, a ver qué pasa.
Hola Miguel, me encantan tus columnas. ¿En ese equipo campeón de Liga jugaba también Pantic?, es que no recuerdo si estaba o no ese año… creo, no se si estarás de acurdo, que es uno de los mejores futbolistas que han jugado en el Atleti.
Hola Miguel, me encantan tus columnas. ¿En ese equipo campeón de Liga jugaba también Pantic?, es que no recuerdo si estaba o no ese año… creo, no se si estarás de acurdo, que es uno de los mejores futbolistas que han jugado en el Atleti.